Ana María, Lolo (Nicolino Felipe) y Nancy son los hijos del Intocable que tuvo junto a Ana María Corvalán. Al año que Nicolino se consagró campeón mundial, la familia se instaló en Chacras de Coria, en un callejón ubicado al 2200 de calle Pueyrredón de Chacras. Hoy "Callejón Nicolino Locche".
"Nosotros éramos muy chiquitos cuando papá ganó el título. Yo tenía 7 años -dice Ana-, Lolo 6 y Nancy apenas uno", recuerdan al unísono Ana y Lolo, y éste último agregó: "Si me acuerdo que había mucha gente temprano en la entrada de mi casa, pero mucha gente. Nosotros en ese entonces vivíamos en el barrio Aeronáutico. Eso sí recuerdo que había mucha gente", dice Lolo.
Recuerdan los hermanos Locche: "Siempre lo vimos como un padre común y corriente, en donde su actividad era el boxeo. Después cuando nos cambiamos a otro lado, como que empezamos a darnos cuenta de quién era mi papá", destacó Lolo.
Se cruzan las anécdotas y a los tres parecen encenderse hablando orgullosamente de su padre. No es para menos.
"Nosotros tuvimos una infancia muy feliz. Mi viejo siempre se preocupó mucho por nosotros y nos daba todos los gustos", recuerdan Ana y Nancy.
"Era una persona muy cariñosa. Era muy de su familia, incluso le gustaba trabajar la madera y pintar. Cuando estaba en la casa pintaba y hacía cosas de la casa. Sus hermanos fueron carpinteros y a él le gustaba también", nos contó Lolo, el más verborrágico de los tres y quien acompañó innumerables veces al Intocable a Buenos Aires.
“Cuando el papá peleaba iba toda la familia al Luna, primero al hotel y de ahí a la pelea”, recuerda Nancy.
El reconocimiento en Buenos Aires como ídolo natural del boxeo argentino siempre fue mayor al que se le dio en Mendoza. Al respecto sus hijos dicen: "No digo que en Mendoza no se lo haya querido. La gente lo quería y mucho, pero en Buenos Aires era ídolo. Lo amaban mucho", explica Ana.
"Ella (Nancy) por ahí ligaba más viajes que nosotros, porque era la más chiquita. Nosotros nos quedábamos con nuestra abuela materna. El año que mi papá salió campeón del Mundo, le pagó el pasaje a mi abuela Nicolina y nos fuimos todos a Italia, a Sicilia. Mi papá fue a conocer a su abuela y mi abuela fue a visitar a su mamá que hacía 30 años que no veía. Era un tipo muy bueno y con sus amigos, muchos se aprovecharon de él", expresó Lolo.
"¿Quién era el más mimado? Nos daba los gustos a todos y él también se los daba. Era un niño, muy infantil. Pero su más mimada siempre fue Nancy", dice Ana.
"Es que era la más chica, recuerdo que ¡me trajo un caballo Poni, desde Venado Tuerto! Lo trajo en el asiento de atrás del Torino que tenía. El Poni se llamaba Estrellita. Mi mamá venía con él y no lo podía creer", recuerdan entre risas Ana y Nancy.
¿Cómo se conocieron mi viejos? Mi mamá (hoy tiene 76 años) nos contó que se conocieron en una fiesta de Carnaval, en un baile de disfraces. Mi mamá iba de pirata y mi papá con una corbata ridícula y ancha. No le gustaban los disfraces. Eran muy jóvenes a mi me tuvieron a los 19 años".
"Mi mamá cuenta que al poco tiempo de casados mi viejo se compró su primer auto, un Rambler en sociedad con el Chupete Farías, un amigo. Al auto lo usaba una semana mi papá y a la otra el Chupete. Él era así".
Locche era un tipo de buen humor, como en el ring. Le gustaba "sanatear" y mucha gente se enojaba por ese balbuceo en el que no decía nada. "Le gustaba la magia y siempre nos hacía algún truco. Como también iba y compraba esos chascos, los llevaba en el bolsillo y hacía bromas. Era una persona con un gran humor. Muy amiguero y muchos abusaron de él. Hacía negocios que le proponían y le iba mal", recuerda, Ana.
El Intocable un día se fue de su casa y sus hijas estuvieron muchos años sin frecuentarlo, pero el tiempo lavó las heridas y se reconciliaron: "Es que tuvimos una niñez muy feliz con él ... fueron cosas que pasaron", concluyen los hermanos Locche.
Tres anécdotas
“Mi papá y mi mamá se conocieron en baile de carnaval. Era una fiesta de disfraces y mi mamá iba disfrazada de pirata y mi papácon una corbata grandota ridícula”
"Era embelequero, un niño y se compraba todo. Se compró un auto de carrera y se vino desde Santa Fe junto a mi mamá, ella llegó con los oídos destruidos”
“El empezó a ir al Mocoroa, porque mi abuela no lo podía controlar mucho. Era chico”
