El hecho se viralizó rápidamente por las redes, especialmente Twitter. Mauricio Macri, el mismo que el domingo fue insultado por buena parte del Monumental, señalado como el líder del complot para beneficiar a Boca y perjudicar a River, recibió ayer en Casa Rosada a Guillermo Barros Schelotto a plena luz del día y a la vista de la opinión publica. Como mínimo, el encuentro cayó en el peor día, porque alimentó las teorías conspirativas, que no necesitan de mucho para reproducirse. Los que buscaban la imagen perfecta para instalar la idea la tenían, en efecto, delante de sus propias narices.
Sin embargo, fuentes cercanas a la Rosada aseguraron que en ningún momento se pensó en cancelar el almuerzo entre el DT de Boca y el presidente de la Nación. “No tenemos nada que ocultar porque no tenemos cola de paja. Es un almuerzo entre dos amigos y esto no tiene nada que ver con lo que pasó. Hubiera sido peor cancelar el encuentro, porque todos hubieran dicho que ocultábamos algo”, confirmó alguien de acceso directo a la oficina presidencial.
Es cierto que la imagen del Mellizo saliendo de Balcarce 50 no contribuye a calmar los ánimos luego del bochornoso arbitraje de Baliño en cancha de River, pero también es cierto que el almuerzo estaba pautado desde hace varios días. Macri suele invitar a Barros Schelotto cada dos o tres meses. De hecho, compartieron una comida antes del superclásico del 5 de noviembre. En esa oportunidad, el Melli entró por una puerta lateral y nadie en la oficina de prensa de Casa Rosada conocía que se iban a reunir. Tanto, que aquella vez, en un principio, lo desmintieron. Pero luego debieron retractarse y terminaron por confirmar la cumbre.
La de ayer, sin embargo, se hizo a la vista de todos, y hasta hubo imágenes de televisión del momento en que Guillermo se retiraba de la explanada de Casa de Gobierno. Allegados al técnico de Boca confirmaron que había una fecha pautada y que igualmente decidió respetarse.
El almuerzo, que duró una hora y media, transcurrió en los mismos términos de los anteriores. Macri y Guillermo tienen una relación muy cercana. Y hay confianza entre ellos para hablar de todo. Desde temas personales, hasta asuntos que tienen que ver con el fútbol, la actualidad y la política.
“Nosotros no tenemos nada que ver con lo que pasó con los árbitros, pero la gente reacciona así. Dentro de poco van a insultar por un lateral mal dado”, agregó la fuente. Así las cosas, de acá a dos o tres meses la escena se volverá a repetir. Habrá que ver si para entonces los ánimos se calman o si, por el contrario, hay que pagar la cuenta.