Nacido en San Juan pero adoptado en Mendoza, Néstor Longo se ha dedicado en sus 30 años de carrera en la música clásica a sólo mirar hacia adelante. Desde chico, el violonchelo lo acompañó en toda su formación y con él consiguió grandes logros y alcanzó a trabajar con imponentes maestros.
A lo largo de su trayectoria ha sido artífice de diversos ensambles y agrupaciones. Eso lo ha llevado querer ser el maestro que siempre deseó tener y ahora, a convertirse en el director con el que siempre quiso trabajar.
Longo es uno de los más reconocidos violonchelistas y pedagogos de nuestro país. Y este fin de semana tendrá el honor de dirigir a la sinfónica de Entre Ríos.
El Centro Provincial de Convenciones de Paraná será sede de una noche mágica. La OSER (Orquesta Sinfónica de Entre Ríos) brindará un espectáculo que contará con obras de Ravel, Piazzolla, Márquez, Bizet, Mascagni y Pérez Prado.
Dicho concierto forma parte del programa donde Longo buscó estirar sus horizontes: el Programa de Pasantías Federales de Perfeccionamiento en Dirección Orquestal. El objetivo es acercar a artistas de distintas regiones culturales de Argentina, tarea llevada a cabo por el Programa de Cultura del Consejo Federal de Inversiones (CFI).
"Siempre he estado formando agrupaciones y pequeñas orquestas. Estuve como director de la Orquesta de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza y creé la Orquesta José de San Martín. Esa última fue para el programa de orquestas infanto-juveniles y lo estuve coordinando por un año. Siempre estuvo en mí ese deseo de dedicarme a la dirección de orquestas".
Este deseo del director se acompaña por una formación que viene desde mayo de este año, cuando quedó seleccionado entre más de 100 directores de todo el país formar parte de la instrucción que se desarrollaba en la provincia del Litoral.
Bajo la dirección general y artística del titular de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos, Luis Gorelik, las producciones le han brindado a Longo la oportunidad de trabajar con artistas de gran renombre. Durante agosto pasado y también en la noche de hoy, la pianista Martha Argerich participará como solista en una experiencia irrepetible para Longo: "Es muy difícil encarar una visión general de una partitura, y más con tus colegas. Es algo único e irrepetible, no hay ningún ensayo ni ningún momento que se pueda repetir. Todos los días son distintos, las posibilidades sonoras también".
Sus labores lo han llevado a formar parte de diversas formaciones, diversos ensambles, incluso fuera de nuestra provincia. "Los músicos necesitamos contagiarnos de las buenas costumbres que se van perdiendo con el tiempo. La profesión del músico se va haciendo muy cotidiana y siempre estamos a la espera de que alguien nos sorprenda como director. Por eso romper la rutina de los ensayos es lo que he aprendido, siempre en función de un futuro no muy lejano; espero. Ya no soy un niño y quiero poder manifestarme como director y ser una opción para las orquestas de mi provincia", afirma el violonchelista.
Continúa: "No siempre lo que viene de afuera es bueno. Muchas veces las orquestas tienen la posibilidad de contratar directores invitados pero no siempre tienen el perfil que necesitan para poder seguir creciendo. Mi instrucción ha sido en función de eso". El fusionar esa doble visión, tanto de músico como director, abre un nuevo panorama donde poder trabajar: "Yo enseñé el violonchelo como a mí me hubiese gustado que me enseñen y dirijo una sinfónica como me gusta que dirija un director, al menos eso pretendo".
Tiempo atrás, el músico fue partícipe de dos ensambles merecedores de recuerdo: Tangastor y el Cuarteto de Cuerdas Harmony. Gracias a ellos consiguió tocar para Julio Boca, tener contacto directo con el hijo de Piazzola y realizar una gira por Buenos Aires donde presentaron discos.
Todo ese pasado le permitió a Longo rodearse de excelentes músicos y mentores: "El primer violín del grupo, el fallecido Narciso Benacot, era toda una eminencia en la música de cámara de Mendoza y del país. Fui contemporáneo de grandes maestros y tuve la oportunidad de aprender de ellos. Pero ahora es tiempo de unir a los músicos en Mendoza y por eso he creado una orquesta popular y solidaria", cuenta el director.
"La Orquesta Popular Unida y Solidaria es un proyecto que apunta a ser un trabajo social y brindarle a la comunidad mendocina un repertorio y una actividad artística que le haga bien, con lo que ellos quieran escuchar y han escuchado toda la vida. Lo más popular del tango, del rock, de la música clásica y del ballet: es un proyecto ambicioso", sostiene.
La Fundación OPUS (según sus siglas) ya adquirió personería jurídica gracias a la ayuda de muchos empresarios. Está formada músicos en función y algunos retirados. "Esa fundación además va a tener una academia donde se va enseñar y se va a tratar de conseguir la primera orquesta-escuela de tango, folclore y varias más", agrega Néstor.
De San Juan, Mendoza, Tucumán, Chile y Brasil, Longo busca revitalizar la labor de aquellos artistas que por alguna u otra razón han tenido que retirarse, pero que la música todavía les mueve el espíritu.
Fuera de eso, la orquesta cuenta con personalidades como Pepe Sánchez en la percusión, Daniel Morcos con los pianos, el propio sobrino del violonchelista, Matías Longo, en el primer chelo y con varios músicos y músicas que buscan algún rincón para seguir interpretando su arte.
Entre tantos objetivos, tantos anhelos y tareas, Néstor aprovecha las oportunidades que el tiempo otorga, y lo va moviendo en posiciones diferentes: "Hay un tiempo para todo.
Tuve el tiempo para enseñar y lo hice, así como tuve el tiempo de aprender a tocar como solista en los conciertos y lo hice. Muchas veces el músico se envuelve en un ego tan grande que se baja del escenario y se olvida de que las luces ya se apagaron y se empieza a vivir.
Entonces es como que creen que tienen un seguidor de luz que los va siguiendo. Eso ya es época pasada, otro tiempo, y la música está para darse. La crearon grandes músicos que muchos de ellos no consiguieron disfrutarla. Cuando Piazzola murió recién ahí nos dimos cuenta de que teníamos un genio de la música entre nosotros.
"El egoísmo, mezquindad y la envidia que nos rodean a todos los artistas, son una situación con la que a mí me gustaría luchar desde mi punto de vista. Hay que aprender a dar y todo a partir de ahí se hace mucho más bello", concluye.