Dirigentes y protocolo de Independiente Rivadavia se encontraban en unos de los palcos del estadio La Ciudadela.
Cuando Rodríguez mete el cabezazo del 2-1 explotó el palco de la alegría y esto despertó el enojo de los plateístas de San Martín, quienes se abalanzaron contra ellos en buscar de agredirlos.
Algo que no pudieron consumar porque nada menos que el mismo presidente del Santo, Roberto Sagra, se interpuso y protegió la delegación mendocina hasta que se calmaron los ánimos.
Tremendo gesto del titular tucumano que más tarde el propio Agustín Vila se encargó de agradecer vía Twitter.
Claro que el enojo de los simpatizantes locales no terminó ahí, porque una vez que finalizó el compromiso se la agarraron con el árbitro Andrés Merlos, tanto que estuvieron muy cerca del vestuario del colegiado a puro gritos e insultos.
También volaron algunas piedras mientras la policía trataba de persuadir a los más revoltosos, y uno de los proyectiles impactó en una de las ventanillas del micro Azul.