"Los seres humanos no viven como piensan, piensan de acuerdo a como viven" - Carlos Marx
El 16 de agosto de 2017, hace casi dos años, sostuve en el artículo “El cambio cultural y su imparable fuerza centrífuga”: “Estas fuerzas centrifugas (del cambio cultural), van separando cada vez con mayor fuerza las posturas antagónicas que representan Macri- Cambiemos y Cristina Fernández con su Unidad Ciudadana. Así las posiciones intermedias van quedando cada vez más desdibujadas, porque la energía del cambio cultural desatada, plantea y planteará cada vez con más claridad, que lo que está en juego es el pasado vs el futuro”.
Hoy los analistas más variados, políticos y periodistas de todo tipo, han descubierto, muchos con gran desazón, que la famosa grieta aumentó en vez de disminuir y que la gran avenida del medio que deseaban, proponían o pronosticaban, es hoy una callejuela de una sola mano.
En verdad, nunca existió otra posibilidad que no fuera la polarización extrema, sin embargo todavía hoy sigue siendo una verdadera sorpresa para muchos.
Actualmente casi el 80% de los encuestados está votando a Macri o a Fernández y va a ir en aumento hacia el balotaje que seguramente habrá.
Otro tema vinculado a la polarización es la famosa grieta, término que se empezó a usar hacia el 2007, pero que ahora seguir hablando de ella, es un verdadero anacronismo, porque lo que el proceso decantó y puso en evidencia es la existencia de dos sociedades que conviven en nuestro país y ahora están en pugna definitiva con principio de resolución, en las elecciones de octubre.
La grieta hace referencia a una fisura de una entidad anterior homogénea que se fracturó, cuando en realidad se trata de dos sociedades diferentes que vienen coexistiendo separadamente.
En realidad, la grieta es una expresión que está en la punta de un iceberg que esconde por debajo estas dos sociedades, que salvo períodos de convivencia pacífica muy cortos, están en crisis cada vez más aguda, desde hace más de setenta o cien años.
Así la grieta (el conflicto entre estas dos sociedades), se puede observar en las tristes discusiones familiares entre hermanos, padres e hijos, las peleas entre amigos de toda la vida, en las discusiones entre periodistas y gente de la farándula, las fuertes discusiones ideológicas entre intelectuales y en la puja política en general.
Por debajo lo que las origina es la existencia de estas dos sociedades yuxtapuestas y hoy en crisis profunda.
El raro fenómeno de su convivencia se puede observar en el resquebrajamiento total de dos instituciones que tienen la función de unir todo el tejido social y cohesionarlo en una sola sociedad: la crisis terminal de la justicia y de la educación.
Estados Unidos vivió este fenómeno de tener dos sociedades en conflicto: la sociedad esclavista en el sur y la capitalista al norte que se cerró políticamente, no social y culturalmente, luego de la guerra de secesión de 1861-65 y que costara más de 800.000 muertos.
Aquí es más difícil de ver porque coexisten una al lado de la otra, se entrecruzan permanentemente, se mezclan y están ambas diseminadas por todo el país: al norte, al centro, al este y al oeste.
Según el lugar del país que uno analice, hay un predominio de una sobre la otra, pero coexisten por igual en todo nuestro territorio
Una sociedad, que hoy Macri la expresa con todos sus aciertos y errores, la integran de una manera simplificada los trabajadores por su cuenta o en relación de dependencia, muchos de ellos en negro que trabajan diez, doce o más horas, con sueldos inferiores al de un empleado público, empresarios que quisieron o quieren exportar y todas las trabas aduaneras, extorsiones y vaivenes de nuestra economía los dejaron o dejan fuera de carrera, empresarios emprendedores que buscan generar empresas creativa, eficientes y competitivas, profesionales por su cuenta que se abren mercado capacitándose, estudiando y superándose, los jueces y fiscales honestos que sancionan conforme a Derecho, investigadores que se preocupan por investigar aspectos que hagan más fácil o más sana nuestra vida, etc. etc.
La otra sociedad, que Cristina Fernández la expresa, con todos sus aciertos y errores, simplificadamente está formada por: los políticos que viven colocando a su familiares y cobrando fortunas, burócratas del Estado, que viven colocando a sus familiares en el Estado, empleados públicos con permisos “prebendarios” de todo tipo para no asistir a sus lugares de trabajo, tomarse religiosamente todos los días feriados optativos, cobrando sueldos más altos que trabajadores del sector privado y en blanco, que no pueden ser desvinculados nunca, independientemente de su dedicación y compromiso, el empresariado que solo puede sobrevivir por sus ineficiencias si tiene el mercado interno cautivo, aunque la gente pague precios exagerados por esos productos o servicios, empresarios que viven contratados toda la vida por el Estado, estudiantes que ingresan sin ningún tipo de examen ni evaluación a las casa de estudio, investigadores que cobran fortunas por investigar temas intrascendentes para la sociedad o que son imposibles de aplicar. El empresariado protegido corporativamente por su sector sindical, de cualquier competencia extra mercado o de afuera. El sistema bancario que vive fundamentalmente de prestarle plata al Estado, permitiéndole mantener niveles de ganancias e ineficiencia increíbles, los “empresarios” de la patria contratista, los abogados de la industria del juicio, los medios que viven de la pauta oficial, los agentes económicos que viven del blanqueo del dinero de la corrupción y el narcotráfico, la justicia venal y corrupta, todo el clientelismo en sus diferentes facetas, montado sobre los sectores más necesitados y que es el mercado cautivo de la política populista, los jubilados sin aportes, las empresas que sin subsidios no pueden existir, etc. etc.
Por último, usted, amigo lector, ¿En cuál de las dos sociedades vive?, ¿En cuál quiere vivir después de las elecciones de octubre? ¿Quiere ir hacia el futuro o quiere reafirmar el pasado?