La madrugada del 15 de febrero de 1992 la provincia despertó convulsionada: dos hombres jóvenes habían sido hallados muertos en un socavón de Papagallos. Uno de ellos era Armando "Nito" Neme (31), reconocido abogado y ex propietario del excéntrico bar "Barcelona".
El cadáver restante correspondía a Carlos Ros (21). Pero hubo, además, una tercera víctima que logró zafar de la furia de los asesinos: era Héctor Lagos (20), quien luego alegó que en medio de la matanza se "hizo el muerto" y los asesinos se retiraron convencidos de que habían matado a tres, no a dos.
Fue Lagos quien llegó hasta una hostería aquella madrugada y contó lo de la masacre. A los pocos minutos, esa zona de El Challao estaba repleta de móviles policiales y ambulancias. Neme y Ros habían sido acribillados a balazos y murieron ahí mismo. El auto de Neme, un Renault 12, apareció quemado más tarde en el departamento de San Martín.
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"La etapa de instrucción, el rol de la Policía fue penoso: los policías se cansaron de mandar ante los jueces a testigos que no tenían nada que ver con el hecho para desviar la pesquisa. Uno de ellos fue una travesti que detuvieron, la dejaron dos días en una celda y la llevaron a declarar sin afeitar y toda sucia". Alejandro Poquet, abogado defensor de la familia Neme y amigo personal de "Nito".
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Unas horas más tarde, la Policía detuvo en una picada cercana a tres hombres que manejaban un Ford Falcon. En el auto iban, entre otros, Oscar Aguirre y Miguel Quirós, ambos de Buenos Aires, quienes estaban en Mendoza ya que trabajaban en cooperativas policiales. Fueron detenidos en la seccional 5 pero rápidamente dejados en libertad. Años más tarde, esos dos hombres eran apresados en Buenos Aires y acusados de los crímenes.
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"El nivel de los efectivos policiales que investigaban era malo. Una vez uno de ellos me llamó aparte para decirme que habían encontrado 'una llave muy extraña' en el auto de mi hijo mientras le hacían las pericias. Cuando me mostró la llave me di cuenta que era la que se usa para abrir el portón automático del edificio donde vivíamos con mi hijo. Es una llave pequeña y no convencional. Pero no rara. Bueno, ese policía no tenía ni idea de qué llave se trataba". Kitita de Neme, madre de Nito Neme.
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El proceso de instrucción del caso fue tumultuoso y caótico. Recién dos años más tarde, Aguirre y Quirós fueron apresados en Buenos Aires. Antes, hubo varios detenidos que no tenían nada que ver con el caso. La Policía, siempre se sospechó, enviaba a los distintos jueces pruebas de dudosa calidad y sospechosos que no tenían nada que ver.
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"Cuando vimos que pasaban meses y años sin que la causa se moviera hablé con Alejandro Poquet -que era nuestro abogado y amigo de mi hijo asesinado- y convinimos que teníamos que hacer el caso más mediático. Gracias al legislador Sergio Bruni, hicimos una conferencia de prensa en la Legislatura. Después de que hicimos público todo lo que estaba pasando, las investigaciones comenzaron a prosperar". Kitita de Neme.
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En marzo de 1997 la Segunda Cámara del Crimen llevó a Aguirre y Quirós a juicio. Según la reconstrucción, Neme, Ros y Lagos conocieron a los dos acusados (en realidad eran tres pero el tercero nunca apareció) en la calle Espejo el mismo 15 de febrero de 1992. Todos fueron a ese descampado de Papagallos y entonces ocurrió la masacre. En aquel debate, Aguirre y Quirós fueron condenados a prisión perpetua por los delitos de homicidio calificado (dos hechos) y homicidio en grado de tentativa.
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"Mi hijo tuvo varios problemas con efectivos de la Policía Federal. Cuando él era dueño del bar Barcelona, dos policías lo fueron a ver para arreglar que les pagara un 'canon' para que la Federal le custodiara el lugar y le dijeron que ellos sabían que allí, en el bar, se vendía droga, algo que era mentira. Como Nito los sacó a los piques, los policías le juraron venganza. Eso fue algo que no se investigó como se debía en su momento". Armando Neme, padre de Nito.
"Mucho tiempo después del crimen fueron detenidos los acusados en procedimientos realizados en Buenos Aires y traídos a Mendoza acusados de ser los autores del doble crimen. La importante cobertura inicial, luego suspendida ante el silencio de la Justicia, volvió a tomar un impulso que se extendió hasta la hora del debate. Ahí ambos jóvenes, como era de esperar, negaron los hechos, pero las pruebas aportadas, algunos testimonios y el resultado de ruedas de personas, terminaron complicando la situación y en el fallo final fueron condenados a perpetuidad.
Una apelación del abogado Efraín Quevedo Mendoza, defensor de ambos, hizo que el más alto Tribunal de la Provincia ordenara un nuevo debate y ahí, tras varias jornadas, en las que casi se repitieron declaraciones y testigos, otra Cámara dictó una sentencia absolutoria por el beneficio de la duda y Quiroz y Aguirre se fueron en libertad y el caso quedó, hasta hoy, sin culpables". Eduardo Ayassa, periodista de Los Andes que cubrió el caso.
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A principios de 1998, la Suprema Corte local declaró nulo el primer juicio y ordenó un segundo. Los supremos hallaron fallas procesales en el debate, como la violación del derecho de defensa de los acusados. Entre esas fallas figuraban las disímiles declaraciones del sobreviviente Lagos, quien -incluso- llegó a estar sospechado de haber participado del doble crimen.
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"La primera vez que vi a Quirós fue cuando él salía esposado de un ascensor de Tribunales. El hombre no me conocía pero yo estaba allí, esperando. Cuando me vio, sin que yo dijera nada, bajó inmediatamente la vista. Mi corazón de madre me dijo en ese momento que me reconoció. Me reconoció por el gran parecido físico que tenía yo con mi hijo. Allí me convencí de que él tenía algo que ver con el caso; para mi fue él el que lo asesinó". Kitita de Neme.
"Nunca nos recuperamos de esta pérdida. Nito era un chico muy especial y muy querido por todos. La familia explotó después del crimen. Mi esposo se dedicó a los demás hijos y yo comencé a bregar porque se hiciera justicia. A tal punto que fundé Favim (Familiares de Víctimas Inocentes de Mendoza); más allá de que en el caso de 'Nito' no hubo justicia". Kitita de Neme.
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A fines de 1998, la Cuarta Cámara del Crimen absolvió a los dos acusados por el beneficio de la duda. Aguirre y Quirós, quienes habían pasado casi cinco años presos, quedaron libres y regresaron a Buenos Aires. Se les perdió el rastro. Nunca quedó claro el móvil del crimen, por más que por entonces se sugería que las víctimas eran homosexuales y los acusados intentaron robarles. El doble homicidio quedó impune para siempre.