Yo nací en San Juan, mi madre era profesora de piano del barrio y mi viejo clarinetista de la banda de policía y contrabajista de las orquestas de tango de mi provincia. Al violonchelo lo vi por primera vez en un programa de televisión, "Grandes valores del tango" y flashé.
Recuerdo que toda mi familia disfrutaba de ese show y nos gustaba comparar cantantes; a mi mamá le gustaba Argentino Ledesma y Rosanna Falasca, a mi viejo Alberto Podestá, a mi hermano Jorge Falcón y a mí el "Negro" Lavié.
Sin embargo, de adolescente, apareció el ingeniero Juan Victoria. Él fue el constructor del auditorio de San Juan que lleva su nombre. Era un chelista aficionado. Yo tenía 14 años y el maestro Vicente Constanza junto al padre de mi amigo Daniel Robuschi le hablaron al ingeniero de un chico que tocaba el chelo con instrumentos prestados por la Escuela de Música de San Juan. Juan Victoria, me citó a su casa, toqué para él y me regaló su violonchelo para apoyar mi carrera.
A los 15 años, gané por concurso el puesto de Séptimo Violonchelo de la Orquesta Sinfónica de la UNSan Juan. Por ingresar a la orquesta tuve que terminar mis estudios secundarios en una escuela nocturna. Mi primer gran orgullo fue poder ayudar a mi familia con el sueldo de la sinfónica.
Estoy convencido que un músico cuando interpreta hace una declaración. Ser violonchelista (de la OSUNC) o director (de la Orquesta de la Ciudad de Mendoza) me transforma en intérprete del mensaje que un Piazzolla, Brahms o Brubek quisieron transmitir al componer una partitura. Pero no hay deseo que no tenga un relato.
La directora de Cultura de la Municipalidad, Martha Artaza, me llamó para que le recomendase un director para la orquesta y me recomendé. (Risas). La orquesta tiene importantes y virtuosos músicos, ellos me sorprenden y me enseñan ensayo tras ensayo. Cada uno toca distintos instrumentos, se divierten.
Para mí, ahora es común, (aunque al principio me sorprendía), encontrar al bandoneón tocando el piano o el violín, al saxofonista tocando el clarinete o al pianista tocando la batería o el bajo. La verdad que es un lujo para la provincia.
Pero, ya que estamos contando sobre mis oficios, no podría dejar de hablar de Tangastor. Con Tangastor hemos tocado en muchos e importantes escenarios, además de muchos eventos empresariales.
En uno de esos eventos donde cualquier grupo musical pasa a ser la música funcional o ambiental, en la terraza de una importante bodega y debajo de una sombrilla había una sola persona que nos aplaudía a rabiar, ante el desinterés del resto de los presentes. Terminamos el show y al bajar del escenario esa persona nos estaba esperando con una copa de vino y nos pidió sacarse una foto con nosotros: esa persona era el gran Julio Bocca.
En el 2013, yo pedí un cambio de función y me despedí de la orquesta de la UNCuyo tocando el Concierto de Dvorak. En el 2014, la universidad me otorga la medalla por mi 30 años de servicio y me pide que vuelva a la orquesta para apoyar a la nueva gestión universitaria.
Afectos
Me levanto temprano, llevo a mi familia a su trabajo o facultad, vuelvo a casa y preparo el mate para ponerme a practicar el violonchelo mientras espero a los alumnos que lleguen a tomar su clase. Por la siesta, trabajo en la sinfónica. De vuelta a casa después del ensayo, preparo el material de director para trabajar con la Orquesta de la Municipalidad hasta las 23 horas. La orquesta ensaya en el Teatro Quintanilla.
Prácticamente todos los días disfruto de mi profesión, yo me divierto y mi familia ya se acostumbró. Pero no puedo dejar de expresar que mi familia es lo más importante de mi vida; llevo 27 años de matrimonio. Mi esposa es maestra jardinera, mi hijo Marcos Longo es músico (es el bajista de Tangastor y de Lluvia de Papas) y tiene un Taller de Estética Automotriz y mi hija hace danza contemporánea y estudia cine.
Desde muy chico me gustó sentirme capaz de hacer algo con la música (me refiero a la partitura) que tuviese en mi atril; ella me estimula y despierta mi imaginación. Como decía el gran maestro del violonchelo Pablo Casals: "La música no es lo que se escucha, sino lo que uno imagina al escucharla".
Música en construcción
Hoy, a las 20:30, con entrada gratis, arranca el espectáculo "Jazz de mi ciudad" en la Nave Universitaria, de la Orquesta de la Ciudad de Mendoza, el órgano municipal en el que Longo es su director desde octubre del año pasado y que se ha convertido en una de las pocas agrupaciones institucionales que pueden organizar una agenda anual, tal como lo hace la Filarmónica y Sinfónica.
Más adelante, la agenda del grupo incluirá presentaciones dedicadas a la obra de Gustavo Cerati y Mario Matar, en lo que es probable que se inviten a músicos de otras orquestas. El ensamble está formado por 15 excepcionales músicos y la vocalista Patricia Cangemi.
En síntesis
Néstor Longo es el chelista con más conciertos realizados como solista en la OSUNCuyo. Además, realizó la primera audición en Mendoza del "Concierto en Do Mayor" de Haydn y el "Concierto para Violonchelo" de Elgar.
Entre otros, fundó el grupo Tangastor, dedicado a la música de Piazzolla, con el que grabó dos discos y el cuarteto de cuerdas Harmony, que también consiguió grabar un álbum.