No soy de aquí, ni soy de allá - Por Carlos Salvador La Rosa

No soy de aquí, ni soy de allá - Por Carlos Salvador La Rosa
No soy de aquí, ni soy de allá - Por Carlos Salvador La Rosa

Estas semanas el gobernador Alfredo Cornejo dedicó todas sus energías a Mendoza. Con sus decisiones, con sus viajes, con sus opiniones. En el poco tiempo restante se dedicó a diferenciarse de Macri. Mientras tanto la UCR nacional es un completo  hervidero al cual tarde o temprano deberá dar casi toda su atención. Ya que  necesita transformarlo en el puente desde donde habrá de saltar de lo local a la nacional.

Un lúcido dirigente radical de la vieja guardia define cruda, pero muy sensatamente, lo que hoy muchos en la UCR de todo el país piensan y esperan de su presidente Cornejo: "Para lograr lo que hoy la mayoría  del radicalismo quiere, que un eventual futuro gobierno de Cambiemos se transforme en un cogobierno UCR-PRO, Cornejo deberá dejar de hacer funcionar su cabeza al modo Mendoza por el cual  cree que él solo puede resolver todo (como lo hizo con la designación del candidato a gobernador Rodolfo Suárez y con el desdoblamiento), porque así puede equivocarse feo. En cambio, si se pone el traje de conductor nacional (algo que aún le cuesta horrores) y conduce a un partido muy jodido pero todavía con gran impacto colectivo, puede salir airoso. Y eso puede abrirle las puertas de la veleidosa Buenos Aires, la de la tevé, la de los coloquios, las de las alfombras rojas del poder (del poder real y del poder formal). Y de allí en adelante, Dios dirá". 

Cornejo piensa (quizá con otras valoraciones de sí mismo) algo parecido a lo que le sugiere este radical de toda la vida. Por eso se está apurando tanto en Mendoza, por eso adelantó sus decisiones más trascendentes. Para ponerle un moño a su gobernación y empezar la construcción de su poder nacional. Es que hoy, a partir de las crecientes diferencias con Macri, no ignora que la UCR nacional es el andarivel desde donde deberá hacer el precario equilibrio.

Cornejo hoy más que un hombre de dos mundos, es uno de tres. Del mendocino, del partidario y del nacional. Vayamos por partes.

En Mendoza ya hizo lo principal, tiene candidato y tiene fecha electoral. Le quedan PASO y vicegobernador pero por ahora lo que verdaderamente le importa es un gran tema político de alto simbolismo: resolver a su favor el debate sobre el límite a la reelección de los intendentes, gane o pierda la pulseada.

Cornejo no olvidará jamás el pacto de hecho que a inicios de su gobierno casi estaba finiquitado entre él y los intendentes justicialistas para reformar la Constitución incluyendo su reelección. Los caciques se cansaron de mandarle gestos positivos, le decían: "Nosotros no podemos ganar la próxima, por lo que entonces te preferimos a vos y no a otro radical". Tanto se lo dijeron que el desconfiado Cornejo, algo les creyó, pero al final, como es usual, los peronchos se desdijeron. Y el gobernador quedó con la sangre en el ojo.

Ahora cree tenerlos en sus manos, como diciendo: quien ríe último ríe mejor, con su jugada de disponer el límite a su reelección, que excluye de una nueva oportunidad a la totalidad de los que primero le dijeron que sí y luego que no.

No se trata sólo de venganza. Cornejo es un político que no se marea con la pasión; lo que más le interesa es disputarle los territorios a los peronistas, y si los caciques no se pueden presentar, a sus delfines sería más fácil ganarles.

Pero si se les otorga la cautelar a los intendentes y pueden presentarse otra vez, siempre le queda la esperanza de que la Corte de Justicia avale el límite a la reelección reinterpretando el artículo correspondiente. Con lo cual quedaría en la historia local como quien logró una reforma trascendental en lo que se refiere a ponerle límites al poder, que ninguno de sus antecesores se atrevió. Triunfo institucional (bien a tono con la cultura mendocina y bien en contra de la cultura reeleccionista del resto del país) que no tiene problemas en compartir el mérito con los jueces de la Corte por la benemérita decisión. Por eso en el día de apertura del año judicial fue tan amable con los cortesanos, como diciéndoles: les estoy ofreciendo la oportunidad de entrar en la historia en vez de quedar como defensores de cuatro caudillos con ansias de eternidad. 

Pero aún en el caso de que tampoco esto se le diera y la Corte le fallara en contra, él podrá aducir que lo intentó por todos los modos. Que se bancó sin chistar su no reelección y que se la jugó el todo por el todo para que no haya reelección para nadie. Pero que sin embargo la vieja Mendoza a través de una oposición feudal y de unos jueces corporativos, le impidió hacer lo que el pueblo en su inmensa mayoría quiere. Porque una cosa es una interpretación judicial para impedir la reelección del gobernador, y otra muy distinta es una interpretación para permitir que haya reelecciones municipales eternas.

Si gana, Cornejo se pondrá los laureles y si pierde dirá que el destino de su sucesor será proseguir la fenomenal lucha contra todos los estamentos que desde el Estado impiden la modernización de Mendoza que él comenzó a implementar en contra de todos los que ahora le dicen que no.

Logrado ese objetivo, su destino será la Nación y como dice su crítico amistoso, deberá dejar de decidir por sí solo para ponerse al frente del colectivo radical en pos de un futuro cogobierno, donde no sólo tengan más poder de decisión, sino que logren cambiarle las políticas a un macrismo con el cual los radicales están cada vez más críticos.

Lo que no sabe es si para eso deberá ser diputado nacional en una boleta con Macri, o postularse como jefe de gabinete con autonomía funcional, o ser candidato a presidente (por ahora tiene a Martín Lousteau, pero éste es un figurón narcisista del cual hasta los radicales que lo bancan porque creen que tiene votos y “pinta”, dicen que su único proyecto es el “autobiográfico”, o sea él y sólo él).

En fin, que  nuestro caudillo local deberá convertirse en un gran equilibrista nacional que concilie intereses cada vez más contrapuestos en pos de una victoria que no parece nada fácil. Y además tendrá que gestar un Cambiemos totalmente diferente del que gobernó hasta hoy.

 ¿Y por el peronismo cómo andamos?

Ganen o pierdan la próxima elección, los peronistas se han reanimado, quieren pelearla, hoy les sobran candidatos y tienen una  esperanza: que la inevitable relación entre Macri y Cornejo, empuje a su candidato hacia abajo en vez de que Cornejo arrastre  hacia arriba a Macri en Mendoza.

Hay al menos dos interesantes peleas por las candidaturas entre un par de kirchneristas y un par de intendentes.

Guillermo Carmona, el  jefe partidario y la senadora Anabel Fernández Sagasti son dos kirchneristas enfrentados.

Carmona busca construir un gran frente electoral donde sume a casi todos los peronistas (menos a Anabel) y sus aliados y que ese “triunfo de la unidad” como repite una y otra vez, lo catapulte a ser el candidato de esa unidad.

Anabel no tiene mucho que perder porque es senadora nacional y muy joven, por lo      cual gana aún logrando minoría. Cuenta con el apoyo total de Cristina que le acaba de mandar un video felicitándola por el acuerdo vitivinícola. Acuerdo que Carmona apoya porque se le torció un poco el unanimismo a Cornejo, pero  ve como un parche más. Sagasti, en cambio, haciendo en Mendoza todo lo contrario de lo que hace su jefa Cristina con Macri, es propositiva con Cornejo: le aportó el juicio por jurados y ahora apoyó con todo el acuerdo vitivinícola. Y a Cornejo le encanta apoyarla para dividir a los peronistas. Se ha formado una extraña pareja.

Un candidato sólido parece ser el intendente de Maipú, Alejandro Bermejo, que se diferenció rotundamente de los otros cuatro  al no dividir comicios y no pegarse al reeleccionismo de los mismos. Su mensaje al resto de los intendentes del PJ es clarísimo y como él no lo puede decir, lo decimos nosotros: Cumpas, basta de cuidar nuestras quintitas y nuestros carguitos, tenemos que luchar por el poder en serio, a todo o nada.

El sanrafaelino Emir Félix quizá pelee la gobernación si no autorizan su reelección, pero no se sabe. Hasta se rumorea que su hermano Omar podría reemplazarlo en la intendencia.

Al final, tenemos a un exgobernador peronista, el “Rolo” Gabrielli, empeñado  en una misión: que un gobernadorque fue, pueda volver a serlo.

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