La apertura del nuevo período de sesiones ordinarias de la Legislatura le dio un inevitable protagonismo al gobernador Cornejo en la semana. Sin embargo, más allá de sus anuncios en materia de vivienda, de su apuesta fuerte una vez más a la seguridad, incluyendo medidas judiciales que pongan en foco al delito, de su deseo de que todo lo que tenga que ver con la Justicia provincial muestre cambios y del reiterado deseo de que la reforma constitucional se ponga en marcha antes de que deje el poder, tanto él como el resto de los gobernadores tuvieron que estar inevitablemente atentos al agitado día a día que soportó el gobierno nacional por la suba del dólar y los vaivenes de una economía que pareciera querer complicarle su derrotero al gobierno macrista.
Cornejo es el presidente del principal aliado del Pro en Cambiemos y desde que está al frente del centenario partido no ha faltado oportunidad para que su protagonismo encontrara argumentos para marcar diferencias, aunque sin llegar a generar fisuras visibles en la estructura del oficialismo.
Es que a pesar de todas las dificultades que se presentaron en las últimas semanas, en el radicalismo están seguros de que “Macri va a lograr enderezar el barco” en medio de la tempestad generada. Por eso la firme decisión de los socios políticos del Pro en Cambiemos (UCR y Coalición Cívica) de seguir apoyando desde adentro, es decir, “remando” a la expectativa de lo que realice el “capitán”.
El convencimiento se transmite hacia las áreas de gobierno provinciales que tiene el radicalismo y es así como los funcionarios cornejistas expresan la misma expectativa sobre una mejora general de la economía y la confianza en la idoneidad política de quienes gobiernan la Nación.
Niegan rotundamente los principales socios del Pro que exista enojo o una molestia fuerte, como trascendió, con el gobernador mendocino por despertar la ira opositora con su planteo sobre el aumento tarifario de los servicios públicos. En plena efervescencia por los aumentos, en el oficialismo pensaban que era bueno que la reacción de radicales y “lilitos” se anticipara y se creara esa suerte de oposición interna en la coalición gobernante.
“Todo fue decidido en conjunto. Y en la Nación miran la gestión provincial de Cornejo como un ejemplo de responsabilidad en la función pública. Y estamos viendo que, de algún modo, la Nación comienza a aplicar algo de lo que el gobernador mendocino hizo en su provincia”, señaló un legislador nacional de la UCR, haciendo referencia a las nuevas medidas de ajuste recientes adoptadas en virtud de la escalada de la divisa estadounidense.
Lo que sí desorientó a muchos fue que después del planteo por las tarifas que fundamentalmente encabezó Cornejo surgiera la embestida encabezada en el Congreso por los opositores peronistas no kirchneristas, massistas incluidos, que comprometen a Macri a reiterar una y otra vez que vetará la ley para retrotraer tarifas de servicios que puede tener sanción en las dos Cámaras en las dos próximas semanas.
Observadores del tire y afloje que se produce entre diputados y senadores sostienen que nuevamente hay expectativa en el Gobierno por la influencia que puedan tener los gobernadores (todos, pero en especial la mayoría justicialista) para influir entre los legisladores de sus provincias en ponerle freno a la discusión actual de la ley tarifaria. Es que -argumentan en el radicalismo- si las tarifas vuelven a montos de 2017, habrá una doble caída en la recaudación y más perjuicio para las provincias, ya que a menores montos que se cobren a los usuarios será menor, a su vez, la retención porcentual del IVA, que se coparticipa con las provincias.
En cuanto a las expectativas que generaron los anuncios del ministro Dujovne del viernes, con aumento de las tasas al 40% y otro ajuste fiscal, no creen en el radicalismo que los efectos puedan ser muy fuertes en contra de las provincias, a pesar de que algunos medios hablan de tensión de la Nación con ellas por la merma indudable que habrá en la obra pública.
Consideran que la anunciada reducción de medio punto del déficit de este año, de 3,2% a 2,7%, no debería sentirse mucho porque, en realidad, la conducción de Hacienda de la Nación “ya venía atenta al uso del freno de mano”, por lo que llegar a ese nuevo porcentaje no se tendría que sentir demasiado, aseguran oficialistas en contacto con los números y partícipes de las tensas jornadas recientes en el Congreso.
La interna no se detiene, crece día a día. Los movimientos que se dan en el oficialismo provincial de cara al proceso electoral 2019 no se detienen pese a la preocupación por la situación económica nacional. Al contrario, sirven para que algunos puedan foguearse para los debates de campaña. Es el caso del intendente de Luján, Omar de Marchi, que prepara el terreno para su continuidad como jefe partidario del Pro en Mendoza y, a la vez, afirmar sus pretensiones electorales. Ya se sabe que el lujanino apuesta a instalarse en la competencia por la sucesión de Cornejo dentro del espacio oficialista y dice tener avales más que suficientes en la Casa Rosada como para participar de alguna discusión o negociación. Al crecimiento del Pro como partido en Mendoza, De Marchi le agrega el aumento de presencia legislativa provincial como en los concejos departamentales. Una base de sustentación que seguramente querrá hacer valer en algún momento.
Del lado del radicalismo, el ministro Martín Kerchner cree ser el elegido por el Gobernador para intentar ser el continuador de sus políticas. Sigue corriendo en un pelotón de aspirantes, que incluye a intendentes radicales, tratando de ganar conocimiento en la opinión pública para no obligar al titular del Ejecutivo a tener que negociar en algún momento con quienes midan más en las encuestas.
Pero Cornejo tiene sus tiempos y probablemente este asunto, que es el tema, como decíamos en una columna anterior, lo resuelva ya el año próximo. Mientras tanto, el Gobernador tiene el desafío político de interpretar el nuevo rompecabezas legislativo a partir de la reciente renovación en las bancas, que tiene el gran ingrediente de la división del peronismo.