Así como un cortocircuito fue el desencadenante de un incendio arrasador, también fue el prólogo de una historia plagada de buenas acciones, sacrificios compartidos y perseverancia.
El epicentro fue en un negocio completamente destruido por el fuego en la madrugada del 4 de enero, en Las 5 Esquinas en Colonia Alvear Oeste, distrito ubicado en General Alvear.
Esa noche las llamas se llevaron todo lo que Oscar Calvo (57) construyó en su vida.
Casa, muebles, ropa, el negocio que forjó desde abajo y logró sostener durante 23 años contra viento y marea, con la totalidad de la mercadería. No quedó nada más que cenizas y paredes derruidas.
Pero algo sucedió después. Saúl Giménez (31), un albañil que estaba haciendo una changa para ganarse el pan del día, tuvo un gesto que lo unirá por siempre con Calvo.
Entre las ruinas del comercio, encontró $ 250.000 en efectivo y, sin dudarlo en lo más mínimo, corrió a llamar el dueño para darle la grata noticia y le entregó los billetes.
"Sé lo que cuesta ganarse la plata. Así que cuando vi los billetes le fui a avisar. Ni lo dudé", afirmó Saúl Giménez.
El obrero vive entre medio de las fincas en el paraje Los Compartos (entre calles 7 y G), es casado y tiene 4 hijos, de 6 meses, 4, 11 y 13 años. Siempre se movió dentro del rubro de la construcción o, si no, haciendo changas, lo que salga para llevar el pan a la casa.
A fines de 2019 la obra en la que estaba trabajando terminó y se quedó sin esos $ 500 o $ 600 diarios que ganaba.
Días atrás el papá de Saúl le ofreció hacer una changa, sacar escombros, levantar techos y limpiar el lugar para que puedan volver a construir.
El ofrecimiento implicaba muchas horas de ardua y ajetreada labor a cambio de cobrarse con materiales viejos, como las chapas que retiraran del techo.
“Yo no lo conocía (a Saúl), nunca lo había visto en mi vida, hasta ahora. Sí conozco al padre, de hace tiempo, y él fue quien vino y se ofreció a limpiar el lugar a cambio de llevarse chapas y esas cosas. Ése fue todo el arreglo. Es más, el padre de Saúl me ofreció venir con varios hijos más, porque tiene 16”, contó Oscar Calvo.
En esa humilde y sacrificada misión estaba Saúl cuando hizo el gran hallazgo que terminó por dar un giro a su vida y también a la del comerciante que, hasta ese instante, estaba en la ruina.
“Vine a trabajar por mi papá, yo no lo conocía, y cuando encontré ese dinero lo único que pensé fue en devolverlo. Soy una persona que trabaja y se las rebusca, que sabe lo que cuesta ganarse el sustento.
También soy un hombre de iglesia y uno siempre trata de hacer el bien. Además... pobre hombre, si se le quemó todo, no le quedó nada. Cuando vio esa plata se emocionó muchísimo, no lo podía creer", dijo Saúl.
La buena acción del albañil revitalizó a Calvo, que ahora está en plena etapa de volver a levantar el negocio (tenía quiosco, bicicletería y ferretería) y, a su vez, generó que el albañil tuviera otra vez un trabajo más estable.
“Es increíble todo. Vine acá por una changa y ahora tengo trabajo. Y debo decir que me paga bien. Todos tienen su recompensa”, agregó.
En lo que todos conocían como Bicicletería Calvo (aunque con el tiempo se transformó en un polirrubro) hay aires renovados. Las ganas de salir adelante, a como dé lugar, sobran.
“Hay gente de gran corazón. Uno realmente se lleva muchas sorpresas después de algo así. Pensar que no me quedó ni ropa, andaba con lo que me prestó un vecino. Pero vamos a salir otra vez a flote.
He recibido la ayuda de familiares, de la gente (de Alvear Oeste) y hasta de los proveedores. Estoy endeudado en unos $ 4.000.000, pero vamos a salir. Y lo de Saúl, bueno, es algo increíble. Simplemente puedo decir que es una gran persona", sostuvo el comerciante.