Hace unos meses, Margarita Fischer recibió la dura noticia porque el cáncer de mama contra el que lucha desde hace 15 años le volvía a exigir los mayores esfuerzos, entre los que se incluían un nuevo proceso de quimioterapia y una operación. Reorganizó su vida y se preparó para el nuevo desafío sin saber que se convertiría en otra víctima de la odisea de los varados por el coronavirus.
Fischer encaró durante el verano la primera parte del tratamiento oncológico y aprovechó un impase para no desatender otra faceta clave en esa instancia que transita, la de alimentar su estado de ánimo con sus seres queridos.Y por ello, decidió viajar con su grupo más íntimo de amigas a Brasil para recuperar fuerzas de cara a la segunda etapa de quimioterapia, proyectada originalmente para el 31 de marzo.
Ella y sus tres amigas partieron a principio de marzo hacia Brasil antes del 11 de marzo, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al coronavirus como pandemia y confirmó la gravedad de la crisis global. A partir de allí, se sucedieron las medidas de restricción para evitar la propagación de los contagios, como las cancelaciones masivas de vuelos y el cierre de fronteras.
"No sabía si este no sería el último viaje", recuerda ahora Fischer, mediante una comunicación telefónica que mantuvo desde Río de Janeiro con Radio Rivadavia. El viaje que inició con tantas expectativas se transformó en una pesadilla: el 23 de marzo se enteró que le cancelaron su vuelo, previsto para el 28 de marzo, para retornar a la Argentina.
Poco después, la aerolínea que contrataron volvió a cancelarles la reprogramación y finalmente tuvieron que afrontar la situación de quedarse varadas. "De acá teníamos que viajar a San Pablo, pero en San Pablo nos cerraron las fronteras y no podíamos volver a Buenos Aires. Seguimos varados acá, nos echaron del hotel porque cerraban", repasó Fischer.
Las cuatro amigas se mantuvieron en permanente contacto con el cónsul argentino en Río de Janeiro, Claudio Gutiérrez, aunque su retorno depende de los operativos que se organizan desde la Cancillería contemplando la situación no sólo en Brasil sino en el resto de las grandes ciudades con argentinos que reclaman su repatriación.
“Quiero destacar es el apoyo incondicional del cónsul que todos los días está hablando con nosotros, diciéndonos que nos tienen en prioridad 1. Pero es es así hace más de 10 días y no depende de él el tema de los vuelos. Todo esto hace que nosotros estemos con una angustia permanente, que a mí me afecta en sobremanera por mi patología”, dijo Fischer.
Cuando asimiló que el regreso la Argentina no iba ser inmediato, Fischer se comunicó con su oncólogo y el panorama que recibió la preocupó aún más. "Me dijo que tenía más o menos 10 días para tratar de volver", dijo sobre el contacto que mantuvo antes del 31 de marzo, cuando debía iniciar la segunda etapa de quimioterapia.
Ahora, ella y sus amigas se encuentran en un departamento que lograron alquilar gracias a las gestiones que un familiar hizo desde la Argentina. “Acá no dan alojamiento a extranjeros por miedo al contagio”, explicó Fischer, quien además describió otras complicaciones como la económica, porque, según afirmó, a Brasil viajaron con lo que entró en la valija y con “la plata justa”.
"Ya gastamos hasta el límite de la tarjeta en supermercado y farmacia", dijo.
Pero Fischer no es la única que teme por el futuro de su salud. Según reveló, varias de sus amigas, además de integrar el grupo de riesgo por la edad, padecen patologías que complican su situación. "Hay una mujer que tiene 70 años, ella está bien pero tiene sus medicamentos. Una de las chicas tiene tres operaciones de columna, no podemos viajar 45 horas por tierra y los médicos nos dicen que no se puede", dijo respecto a la posibilidad de emprender su regreso por alguna vía alternativa a los vuelos.
Con el paso de los días sin respuestas concretas, Fischer y sus amigas apelaron a difundir un dramático mensaje a través de un video que se viralizó por las redes sociales. De nuevo, como ya lo manifestaron otros de los argentinos varados por el Covid-19, el reclamo más desgarrador fue el “no me quiero morir acá”.
“No me quiero morir acá, quiero volver a mi país, con mi familia, quiero que me lleven ya, no puedo esperar más, la semana que viene tendría que hacerme el estudio el día martes para hacer mi quimio el jueves”, insistió este lunes Fischer.
Y puso en evidencia también lo complejo del aislamiento fuera del país: "Me siento mal, me siento débil, ya casi no puedo comer, me la paso acostada, trato de no pensar pero cómo haces. Yo soy activa, estoy en una etapa en la que quisiera disfrutar de los 42 años que trabajé", confiesa.