Los principales rivales en las elecciones generales israelíes, el primer ministro Benjamín Netanyahu y el exjefe del Estado Mayor, Beni Gantz, se consideraron ganadores de los comicios, con unos resultados muy reñidos según las encuestas a boca de urna.
La mayoría de los sondeos mostraron al Azul y Blanco de Gantz como el partido más votado, con una diferencia de entre tres y seis escaños del Likud del jefe del gobierno, lo que sin embargo no le alcanza para formar gobierno.
"Ganamos. ¡El pueblo de Israel habló! Gracias a miles de activistas y más de un millón de votantes. En estas elecciones hay un claro ganador y un claro perdedor. Bibi prometió 40 asientos y perdió a lo grande", dijeron en un mensaje Gantz y Yair Lapid, las cabezas de lista de Azul y Blanco, tras conocerse las encuestas.
Netanyahu, por su parte, aun sabiendo que probablemente no encabeza la lista más votada, hizo cuentas y proclamó que "el bloque de la derecha liderado por el Likud ha ganado una victoria definitiva". "Agradezco a los ciudadanos de Israel la confianza. Empezaré a formar una coalición de gobierno con nuestros socios naturales esta noche", anunció en Twitter.
De hecho, el jefe del gobierno se puso en contacto en cuanto comenzó el recuento con los líderes de Kulanu (Moshe Kahlon), Israel Nuestro Hogar (Avigdor Lieberman) y del religioso Shas (Aryeh Deri), para asegurarse que le recomiendan al presidente, Reuvén Rivlin (también del Likud) para la tarea de formar el próximo Ejecutivo.
Las encuestas indican como más probable la formación de un gobierno de derechas, al calcular al bloque de centro e izquierda entre 56 y 60 escaños y a la derecha entre 60 y 66. Pero los resultados están muy ajustados y nada será definitivo hasta el recuento final, del que no se espera tener una imagen clara hasta hoy.
Rivlin tiene que elegir al candidato que más posibilidades tenga de unir una coalición y que más represente el voto popular, pero no necesariamente tiene que entregarle el encargo al líder más votado.
Números
Con los primeros 30.000 votos escrutados, Azul y Blanco obtenía el 30 por ciento del voto, frente a un 24,2 por ciento del Likud. Detrás, seguían la Unión de Partidos de Derechas y el Laborismo con un 8 por ciento cada uno, Nueva Derecha con un 5%, el pacifista Merez con 4% y tres partidos que estarían cerca de no superar el límite del 3,25% exigido: Shas, Zehut, Kulanu y Gesher.
Desde el cierre de las urnas y la salida de los primeros sondeos, los candidatos de la coalición centrista Azul y Blanco, sus equipos de campaña y simpatizantes celebraron en una sede habilitada para ello en Tel Aviv los prometedores resultados.
"Estamos muy felices. Es una victoria clara. Es muy difícil crear una coalición en Israel, pero estos resultados prueban de que el país expresó muy claramente que no quiere a Benjamín Netanyahu", dijo Guy Levy, seguidor del grupo centrista.
“Nos sentimos libres. Es posible. Tenemos una larga noche hasta los resultados finales, pero por primera vez se puede sentir un aire de cambio”, agregó Uri Shapira, miembro de la campaña de esta formación.
Gantz se presentó en su primer discurso como el primer ministro de todos los israelíes, no solo de los que le votaron y calificó el “día de histórico”.
“Nuestra gente votó la unidad y rechazó la división”, declaró.
En la celebración del Likud, mucho menos concurrida y festiva, Uzi Dayan, número 33 de la lista aseguró: “El Likud se siente bien con los resultados (preliminares). La buena noticia es que tenemos todos los ingredientes para crear un nuevo gobierno de coalición”, aseguró.
La jornada, festivo nacional, estuvo marcada por un alto abstencionismo en las localidades árabes de Israel.
“Han votado por una ocupación eterna”
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat, afirmó que ayer los israelíes votaron a favor de "mantener el statu quo e incluso de la ocupación de Palestina".
“Han votado por el Apartheid y por una ocupación eterna”, expresó en su cuenta de Twitter. Además, destacó que “los sondeos a boca de urna mostraron que sólo 18 de los 120 miembros de la Knesset apoyan dos estados en las fronteras de 1967”.