Ni un minuto de paz

La sanción a Lionel Messi sólo llegó para agravar la situación de la Selección argentina que ayer perdió con Bolivia (2-0) en la altura de La Paz. Hoy, la clasificación a Rusia 2018 pende de un hilo. Es hora de buscar un revulsivo.

Ni un minuto de paz

Sobre llovido, mojado. Si bien Argentina ya venía haciendo agua en su camino hacia el Mundial de Rusia del año próximo, el doble golpe que se recibió ayer parece ser determinante de cara a lo que viene.

Es que la sanción a Lionel Messi, que lo deja con la posibilidad de jugar sólo el último partido frente a Ecuador (algunos sueñan con que se podría bajar la sanción, pero eso está en el terreno de la especulación), no sólo lo deja afuera sino que fue un golpe para el resto del plantel que sabe que depende demasiado de Messi para poder conseguir el objetivo.

En los seis partidos que La “Pulga” jugó en las Eliminatorias, la albiceleste logró 15 puntos, el 83% del total y, sin él, obtuvo el 29% (siete unidades en ocho juegos, incluido el de ayer),

Como frente a Chile, más allá de la victoria, Argentina fue una sombra ayer en La Paz. Un equipo inconexo, que nunca tuvo una idea de juego y lo peor, con un técnico que vive una irrealidad. “Jugamos un partido brillante”, aseguró tras el triunfo frente a Chile y un preocupante “a mí no me tuerce nadie”, en la tarde de ayer.

Ese a mí no me tuerce nadie es lo más preocupante. Porque Argentina necesita que el técnico haga algo revulsivo. Estos jugadores a los que muchos le dan el mérito de haber llegado a tres finales y otros sacan a relucir que perdieron las mismas, no muestra signos de mejora.

No hay una rebeldía

A su vez, en la cabeza de Bauza rondan los fantasmas armando un cóctel letal con los fastidios. El Patón, apoyado en las versiones que incluían un posible despido después del partido con Bolivia, cree que todo se trata de una movida para erosionarlo aún más a él y también a la Selección.

Si a esto se le suma que el fútbol argentino recién hoy tendrá un presidente después de más de un año de cabildeos, lo que incluyó una huelga de jugadores, el panorama es cada vez más negro.

La reacción de Messi que terminó en su posterior sanción, es una clara muestra de lo que pasa por la cabeza de este grupo. Lionel que no habla por no pecar.  Un pibe que siempre se destacó por no hacer escándalos y que en España habla tapándose la boca para que las cámaras no lo puedan “escrachar”, explotó en la noche de la vuelta al Monumental y no es precisamente por un fallo mal cobrado, sino porque sabe que el equipo está en un momento de pobreza futbolística alarmante. El descargo que presentó firmado de puño y letra en el que niega haber insultado al juez, es también una decisión inentendible que se une a una serie de eventos desafortunados.

Ya no importa quiénes son los rivales a los que hay que enfrentar en las últimas cuatro fechas (visita a Uruguay, local contra Venezuela y Perú y visita a Ecuador), sino en cómo se remonta la cabeza de este grupo. Un plantel que hasta se peleó con la prensa por aquella denuncia de que Lavezzi había consumido marihuana en la previa del último Mundial. Un grupo al que muchas veces se lo calificó como “Messi y sus amigos” y al que se lo culpa de haberse cargado varios técnicos (Basile, Maradona, Batista, Martino y ¿Bauza?).

El trabajo está ahí. Rusia está tan cerca, como tan lejos. Estamos a tiempo de meter un volantazo y enderezar el rumbo, pero hay que hacerlo con celeridad.

Es hora de dejar de pensar que porque somos Argentina, tenemos asegurado un cupo en el Mundial. La FIFA dio un claro mensaje ayer con la sanción al mejor jugador del mundo. “Acá nadie tiene coronita”.

Un lindo desafío tendrá el “Chiqui” Tapia en sus primeras horas de gestión. Tratar de bajar la sanción a Messi, es tan importante como enderezar el rumbo de una AFA que hoy transita como los caracoles de Chile.

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