-Si dividimos a los funcionarios políticos entre técnicos y rosqueros, usted claramente pertenece a los segundos, le dice Los Andes al subsecretario de Relaciones Institucionales del Ministerio de Seguridad, Néstor Majul.
Él está posando para la foto, pero no se toma ni un segundo en retrucar el dardo:
-Obvio. No se puede estar todo el tiempo imponiendo; hay que poner un poco de cintura.
Es un hombre de la rosca y por eso el gobernador, Alfredo Cornejo, lo mantiene ocupado en cosas tan diversas como las relaciones institucionales de Seguridad, la coordinación para mantener el paso a Chile operativo y negociaciones varias con legisladores e intendentes.
Majul es uno de los hombres de más confianza del mandatario para todo lo que requiera diálogo.
“Alfredo (Cornejo) tenía el estigma de la rosca, hasta que pudo demostrar su solidez técnica y su capacidad de gestión en la Municipalidad de Godoy Cruz. Sé que para adentro del partido y para afuera tengo alguna resistencia por este tema de la rosca, que siempre tiene un tufillo oscuro. Pero estoy hace muchos años en la gestión pública, jamás tuve una denuncia.
Estoy muy tranquilo con lo que hago”, remarca.
-Se sienta con intendentes, con legisladores. Usted habla en nombre de Cornejo...
-Cuando él me lo pide.
-Son pocos los que tienen ese privilegio...
-No creas. Adentro tenemos una visión distinta a la del periodismo. Creemos que el Gobernador tiene 72 manos derecha. Me hago cargo de que tengo relaciones, en la política, de hace muchos años. Por ejemplo, con Alejandro Bermejo nos conocemos desde hace 20 años; con Emir Félix también. Pero puedo asegurar que en el “mundo Cornejo” hay mucha gente en la que él confía.
La historia dice que Majul creció e hizo sus primeras armas en Maipú. En su adolescencia fue un militante que repartía panfletos para el radicalismo maipucino, a pesar de que sus padres eran filoperonistas. También estaba en el centro de estudiantes de la secundaria.
En 1989, la militancia estudiantil le permitió conocer a Víctor Fayad, el hombre al que considera su primer jefe político. “El que me invitó a militar en el radicalismo de Capital fue el actual director de Migraciones, Alejandro Diumenjo”, cuenta. Con Diumenjo justamente tiene que estar en permanente contacto ahora que debe ocuparse de la fluidez del cruce a Chile.
No era, ni es lo mismo ser militante radical en Maipú que en Capital. En los reinos del Viti Fayad, el sector dominante era Convergencia y el partido ganaba y, aún hoy sin Fayad, gana elecciones; en Maipú, los radicales dominantes eran de Causa, el sector de José Genoud, y la UCR no ganaba, ni gana elecciones.
-¿Se puede ser radical en Maipú?
-Sí, se puede.
-No hay mucho que festejar ahí.
-Olvidate. Yo tengo más militancia a nivel provincial que municipal, pero reconozco que los Bermejo hacen un buen laburo. Hay cosas que se podrían hacer mejor, pero hacen un buen laburo.
En el ‘90 empezó a trabajar en la Municipalidad de Maipú. Cuenta que le tocaba barrer el carril Maza pero en 1991 lo despidieron una semana antes de casarse. Días después de volver de la luna de miel, Fayad lo nombró en Inspección General de la Municipalidad de Capital.
En 1993 Majul fue electo delegado en la conducción nacional de la Juventud Radical; casi al mismo tiempo Fayad era electo diputado nacional. Eso significó cuatro años en Buenos Aires cultivando la relación con su jefe político.
“Me hizo partícipe de reuniones en Buenos Aire,s fantásticas, con Raúl Alfonsín, Fernando de la Rúa, Fredy (Federico) Storani. Cuando lo eligieron secretario general del partido hubo negociaciones en el Hotel Savoy, pero se firmó todo en el tercer piso del Comité Nacional. El Viti agarró el papel y me dijo ‘vení conmigo’. Subimos al ascensor y se sinceró: ‘No me cagan más. Hace dos años me eligieron secretario general y en los tres pisos del ascensor cambiaron mi nombre’”, relata.
En 1997 fue candidato a presidente de la Juventud Radical de Mendoza; dice que Fayad le prestó un auto para hacer campaña por toda la provincia. Perdió a manos de Ismael Jadur, un nombre que hoy resuena por otros motivos: es el gerente de relaciones institucionales de Impsa.
En 1999 Roberto Iglesias gana la gobernación y Majul hizo campaña para el candidato a intendente de Maipú, Alberto Rodríguez Medina, quien terminaría siendo director de Deportes. Allí fue a parar Majul. Cuando Rodríguez Medina se fue a la Legislatura, llega Oscar Morales a Deportes y Majul sigue ahí. En 2005 las relaciones entre Iglesias, Fayad y el entonces gobernador Julio Cobos se rompen; se nombra Carlos Laterra a Deportes y Majul debió partir.
Entonces llega otro momento clave en la vida de Majul. El que lo rescata es el entonces ministro de Seguridad, Cornejo, el segundo jefe político que reconoce.
“Alfredo tenía una visión del partido y de la provincia y quería generar algo para dar volumen político al Julio. A mí me seducía mucho lo del Alfredo. Él ya soñaba con ser gobernador”, cuenta Majul y revela lo que le dijo Cornejo en aquel momento: “Algún día tenemos que tener un protagonismo importante en esta provincia, no ahora, pero algún día. Vení, vos tenés amigos en todos lados”.
-Claramente Cornejo no lo llamó por su capacidad técnica...
-No. Yo conocía el mapa del radicalismo de la provincia, conocía quién era quién en cada departamento. Desde 2005 hasta ahora, a diferencia de antes, he ocupado cargos ejecutivos. He mezclado la rosca con la gestión.
Estoy cumpliendo con lo que me parece debe ser un funcionario público. Me rodeo de gente con solidez técnica, como en la Dirección de Vivienda de Godoy Cruz, donde armamos un equipo maravilloso: Damián Salamone, que ahora está en el IPV; Florencia Santoni, que ahora es la directora de Vivienda del municipio, y Marcela Fernández, que estaba en área social de mi equipo y ahora es subsecretaria de Desarrollo Social.
El rescate de Cornejo implicaba una ruptura con el primer jefe, quien en ese momento no tenía un destino político claro, aunque dos años después volvió a ser intendente de Capital. “Me senté con el Viti, le dije que no sabía qué iba a hacer de su vida y que yo quería jugar, así que me iba con el Alfredo. Me respondió: ‘Me parece bien. Mis amigos no te quieren, dale para adelante. Gracias por todo, no nos debemos nada’”.
A fines de 2007, se fue con el ex vicepresidente Cobos al Senado nacional y fue el testigo más cercano del voto “no positivo”.
En 2009 volvió a Mendoza, a la dirección de Vivienda de Godoy Cruz. En 2013 fue electo diputado provincial y en diciembre de 2015 Cornejo lo puso en el Ministerio de Seguridad. En el organigrama, su subsecretaría aparece por debajo del ministro Gianni Venier, pero sus tareas parecen las de un subsecretario de Relaciones Institucionales de todo el Gobierno.
Vida y obra
Néstor Majul tiene 47 años, dos vástagos varones de 24 y 16 años de su primer matrimonio y jura amar como propios a la hija de 18 y al hijo de 16 de su actual pareja.
Dice que su compañera es “la mujer que me ordenó la vida”, porque logró darle cierto equilibrio entre lo afectivo y lo político, aunque ella no pone buena cara cuando se habla de las tareas que el gobernador Cornejo le multiplica.
Ya es abuelo: tiene una nieta de 1 año y tres meses, hija de su hijo mayor.
Pocos saben que es Técnico en Administración de Empresas egresado de la escuela Infanta Mendocina, la que está ubicada en calle Adolfo Calle, de Dorrego.
Cuenta que mientras estudiaba en la secundaria, trabajó en una bodega asistiendo en la fermentación. También hizo zanjas con su padre para los cimientos de algún barrio olvidado de su departamento y supo bajar y subir cajones de bebidas en el reparto de su tío.
En 2000 tuvo un incidente policial del que dice no estar orgulloso, “pero si estuviera en la misma situación, con mi hermano corriendo peligro, volvería a tomar la misma decisión”.
En la cancha de Gutiérrez Sport Club fue a ver un partido. Como suele suceder, se armó una batahola. Majul, hincha de Maipú, cuenta que fue a la platea techada con su hermano y, cuando se desataron los desmanes, salió corriendo.
En un momento su hermano se retrasó por ayudar a otro hincha y quedó a merced de algunos hinchas de Gutiérrez. Se volvió y hubo trompadas. Fue detenido, asumió las lesiones causadas con su adversario y entró en probation. “Nunca fue un incidente con la policía, nunca fui barra”, se preocupa por aclarar.