En los tribunales del Este quedó abierta una delegación de la Dirección de la Mujer, oficina que depende de la Suprema Corte de Justicia y que desde hace casi tres años atiende, en la Primera Circunscripción, las denuncias que allí llegan por violencia de género.
El acto de anuncio de la nueva sede, la primera que la Dirección de la Mujer abre fuera del Gran Mendoza, sirvió de marco para que jueces, policías, abogados y funcionarios municipales del Este, debatieran la realidad de la zona, respecto a la violencia de género y su abordaje.
Stella Spezia, titular de la Dirección de la Mujer del Poder Judicial, aclaró que su oficina llega al Este para colaborar y sumar experiencia en el tratamiento de las denuncias de género, pero “sin buscar imponer criterios de acción” a la Justicia de Familia, ni a las comunas o fiscalías. Pero enseguida surgieron las falencias que hoy muestra el sistema en la región y que muchas veces son problemas que exceden a la zona Este, para extenderse a toda la provincia.
Así se discutió la habitual falta de capacitación de policías en esta problemática, que suelen ser los funcionarios que intervienen durante el pico de mayor tensión y para quienes un abogado pidió “entrenamiento desde las aulas del Instituto Universitario de Seguridad Pública”; también se puso el acento en la ausencia de un patrocinio legal gratuito para las víctimas: “Es insólito. Si el golpeador no tiene cómo pagarlo puede tener un abogado del Estado, pero ese mismo auxilio no existe para la víctima”, señaló uno de los participantes del encuentro.
En la zona Este, una de las graves carencias que dificulta el abordaje del maltrato a la mujer es que el Estado no cuenta en la región con un albergue donde alojar a las víctimas de violencia. “Muchas de ellas son mujeres de condición humilde, atadas económicamente a sus parejas y, si no es por la ayuda de familiares o de alguna Iglesia Evangelista que nos presta un lugar, no tenemos dónde llevar a esa mujer, ni siquiera por unos días”, comentó Valeria Rómoli, jefa del área de Acción Social de la comuna de Junín.
Stella Spezia coincidió en la necesidad de contar con un albergue en el Este y explicó que en el Gran Mendoza sólo tienen uno: “El problema es la falta de presupuesto que la provincia destina a esta problemática”, explicó la funcionaria y ejemplificó: “En nuestra oficina trabajamos ocho personas y deberíamos ser el doble”.
Recursos escasos
Efectivamente, las estadísticas de la Dirección de la Mujer indican que los casos atendidos por esa oficina se incrementaron en un 90 por ciento entre 2013 y 2014, pero el personal sigue siendo igual de escaso; es más, la falta de recursos para pagar sueldos lleva a que la oficina que acaba de abrirse en los tribunales del Este, por ahora sólo atenderá los miércoles.
Los profesionales definieron el crecimiento de la violencia de género como "alarmante" y explicaron que si bien 60 por ciento de los casos se trata de mujeres de entre 22 y 50 años, ven "que la edad está disminuyendo y que son muchos los casos de adolescentes golpeadas".
También se discutió la necesidad de que la Legislatura trate algún tipo de subsidio para víctimas de violencia de género, un dinero que permita a la mujer golpeada, cortar con la dependencia económica de su pareja: "Muchas veces, el no tener un trabajo o un ingreso es lo que impide a la mujer decidirse a hacer la denuncia porque piensa: ¿Dónde voy o cómo vamos a comer si él se va?", ejemplificó una trabajadora social.
Tampoco cuenta la provincia con herramientas que permitan el tratamiento del golpeador: “Algunos de ellos, los más violentos, terminan en la cárcel, pero otros rehacen una pareja e inician un nuevo ciclo de violencia”, comentó una abogada y dejó al desnudo la ausencia de programas para la atención de los hombres violentos.