Por Maxi Salgado - editor de Más Deportes msalgado@losandes.com.ar
Cuando se habla más de lo externo y no de la profundidad, cuando todo hace que se ensucie el verdadero juego, como ocurre con el fútbol (y sus dudas) en cada una de las definiciones y como está ocurriendo en estos momentos con el Federal A, uno siente que todo está perdido.
Entiende entonces a Botella, DT de Gimnasia y Tiro de Salta que, tras la derrota de su equipo en Carlos Casares a mano de Agropecuario con un escandaloso arbitraje, aseguró que estaba pensando seriamente en dejar la actividad.
Cuando uno ve que los grandes medios le dan más importancia al poder económico del equipo de Chaucha Bianco que a todo lo que extrafutbolísticamente ha conseguido, se pregunta para qué sirve esa pasión que hace que los hinchas de Gimnasia, por ejemplo, dejaran trabajos y estudios -el lunes a la siesta- para ir a sufrir por su equipo.
“Me molesta que se hable de la soja como único mérito nuestro”, dice Gonzalo Urquijo, goleador del sojero. La verdad que sería bueno que así no fuera, pero Argentino Agropecuario de Carlos Casares tiene muchos antecedentes que no le juegan a favor.
En enero de 2015, por el Federal B, le cobraron un penal de último minuto para igualar una serie contra América de Pirán. El que marcó la falta fue el juez de línea que después salió en fotos bailando con los jugadores esa misma noche. Y, como si esto fuera poco, se supo que dicho asistente no debía participar en el encuentro entre Agropecuario y Pirán, sino que era Jorge Eduardo Rivas el designado para el partido por los cuartos de final.
En diciembre de 2016, ya por este Federal A, otra vez un penal inexistente le dio la posibilidad de superar una instancia decisiva. Fue contra Rivadavia de Lincoln.
Fuegos y esperanzas
Lo ocurrido en la cancha de Gutiérrez, donde un hincha tiró una bomba de estruendo al lugar en que había jugadores de Defensores de Villa Ramallo, derivó en la suspensión del partido y la casi segura sanción contra el Celeste, renueva la decepción.
Más allá de si el jugador visitante exageró, como quiere probar la dirigencia gutierrina que deberá presentar su defensa mañana en el Consejo Federal, es hora de que nos convenzamos de que hay que erradicar a los inadaptados de las canchas. El Cele, sensación de la segunda parte del torneo, su cuerpo técnico y sus jugadores, no merecen un final así.
Esta semana visité el Club Juventud Mendocina, una humilde institución de la cuarta sección, allá cerca del límite con Las Heras y fue como un renacer.
Cuando todo parece que en el deporte es negocio, cuando sólo hablamos de los millones que se manejan en la televisación o los contratos del fútbol, ver decenas de niñas felices corriendo detrás de una pelota de básquet, a sus padres pintando los tableros de los aros para “reciclar” instalaciones que estaban abandonadas y a un grupo de mamás haciendo chocolatada y sopaipillas para que todas las niñas pudieran tener su merienda, son cosas que a uno le hacen volver a creer en que no todo está perdido.
En algún lugar, aunque parezca olvidado, el deporte le da vida al espíritu lúdico para el que fue creado. Lúdico dícese de lo perteneciente o relativo al juego. El juego es lúdico, pero no todo lo lúdico es juego. La lúdica se proyecta como una dimensión del desarrollo del ser humano y puede ser una de las herramientas para desarrollar el aprendizaje. La lúdica no es equivalente a aprendizaje experiencial; es una herramienta de esta extraordinaria metodología para el aprendizaje.
Lo pude observar también en el encuentro provincial de adultos mayores que se hizo en la Municipalidad de Las Heras, donde mil abuelos parecían niños jugando al "newcombe" (como el voley pero pudiendo agarrar o golpear la pelota). El deporte da las mismas posibilidades a quienes están en el amanecer y el ocaso de la vida.
Ver también que 200 chicos de los barrios del Oeste de la ciudad, donde los recursos económicos no sobran, pueden hacer deporte gracias a las becas que le da la Universidad Nacional de Cuyo, también nos trae aire fresco.
Mirar adelante
Por ahora, prefiero quedarme con esas postales. Que me tilden de romántico, no hay problema. Creo que deben movilizarnos estas situaciones y enojarnos las otras. Hay que cambiar como sociedad.
El éxito no debería ser lo más importante en el deporte, sino el deporte en sí. Cuando uno apoya la práctica deportiva, el desarrollo, el éxito viene solo y se tendrá un suelo firme para construir.
Mientras haya que viajar con un maletín a Buenos Aires para que los árbitros, por lo menos no te jueguen en contra, mientras todo lo relacionado a las definiciones esté vinculado a quien tiene la billetera más grande y se juegue así con el trabajo de los futbolistas y el sentimiento del hincha, propongo que nos dediquemos a jugar a la ruleta. Allí la fortuna será la gran responsable de nuestro futuro y no habrá que gastar tanto dinero.