Distintas organizaciones solicitaron aumentar los controles y restringir el funcionamiento de mercados al aire libre donde se comercialice carne de animales exóticos, para evitar problemas como lo que ocurrió en Wuhan con la venta de carne de murciélago y la propagación del COVID-19.
Recientemente se dieron a conocer imágenes de la cantidad de animales muertos que se venden en el mercado de Tomohon, en Indonesia, expuestos en escasas condiciones de higiene y preparado para el consumo humano.
Una de las fotos data del 28 de marzo y se ve restos de perros, ratas y reptiles sobre una mesa para que los clientes se los lleven. Además de la dudosa procedencia de los mismos, dichos animales son expuestos sin ningún tipo de cuidado respecto a la preservación de la cadena de frío y mucho menos sobre posibles enfermedades que transmitan.
En otro sector del mercado se encuentran a la vista cadáveres de murciélagos esperando que algún comprador los adquiera para luego comerlos, mientras las condiciones insalubres del lugar son a las claras evidentes.
Organizaciones benéficas como Space For Giants y otras similares trabajan en países del sudeste asiático para advertir la depredación que sufren especies de vida silvestre. A esto se suman las reiteradas advertencias hechas en base a los riesgos de transmisión de enfermedades: según lo señala Daily Mail, en los últimos 50 años se cuadruplicó la frecuencia de enfermedades zoonóticas.
Debido al potencial riesgo que significan dichos lugares, gobiernos como el de Australia piden una acción multilateral para contener esta amenaza, citando a los mercados exóticos como un "riesgo de bioseguridad y salud humana".