Hace más de dos décadas que se comenzó a plasmar el proyecto de ley de creación del Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas, con múltiples beneficios para una extensa zona cordillerana. De concretarse esta ley, la zona tendría una cobertura de amparo de múltiples y beneficiosas consecuencias. Asimismo se encadenaría con los logros obtenidos tras la creación del Parque Provincial Aconcagua, que data de 1983, jurisdicción de 71.000 hectáreas en la que se avanzó mucho en la conservación de valores naturales y culturales, pese a la actual e intensa práctica del montañismo en el lugar.
Los pobladores de Uspallata vienen trabajando mucho, a través de organizaciones defensoras del agua y el territorio, en el intento de proteger el corredor que va desde la villa que habitan hasta Polvaredas, pero el tiempo transcurre sin que se produzca ningún hecho concreto.
Al promediar diciembre del año pasado, en una visita que el Gobernador hizo a la localidad para anunciar tarifas preferenciales en materia eléctrica, los residentes presentes en el acto le consultaron al respecto. El mandatario fue aplaudido al señalar que su administración “apoya e impulsa” la creación del Área Natural Protegida Uspallata-Polvaredas, y que el proyecto de ley de su creación, presentado por los Vecinos Autoconvocados de Uspallata “tendrá tratamiento legislativo”.
Con prescindencia de que en la actualidad el tema no se encuentra en tratamiento en la Casa de las Leyes, ni siquiera en comisiones, preocupa a la población de la villa que, de llegar el momento de analizar el asunto, el perímetro en cuestión haya disminuido considerablemente su superficie. Los vecinos sostienen que el Estado provincial estaría dispuesto a proteger 10% de la sección propuesta total, que es de 400.000 hectáreas.
Los interesados sostienen que la delimitación contraría la Ley Provincial 6045 (por las que se rigen las áreas naturales provinciales).
Afirman que el cercenamiento del espacio tiene que ver con las 317 concesiones mineras que existen actualmente en el área involucrada en el proyecto comunitario, y solo hay dos dentro del sector delimitado, que en la actualidad tendrían potencial de caducidad.
En el ámbito del territorio en cuestión hay cursos de agua, flora y fauna riquísimas, y sitios arqueológicos emblemáticos, como el cerro Tunduqueral y el camino incaico Qhapaq Ñan, que han sido depredados.
Conviene recordar que la mencionada ley es bastante clara al respecto: los únicos informes técnicos necesarios para proponer la creación de nuevas áreas protegidas son los del Iadiza (Instituto Argentino de Zonas Áridas) y los de la Dirección de Recursos Naturales Renovables (DRNR) en los que, por la lógica formación de sus profesionales, existe consenso para defender este tipo de amparos a favor del resguardo de bienes ambientales. Por lo que se observa, habrá que seguir aguardando el rumbo que tomará esta pretensión de sectores comunitarios de Uspallata, y cómo se resuelve. Inclusive entra en el análisis la intención, aún no resuelta, de que una parte del área proyectada por los vecinos sea convertida en un parque nacional.
Los ciudadanos están de acuerdo con la figura federal siempre que se respete el espíritu original de la iniciativa que tiene, a su juicio, un basamento legal técnico y jurídico que lo fundamenta, principalmente en su extensión.
Es por ello que los vecinos han planteado que se apoyará la creación de un parque nacional de menores dimensiones, con la expresa condición de que éste se encuentre rodeado de un área natural protegida provincial que abarque la totalidad de la superficie faltante, siempre en el marco de la Ley provincial 6045. Además pidieron expresamente que la totalidad de las dependencias administrativas del futuro parque nacional se ubiquen en Uspallata. En el semestre en curso debería definirse si se concreta o no esta área protegida.