Con el fin de las nevadas los pasos fronterizos a Chile comienzan a estar habilitados durante todo el día y el flujo vehicular de uno y otro lado de la cordillera agiliza el turismo y el comercio. Pero el buen clima también es aprovechado por los narcotraficantes que, a lomo de mula, contrabandean droga a Chile obviando los pasos habilitados, una modalidad cien por ciento mendocina.
El pasado 18 de octubre las oficinas del ministerio de Seguridad provincial nuclearon a las principales autoridades de narcocriminalidad de Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja en el marco de la reunión del Consejo Federal de Drogas de la región Cuyo. El objetivo: intercambiar experiencias en la lucha contra el narcotráfico.
Allí, según indicó a
Los Andes
el jefe de Narcocriminalidad, comisario Roberto Badrán, se vislumbró una vez más la modalidad exclusiva en la provincia, que, lejos de ser un orgullo, mantiene en alerta a los uniformados de la división.
“Dentro de las nuevas modalidades que van apareciendo en el contrabando de droga está la del paso a Chile a lomo de burro o de mula, que otras provincia s del país no tienen, salvo San Juan en algunas ocasiones”, explicó Badrán.
Y agregó: “Gracias a aportes investigativos de otras provincias, fomentados justamente por encuentros como el que acabamos de tener en Mendoza, se puede saber si otras provincias tienen algún trabajo grande y si tienen informaciones del tráfico hacia Chile, por ejemplo. Si a ellos les suena algo que pueda interesarnos, empezamos el intercambio de datos”.
El hombre que tiene a su cargo de división que golpea al narcotráfico en la provincia, advirtió que estos operativos ilegales se desarrollan “únicamente en verano, entre octubre y noviembre, cuando la falta de nevadas en la montaña lo permite”.
“En la zona de cordillera hay nevadas que no les permiten incursionar, salvo en estas épocas. Por eso siempre trabajamos con Chile en lo que se llama trabajos de asistencia, que consisten en la colaboración con las fuerzas de otro país que se hacen vía Cancillería. En lo relacional, tenemos muy buenos vínculos con Chile, lo que posibilita un intercambio y conocimiento de ciertas cosas”, detalló el uniformado.
Con frecuencia, se conocen operativos que permiten el decomiso de sustancias ilegales de uno y otro lado de las montañas que nos separan del país vecino. Pero
la banda desbaratada a comienzos de febrero pasado, de la que era parte un policía mendocino
, puso en alerta al personal de Narcocriminalidad y, al estar ante una nueva modalidad, los llevó a tener que adaptar las tareas.
El uniformado detenido, había cruzado a Chile con 300 kilos de marihuana. Cuando culminaron las investigaciones se supo que pertenecía a una banda de narcos que operaba en nuestro país y en Chile y que usaba mulas para traficar la droga.
El resultado, para los investigadores, fue más que positivo: al menos ocho personas detenidas, autos secuestrados, unos 500 kilos de marihuana incautados y el hallazgo de documentación importante para la causa.
Entre esos sospechosos estaba Juan Pablo Alcaraz, un auxiliar de 28 años que cumplía servicios en la Comisaría 53 de Potrerillos y que desde octubre del 2005 integraba la fuerza.
El primer golpe fue del histórico operativo anti drogas había sido el 1 de febrero pasado, cuando
en San Carlos se detuvo a tres mendocinos con 194 kilos de marihuana
que era trasladada en un auto y una camioneta. Estos también eran parte de la “banda de las mulas”.
Pocas estadísticas, más cocaína
Desde Narcocriminalidad admiten que es muy dificultoso llevar estadísticas sobre la droga en Mendoza y concretamente para saber si ha aumentado el narcotráfico a nivel local. “Es complicado medir si hay más droga o no en Mendoza. ¿En base a qué? ¿Al consumo, a lo secuestrado, a los que están operado y aún no hemos detenido? Mientras ellos trabajan ¿cuántos otros hay consumiendo?”, se sinceró Badrán.
El jefe de Narcocriminalidad admite que los secuestros realizados los últimos meses han demostrado un incremento en la cantidad de sustancias almacenadas en el territorio local y, lo que es más preocupante, un incremento en los decomisos de cocaína, droga que no era tan habitual por estos pagos.
Según informó a fines de septiembre pasado el ministro de seguridad, Carlos Aranda, en lo que va del año se han secuestrado más de 2.000 kilos de marihuana y 350 de cocaína en toda la provincia.
“En las villas donde antes habían pequeños quioscos de estupefacientes, hoy se está hallando muchísima droga con depósitos y cocinas de cocaína. Antes en esos barrios, como el Campo Papa, había venta de paco o menudeo. Hoy hemos encontrado grandes cantidades en fraccionamiento pero no grandes volúmenes de droga”, detalló el uniformado.
Es que Mendoza se ha convertido en depósito de sustancias y ya no es sólo utilizada como punto de paso hacia otras provincias o hacia Chile. “Ahora utilizan casas no sólo para vender sino para ocultar la droga y llegar a la etapa final de la cocina de cocaína. Habitualmente no tienen cocaína sino pasta base, es decir una etapa antes de ser procesada y obtener cocaína”, puntualizó Badrán.
De esta manera, los narcos locales evitan el tratamiento, sin obtener clorhidrato. La última etapa en la fabricación de esta sustancia es la utilización del ácido clorhídrico. Al nivel de pasta base se llega con la aplicación del ácido sulfúrico. “Cuando compran paste base se aseguran de que es pura. Aunque no esté terminada, tienen la certeza de que no es estirada”, explicó el comisario consultado.
Afortunadamente, al parecer, faltan expertos en la materia y no se alcanza a producir cocaína mendocina. “Hay que tener conocimiento de cómo se termina la etapa de clorhidrato. Una vez hecho ese proceso, se puede hacer estiramiento, como hicieron en
la cocina desbaratada en Las Heras
, donde utilizaban cafeína para estirarla. Generalmente la ‘estiran’ hasta 4 veces y de un kilo llegan a cuadruplicar las sustancias, y lógicamente, las ganancias”, explicó.
Los últimos golpes asestados al narcotráfico local han hecho que el precio de las drogas aumente, ya que es más difícil conseguirla. “Es como todo: si se consigue fácil, es barato. Si cuesta conseguirla y procesarla, su precio aumenta”, concluyó Badrán.