Con la presencia de testigos continuó el juicio que por homicidio culposo se sigue contra Roberto Moyano, director de Deportes, Recreación y Turismo de la UNCuyo; Francisco Illanes, jefe de coordinación administrativa; Marcelo Quiroga, director de Servicios de la UNCuyo, y su hermano Cristian, concesionario de la pileta, y que busca esclarecer responsabilidades en la muerte de Marcela Sánchez (12), la nena que se ahogó la tarde del domingo 8 de enero de 2006 en la pileta del establecimiento universitario, cuando una de sus piernas quedó atrapada en el sistema de desagote.
Con una sala casi vacía -a diferencia de la primera audiencia, cuando compañeros y amigos de la víctima ocuparon toda las butacas-, ayer el Tribunal compuesto por Alejando Piña, Estela Blanco y Juan González Macías escuchó la versión de testigos sobre lo ocurrido.
Uno entre todos
De los cinco testimonios el más extenso fue el de Martín Romero, el guardavidas, que en soledad estaba a cargo del cuidado de las personas (en su mayoría niños) en la pileta. De su relato de casi dos horas se desprende, en un hecho reiterado por otros testigos, que la pileta comenzó a ser vaciada (situación que no fue comunicada a los bañeros) mucho antes de la hora de cierre y cuando aún había personas en el agua.
"Lo advertí cuando vi que el nivel del agua había comenzado a bajar", explicó el joven profesor de educación física, que cuenta con antecedentes laborales similares en varias instituciones. También reconoció que junto a la pileta debería haber elementos para seguridad, como un "tiburón" (especie de flotador), oxígeno (que sólo había cuando un socio entrenaba a buzos) y un botiquín de primeros auxilios (el único era de su propiedad y estaba guardado en la mochila).
El Libro del Agua
También habló de las novedades que debían ser asentadas en un cuaderno, conocido como Libro del Agua y donde se había informado (días antes del accidente) sobre la falta de una rejilla para el desagote en la parte más profunda, ausencia que provocó el accidente de la nena.
Sobre el momento del accidente, del que fue advertido por un bañista, Romero explicó que se tiró y vio en el fondo a una nena atascada en una de las salidas de agua. Después de reconocer que el agua estaba sucia recordó que también se tiró a la pileta mucha gente. "Fue un momento de gritos y pánico", al final la nena pudo ser rescatada (después de 20 minutos) con una manguera (no había una soga) atada al dorso y ya sobre un costado de la pileta se trató de reanimarla con masajes y respiración.
De su relato se desprende que Marcela al ser rescatada tenía "marcas en la pierna que había quedado atrapada y un color violáceo en el rostro".
Por su parte, el buzo Eduardo Pérsico, quien usando un equipo básico se tiró a la pileta, dijo que "cuando bajé encontré a la niña con la pierna metida hasta la ingle, estaba completamente cianótica. Vi que estaba sin vida...".
Delante de los imputados -que en la primera audiencia se abstuvieron de declarar- se encuentran sus defensores: Roberto Godoy Lemos, Sergio Salinas y Diego Lavado, mientras que enfrente están la fiscal María André y el abogado de la familia, Pablo Lazzati, que fueron los que más preguntaron y repreguntaron a los testigos.