«Para bajar la inflación soy
monetarista, estructuralista y todo
lo que sea necesario; y si hay que
recurrir a la macumba, también"
Adolfo Canitrot
En su libro De Animales a Dioses , Harari sostiene que “El dinero es el más universal y más eficiente sistema de confianza mutua que jamás se haya inventado. Personas que no creen en el mismo dios ni obedecen al mismo rey están más que dispuestas a utilizar la misma moneda”
La Argentina es un país bimonetario. Nuestro peso carece de los elementos esenciales que debe tener toda unidad monetaria para considerarse la moneda de un pais.
Es una moneda meramente transaccional dado que el ahorro y las inversiones de los argentinos se realizan fundamentalmente refugiándose en la moneda estadounidense: el dólar.
Por tanto, nuestra moneda no actúa como un factor de cohesión. Nadie confía en nuestro peso.
Esto produce luego serios desequilibrios al sector real de la economía donde la producción de bienes y servicios se ve acotada por un sistema financiero que carece de la envergadura y la fortaleza para darle sustentabilidad a un proceso de crecimiento y desarrollo en nuestro país.
El deterioro de nuestra moneda se debe básicamente a la ineptitud que hemos demostrado para derrotar a esa alza permanente, continua y desmedida del sistema de precios de nuestra economía, que la mayoría de los paises del mundo ya tienen bajo control, esto es, la inflación.
Todos los países latinoamericanos tienen proyectada una inflación para 2019 por debajo del 6%, algo que nosotros hemos logrado alcanzar en tan solo un mes y medio en el comienzo del año.
En consecuencia, una de las primeras tareas -y prioritarias- para el futuro gobierno en el 2020, es derrotar y eliminar definitivamente la inflación en nuestro pais.
Para ello, es necesario hacer acento en nuestro Estado. No puede haber moneda si no hay Estado. ¿Por qué? Porque del correcto funcionamiento del Estado es de donde saldrán las políticas que derrotarán la inflación.
Y no me refiero a la reduccion simplista -abrazada por buena parte de la intelligentzia argentina- de eliminar la emisión monetaria para financiar el gasto público.
Sino a la ineptitud o falta de capacidad para generar políticas públicas que consoliden un crecimiento y un desarrollo armónico y sustentable en nuestro país.
Todos los gobiernos han respondido ante la carencia de ellas o bien con emisión de moneda o bien con emisión de deuda, manipulando el tipo de cambio que retroalimenta luego el circuito perverso de devaluación e inflación.
El Acuerdo Mercosur-Unión Europea abre un nuevo capítulo en nuestro país para la discusión de un modelo productivo vinculado a los mercados internacionales.
Todos los sectores económicos -aún aquellos considerados productores de bienes no transables- se verán expuestos a dar batalla para acceder y mejorar sus niveles de competitividad.
Y en este desafío deberá estar incluido el Estado argentino en todas sus expresiones. Como factor coadyuvante y responsable de los factores que tienen que ver con el mejor funcionamiento de nuestro sistema economico en el largo plazo.
Pero no habrá integración posible si no ponemos en orden nuestro sistema monetario. Nuestra moneda.
La moneda es un factor de confianza en nosotros mismos. Muy importante. Y sin confianza en lo que somos, no seremos nunca un país normal. Un país serio.
Francis Fukuyama en su libro “Confianza” (Trust) , sostiene que la Confianza Social es “un lazo tácito entre los ciudadanos, no escrito en ninguna parte, que facilita las transacciones, fomenta la creatividad individual y justifica la acción colectiva”. Y en la lucha global por el predominio económico, el capital social que representa la confianza, será tan importante como cualquier capital físico
En síntesis, recuperar y trabajar sobre ello no sera fácil . Nos llevará años. Muchos años. Pero es el camino.
