Charlando, se hizo de noche. Afuera hace frío, el viento agita, el invierno raspa. Adentro, con cálidas luces bajas y calor de hogar, el dueño de casa posa para las fotos con una guitarra y, sin que nadie se lo pida, regala los suaves acordes de “Blackbird”, una exquisita canción de Los Beatles. Sabe crear climas Nicolás Repetto.
Tal vez por eso su ausencia se hace notar en la televisión. No es que no esté. Está, pero desde su costado menos pensado. El actor aparece, el conductor descansa.
Una lástima para aquellos que gustan de sus producciones cuidadas, alejadas de la vulgaridad, de esa insistencia en marcar diferencia. Para los más chicos, quizás esté bien recordar su sello en productos como “Nico” -con el que revolucionó el rating de los mediodías-, “Fax”, “Sábado bus” o su paso por la inolvidable “Noticia rebelde”. También fue el artífice de ciclos que no funcionaron en términos de audiencia, como “Circo criollo” o “¿Querés jugar?”.
A más de dos años de su último trabajo en la conducción -en el medio fue jurado de “El artista del año” y actuó en “Farsantes”-, se probó una vez más como actor, para hacer de “galán maduro” en “Guapas” (a las 21.45, por El Trece), como el dueño de un canal de cable que se enamora de una de sus periodistas estrella (Isabel Macedo).
-¿Extrañás la conducción?
-No sé si la extraño. A veces me siento un poco marciano, porque miro las cosas de otra manera. Vos me preguntás si la extraño y yo no me pongo a pensar si la extraño. Es como que si no la estoy teniendo no la estoy extrañando. No tengo el mecanismo de “a ver qué me está faltando”.
-Lo que pasa es que como sos pez de ese agua...
-A ver, no extraño, pero sí te digo que me gustaría volver a conducir en algún momento y en algún momento lo voy a hacer, porque soy de este medio y porque me parece imposible no conducir más. Si pasa pasa, pero me resultaría raro. No sé qué haría si vuelvo, no se me ocurriría qué. El tema es que a mí me gusta estar en el medio... y de esta manera también estoy, entrando y saliendo.
-Con tantos conductores en pantalla, ¿por qué no hay un lugar para vos? ¿Te ofrecieron algo?
-En algún momento me ofrecieron y no acepté... Por otra parte no me parece un gran momento para estar. Lo que se está haciendo es mucho formato y yo formato, prácticamente, no hago. Salvo los formatos que yo mismo me hacía, y que mezclaba con entrevistas, no hice. Bueno, sí hice “Festilindo”, hace 30 años... Por ahí lo podría hacer, pero no es lo que me tira.
-Con tu recorrido, uno siente que estás desaprovechado, más allá de que lo que hagas pueda gustar o no.
-Yo sé que a algunos los irrito, pero eso también es parte de la diversión, ¿no? De no pasar inadvertido. Si se enojan está bueno que eso también suceda.
-¿Gustás más de lo que irritás?
-Las dos cosas por igual, tal vez.
-¿Creés que hay gente que sigue enojada por el video que hiciste cuando volviste al país contando lo que había pasado en el 2001?
-Puede ser eso, también hay un cuento en torno a que soy pedante, a que me tomo años sabáticos, a que me voy a Punta del Este...
-¿Sos pedante?
-Un poco puede ser, qué sé yo. Como he recibido ese mensaje, tal vez me creo que soy pedante, no sé. Pero también esta profesión es difícil y entonces te diría que hasta precisás un poco de eso, de la autoestima alta. Estás muy expuesto y si no venís con una buena autoestima te podés quebrar, sobre todo cuando no te va bien. Es complicado salir bien cuando te va bien, digo “salir bien en el afuera” , imaginate en las malas.
-¿Y vos cómo saliste de todas?
-Siento como que salí ileso de todas mis aventuras.
-No haber hecho las cosas pensando en el rating, ¿ha tenido un costo?
-Sí, obvio, y lo he pagado con gusto.
-¿Tus programas siempre terminaron fieles a cómo habían arrancado?
-En general sí, pero algunas veces me vi haciendo cosas que no me gustaban por el bajo rating.
-¿Tipo?
-Y, cuando hice “Domínico”, en Canal 13, había pegado mucho un juego que hacía con el entrevistado: tenía que estacionar un auto con obstáculos y si lo hacía bien y en tiempo se lo llevaba de premio. Eso funcionaba y me pedían más estacionamiento y más, ‘ dale’ , lo hice y, en vez de hacer una torta de frutillas, terminé poniendo el cajón de frutillas con un paquete de harina encima. Y eso, a la larga, tampoco funciona. Pero, repasando, nunca cambié en el aire: jamás arranque de bombero y terminé de monja.
-¿Nunca caíste en la trampa del minuto a minuto?
-Cero. Primero, porque en mi vida nunca tuve una cucaracha en la oreja (por donde se reciben indicaciones), no sé cómo es, con lo cual es muy difícil que te pasen un dato...
-Bueno, siempre te pueden escribir el numerito en un cartel.
-Nunca. A lo sumo alguno me hacía con el dedito así para arriba, onda “estamos bien”. Pero jamás me dijeron si estábamos mal. Yo hablaba con el entrevistado el tiempo que me parecía.
La charla transita serena en el living de su casa, en San Isidro, con el atardecer de fondo. Del otro lado del ventanal se ven todavía, la pileta, el jardín, el gimnasio a lo lejos. Adentro hay café y un tipo entregado a hablar de todo, sin filtro. Un Repetto auténtico, cuyas palabras tal vez levanten polvareda.
-¿Cómo ves a la televisión de hoy?
-No estoy mirando tanta tele como para hacer un análisis. Pero en el ‘zappinardo’ te podría decir que corre para donde corren los tiempos: los programas que buscaban despelote farandulesco buscan despelote político, porque rinden más. Fijate que hoy, de alguna manera, hacen todos política.
-¿"Intrusos" inclusive?
-Y, a mí me parece que (Jorge) Rial es político. Aparte, como tiene lo de la radio (“Ciudad Goti K”, por La Red), yo creo que tiene un perfil político. Otro que está en esa línea es (Alejandro) Fantino, ni hablar Santiago del Moro con “Intratables”, que directamente es política. Está bien, corren atrás del hueso.
-El fenómeno de "Avenida Brasil", ¿te sorprendió?
-Me sorprende que una tira extranjera tenga tanta fuerza, pero todos los que la han visto me dijeron que es muy buena. Me resulta increíble que una tira doblada, y que arrancó a la tarde, haya ganado la apuesta de la noche. Fijate lo que es tener una serie brasileña en un canal llamado de ‘televisión abierta’ , que ya de abierta tiene poco... Mirá el desparramo que armó.
Un tema llevó al otro, pasando por las mediciones, la grilla, los nuevos hábitos. Y enseguida cuenta que uno de sus cinco hijos, “Francisco, que tiene 13 años, no prende el televisor. Lo que ve lo ve en la computadora. Y el rating no llega ahí. Mira mucho contenido que no es televisivo: pibes de acá o de afuera que hacen pseudo programitas y hay un boca a boca terrible y son furor en la web. Yo creo que él ignora la mayoría de los nombres que están ahora en la tele”.
-Y para sus amigos, ¿sos el papá de Francisco o sos Nico Repetto?
-Un poco soy Nico, por lo que les cuentan sus padres. Pero por la edad de él paso raspando. La televisión es estar ahí.
-Pero si no estás ahí, ¿dejás de ser?
-De alguna manera sos menos producto, sin dudas. Si no, nadie anunciaría en television.
-¿Eso es algo que te perturba?
-Cero. El perfil bajo tiene sus desventajas, pero también, muchas ventajas. El perfil alto tiene un costo, estás más observado, más incómodo. Una vez le hice una nota a Sharon Stone, para “Loft”, en Miami, y dio el ejemplo exacto. Ella acababa de hacer “Bajos instintos”, en la que tenía una cruzada de gambas tremenda y me dijo que ella, con esa escena o esa película, agarró una pelotita de tenis y la tiró así, tac .
Y que después salió a la vida y le volvieron cientos de millones de esas pelotitas. Decía que la medida de lo que uno hace con respecto a lo que uno recibe está desproporcionada. Yo no me voy a comparar con Sharon Stone, pero lo doy como ejemplo porque me parece válido.
Echado en unos de sus sillones celeste pastel, con los guiones de “Guapas” sobre la mesa, recuerda que “en tiempos de furor se hacía difícil salir a la calle. De todos modos siempre fui muy agradecido. Reconozco que en esa época de locura me encerraba un poco, me excedía. Ahora estoy muy lejos de esa época. Y un poco yo me fabriqué esta situación, porque podía haberle tirado más nafta al fuego.
Cuando me encontré en el furor me pregunté: ‘¿Yo quiero más de esto, quiero todo el tiempo esto? No’. Entonces hice un año ‘Nico’ al mediodía y en plena ola de éxito dije ‘Muchas gracias’ , lo seguiré produciendo, pero lo hará Pablo Codevilla. Me metí en una chacra con Flor (Raggi, su mujer) y me quedé un año en Uruguay bajando los decibeles, porque esa fiebre loca no era lo que yo quería eternamente”.
-¿Te arrepentís de ese cambio?
-Estoy muy contento, tengo una muy buena vida, me divierto mucho, y para mí la clave es ésa.
Tiene 57 años, los días repartidos entre la grabación, sus "emprendimientos inmobiliarios, la producción de mi campo o cualquier cosa. Siempre estoy haciendo algo. Soy un tipo de gente cuya zanahoria no pasa ni por la guita ni por el éxito, sino exclusivamente por el momento que esté viviendo y que sea entretenido. Lo que me mata es el aburrimiento".
"Mi leitmotiv, que no me parece nada superficial, es no aburrirse. Se lo recomiendo a todo el mundo: si estás mal y no sabés qué te pasa, fijate si lo que te ocurre es que estás aburrido: de tu trabajo, de tu pareja, de lo que sea. No digo que tengas que tirar todo por la borda. Digo que, capaz, tengas que hacer algo para entretenerte y probablemente recuperes la alegría con tu trabajo, con tu pareja... Además, si uno está bien se convierte en un imán".
Y confiesa que está en medio de esa etapa. Tal vez por eso se le ocurrió regalar un acústico con aroma a Los Beatles, que los ánimos siempre agradecen.