Una intensa tormenta de nieve con vientos superiores a 110 kilómetros por hora (70 mph) por hora se golpeó ayer la costa este de los Estados Unidos desde Nueva Jersey hasta Maine.
Aunque en algunos puntos la tormenta no cumplió las amenazas, sobre todo en Nueva York y Filadelfia, sepultó partes de Nueva Inglaterra -incluido Boston- y la región de Long Island, que se llevaron la peor parte, donde se anticipaban acumulaciones de nieve 30 centímetros a un metro (entre uno y tres pies), vientos huracanados y la posibilidad de inundaciones costeras, según el Servicio Nacional de Meteorología.
En cambio en Filadelfia y Nueva York, los autobuses y subterráneos que se habían paralizado durante la noche volvieron a funcionar por la mañana.
Por lo menos se anticipaban 60 centímetros (dos pies) de nieve en Massachusetts, lo que sería un récord absoluto. El Servicio reportó vientos de 125 kph (78 mph) en Nantucket, y de 115 kph (72 mph) en Martha's Vineyard.
Desde que la tormenta se abatió sobre el noroeste el lunes, la región quedó prácticamente paralizada. Más de 7.700 vuelos se cancelaron y cerraron escuelas, comercios y oficinas del gobierno.
Varias partes de Long Island se vieron afectadas por una ventisca con una precipitación de 5 centímetros (dos pulgadas) por hora. En Islip había 37 centímetros (14,7 pulgadas) de nieve ayer por la mañana. Maureen Keller, que trabaja en Gurney's, un hotel en Montauk, en el extremo de Long Island, comentó que ``esto parece un huracán con nieve''.
A medida que la tormenta avanzaba hacia el norte, la situación empezó a mejorar en Filadelfia y Nueva York.
Pero a media mañana, el área de Boston tenía 30 cm (un pie) de nieve, y más de 60 centímetros (dos pies) el extremo oriental de Long Island. Los operadores de las barrenieves luchaban contra los elementos en Nueva Inglaterra y la policía de Boston transportó a varias docenas de médicos y enfermeras para que trabajaran en los hospitales.
Ayer por la mañana la nieve superaba el pie (30 centímetros) de altura en algunas partes de Massachusetts, mientras que en Plymouth se registraron casi 16 pulgadas (40 centímetros), en Shewsbury casi 15 pulgadas (38 centímetros) y en Sandwich otras 13 pulgadas (33 centímetros).
En Maine y Nueva Hampshire se declaró el estado de emergencia y las oficinas gubernamentales de ambos estados cerraron el martes.
A media mañana, Nueva Jersey y Nueva York levantaron la prohibición a los automotores particulares y los subterráneos y trenes empezaron a funcionar. Mientras Filadelfia, Nueva York y Nueva Jersey habían anticipado entre 30 y 60 centímetros (uno y dos pies) de nieve, recibieron mucho menos. En Nueva York cayeron 20 centímetros (8 pulgadas), lo mismo que Nueva Jersey. En Filadelfia mucho menos.
Un meteorólogo del Servicio en Mount Holly, Nueva Jersey, se disculpó en Twitter por no haber acertado con el pronóstico. ``Uno toma muchas decisiones difíciles esperando que sean correctas, pero esta vez no fue así. Lo siento'', tuiteó Gary Szatkowski.
El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, justificó su prohibición a conducir por considerarla ``una decisión completamente correcta'' en vistas del pronóstico. Por la mañana comenzó a nevar de forma ligera en el centro de Manhattan, en el centro de la ciudad de Nueva York, mientras unos pocos camiones municipales recorrían las calles desiertas.
La ciudad mostraba un inquietante aspecto que recordaba a los momentos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001: sin aviones en el cielo, una calma inesperada.
Pero Brandon Bhajan, guarda de seguridad en un edificio de la Calle 33 del oeste, dijo que la situación del martes temprano era mejor de lo que esperaba. ``Esperábamos mucha más acumulación'', comentó. ``Me parece que el problema es más el viento que la nieve. Se hace duro caminar y hace mucho, mucho frío''.
La gente que compraba alimentos abarrotó los supermercados y competían por la mercadería que quedaba. Los escenarios de Broadway se quedaron a oscuras. En Wall Street, la Bolsa de Valores de Nueva York funcionaba con normalidad.
Los vecinos de las zonas costeras se prepararon para el temporal y la posibilidad de inundaciones y erosión en las playas, especialmente en Nueva Jersey y Cape Cod, Massachusetts.