No es novedad que la Asociación Deportiva Anzorena es uno de los mejores clubes de Mendoza a nivel básquetbol en cuanto a entrenamiento, proyectos deportivos, planificaciones, competencias, etc. Sin embargo, el Rojo, había terminado con un sabor amargo el 2016.
Es que tras la pálida participación del equipo en el Torneo Federal, el fin de año no fue bueno. Perdió la serie final del Clausura y la serie Anual. Lejos, había quedado ese Torneo Apertura 2016 que había ganado en la Federación de Box.
En la historia suma y mucho, sin embargo, a la hora de brindar, el brindis no fue completo. Hubo borrón y cuenta nueva en la Sexta Sección. Apostó por un nombre de la casa como Walter Gutiérrez, quien había emigrado a La Rioja y tuvo un paso por Bolivia.
El "Chocolate" el DT más ganador de la historia del club, conoce la institución de memoria. Cada pasillo, cada rincón. Todo. No había que presentarle nada. Y desde la primera fecha, cuando el Rojo jugó contra Regatas, Anzorena mostró su nuevo DNI. Ataques rápidos, salidas en transición, defensa fuerte y muchos lanzamientos desde el perímetro. La clave: el Rojo tiene jugadores para llevar a cabo este sistema de juego. Contó con un Nicolás Aguilera, que se convirtió en el mejor jugador del Torneo.
Sin discusión. El nivel del “Colo”, sin dudas, es el mejor de su carrera deportiva. Intratable. Muy bien acompañado por jugadores de experiencia y jerarquía como Alejo Schestakow, "Tati" Bonini y Matías Estalles. El "Caniche" jugador clave, que fue de menor a mayor y en el gran final, demostró su talento y capacidad goleadora al anotar 31 puntos. Otra de las virtudes de este equipo de Gutiérrez, es el poder de recambio que tiene en cuanto a nombres juveniles, Rodrigo Lavezzari, se ganó un lugar en el quinteto titular y demostró que es un jugador de otra categoría.
Lo mismo sucede con Facundo Cantalejos, quien volvió de una lesión; Joaquín Orrego; Nacho Garitaoandía y Martín Urrutía. Y más abajo, en el semillero, vienen asomando Franco Heck y Joaquín Robert. El recambio está asegurado.
Antes de arrancar esta serie final contra San José (la cuarta que disputan en forma consecutiva), los jugadores Rojos declararon a coro que no era una revancha. Todo lo contrario. Era una nueva oportunidad. Y así se lo tomaron todos los jugadores de la catedral. Esta oportunidad no se podía dejar pasar y el Rojo mostró su mejor cara. Un equipo intratable. Sin fisuras y un hambre de gloria admirable.
Buscaron el campeonato, lucharon y dejaron la vida para lograrlo.
Anzorena es una de las instituciones que marca el camino en Mendoza. El año pasado, se desvaneció su objetivo y pagó las consecuencias. Este semestre arrancó con una sola meta: el corte de redes. Apostó y ganó. Hoy, el campeonato es una realidad. Y a lo largo de las 18 fechas, demostró que en este momento es el mejor equipo de Mendoza.