Nicolás Cabré y Arturo Puig, actor y director, respectivamente de "El quilombero", se sentaron ayer en la mesa de Mirtha Legrand.
Cabré habló de su papá Norberto, que falleció hace casi dos años, y de su hija Rufina.
"Mi viejo me enseñó mucho. Yo empecé a trabajar desde muy chico y no sabía qué se hacía con la plata que ganaba. Hasta que un día mi papá me dijo 'vamos a ver un departamento, para que vos compres'. Ahí descubrí que todo el dinero que mis padres recibían por mi trabajo, lo guardaban. Esos son las cosas que hoy agradezco. Son los valores que me dejaron", le contó Cabré a Mirtha
Además, el joven remarcó que, aunque su familia pasó por momentos económicos difíciles, su papá nunca le pidió ayuda: "Él no me pedía nada, aún necesitando. La primera vez que sintió que no tenía salida y me tuvo que pedir, se le rompió el corazón".
Las lágrimas llegaron cuando Nicolás contó otra anécdota con Norberto: "Yo siempre tuve mis autos, me di mis gustos. Y él un día cambió el auto, que era un auto normal y que usaba para trabajar, me lo estaba enseñando y me mostró el estéreo. Yo lo miraba y no me sorprendía. Me lo mostró con una alegría, con tanta felicidad, que descubrí que yo nunca había logrado tener esa cara de alegría".
"Mucho tiempo busqué tener esa misma felicidad. La busqué mucho y no lograba conseguirla. Hoy con mi hija la consigo con pequeñas cosas, con un abrazo, con un 'gracias papá'", remató el actor.
"Soy feliz. Descubro sonrisas en mi cara que no tenía y que había buscado siempre en mi vida", admitió Nicolás el papá de la hija de Eugenia Suárez.