La siesta en el parque Yrigoyen los viernes de 14.30 a 15.30 es pura actividad, pero muy silenciosa y agradable. No se interrumpe el canto de los pájaros ni se distingue demasiado entre los árboles frondosos que un grupo numeroso de personas se mueve armoniosamente bajo la dirección de la profesora Virginia Arentsen en clases de tai chi chuan.
Poco a poco, en el prado ubicado frente a la salida del teatro griego Chacho Santa Cruz, poblado de árboles y decenas de variedades de pájaros, se reúne gente de distintas edades que van desde los 12 años hasta cerca de los 80. Algunos llegan caminando, los más en bici y otros en automóviles trasladados por familiares o solos.
La reunión es agradable y sólo se escuchan susurros hasta que empiezan las indicaciones para los movimientos que según Virginia “son muy beneficiosos para la salud” y cita al maestro de la disciplina oriental Yang Jun. “Él dice que es una actividad multipropósito porque además de ser muy beneficiosa y orientada especialmente a la salud porque ayuda a fortalecer lo que es la parte muscular, el esqueleto y sobre todo, a calmar la mente. Uno hace ejercicios suaves, tranquilos y la mente empieza a calmarse”, explica.
Esta iniciativa, señala, se desarrolló porque vieron desde su escuela (La Montaña, de Tai Chi Chuan) que mucha gente evita dedicarle tiempo a estas actividades porque piensa que no debe pagar para conocerlas. "Decidimos entonces, hacer una convocatoria para ofrecerla gratuitamente", indica.
Y entusiasmada relata que fue exitoso ya que se acercan todos los viernes a la hora indicada decenas de personas con distintos problemas de salud o sanas a pasar un rato agradable, donde reina el silencio, el verde, sonidos de la naturaleza...
“Desde nuestro lugar, queremos que esto se difunda. En China se hace en todas las plazas, en todos los parques y está establecido como obligatorio desde el gobierno para que la gente pueda restablecer la salud y prevenir enfermedades. Nuestro objetivo es más humilde, convocamos para que esta gente aunque sea llegue para pasar un momento agradable y a gozar de un espacio de silencio con uno mismo”, apunta.
Llegan jóvenes solos, parejas, madres e hijas, adolescentes y personas adultas mayores y “se suman y nadie quiere faltar”, dice con una sonrisa de satisfacción.
Esta actividad también, aunque bajo la órbita del PAMI, se desarrolla en un quincho del conocido lugar Rancho de Tenis, donde personas de la tercera edad acceden a la actividad. Ahí, dice Virginia, hay más de 80 practicantes que disfrutan de esto.
En cuanto a las personas que desean sumarse en una forma metódica pueden hacerlo en la escuela que funciona en José Braña al 1.700 de San Rafael donde se debe abonar una suma, pero Virginia Arentsen reitera que la posibilidad es hacerlo en forma gratuita los viernes en el parque. "Quienes deseen más información pueden acceder a la página de la escuela que es www.taichimendoza.com o llamar al 02604317586", precisa.
Las anécdotas de los alumnos abundan. Están los que afirman pasar un momento tranquilo y los que dicen haber recuperado algunas de sus habilidades físicas que creían haber perdido por la edad. Otros llegan con dolencias más que físicas y encuentran, dicen, que éstas empiezan a desaparecer o a ser más llevaderas cuando realizan esta actividad. También están los curiosos que se acercan a observar y muchos de ellos terminan incorporándose.
