Agobiado por un universo que define como "hostil y volátil", Nelson Vivas ha decidido dar plena prioridad a su vida personal por tiempo indeterminado y de ahí que no dude en revelar que hoy está fuera del fútbol profesional.
Y para que no queden dudas refiere que se ha reunido con su cuerpo técnico, empezando por su ayudante de campo, Leonardo Colombo, para ponerlos al tanto de su decisión y liberarlos de toda atadura y compromiso ético con él.
“Ellos tiene derecho de seguir su camino y es mi deber no arrastrarlos en esto que he meditado y decidido por convicción: hoy no estoy dispuesto a que el fútbol maneje mi vida, estoy fuera del fútbol, quiero tener las riendas de mi vida y después el paso del tiempo y la vida misma dirán”, explica el entrenador nicoleño en un diálogo exclusivo con Télam.
Vivas dirigió los planteles de Estudiantes de La Plata y Defensa y Justicia durante la actual temporada y, por cierto, la manera en la que se alejó de esos clubes inspiró lo que subraya como un alejamiento hecho y derecho.
“En Defensa vino el hijo del presidente y quiso meterse en mi manera de armar el equipo, algo inaceptable, pero fijate vos que quedarte o irte de un club argentino no depende de que te vaya bien o mal. Si te va mal, por supuesto, te rajan, pero en Estudiantes saqué el 60 por ciento de los puntos, había renovado contrato de palabra y hablado de los refuerzos y un buen día perdimos un partido y me pegaron un voleo en el culo”, recordó sin eufemismos el ex defensor de Quilmes, Boca, River, la Selección Nacional y de una fecunda travesía por Suiza, Inglaterra, España e Italia.
Confiesa Vivas que su despido de Estudiantes lo sorprendió y lo angustió ("no se portaron bien, una pena"), pero de inmediato atribuye esa desdichada circunstancia al “contexto general del fútbol argentino” y cuando se le requiere que amplíe el diagnóstico va hasta el hueso.
"El público es hostil ante la derrota, el periodismo fogonea los entredichos, las disputas, pone la lupa en los conflictos o en los posibles conflictos y sólo una parte está dispuesta y preparada para hablar del juego y de la táctica, el resto opina al revoleo, sin fundamentos; y encima los dirigentes bailan al son del clima de la tribuna y en general tienen un doble discurso: por un lado piden identidad y por otro lado no soportan los malos momentos que hay en toda búsqueda de una identidad", cuestiona Vivas.
Y añade: "Encima tenemos un gremio que no nos defiende como es debido. ¿Dónde se ha visto que el club rompa el contrato, te raje y se libre de pagarte la totalidad del tiempo firmado? Cobrar sólo los días trabajados vale para un común acuerdo o si yo me desligo del contrato, cosa que no acostumbro a hacer, no soy así, pero ¿por qué hay vía libre para pegarte un voleo sin asumir plenamente lo acordado?".
Contra lo que pudiera deducirse, Vivas formula tales observaciones, severas, picantes, pongamos, sin atisbo de rencor ni de malhumor, por lo contrario: con pasmosa serenidad. Y continúa: "Sin tiempo de trabajo, metodologías, acuerdos diarios y paciencia, no hay identidad, no hay estilo, no hay manera de estar en condiciones de decir 'el equipo juego a esto'. Yo puedo agarrar un equipo y ganar tres partidos sin que eso signifique nada positivo más allá de la racha. En la búsqueda de un modelo son muchas las cosas que se trabajan y en el medio del camino por supuesto que podés perder y vas a perder".
"Vamos a ver qué pasa con (Jorge) Sampaoli -continuó- si la Selección no gana el Mundial, lo liquidan. Me gustaría ver si respetan lo pactado y se queda para las Eliminatorias. Sin estabilidad no hay nada, nada. ¿Por qué creen que Alemania tiene selecciones tan poderosas? Porque tienen modelo, escuela, búsqueda, proyección y estabilidad".
En una relajada alternancia entre su casa de Bernal y su pago natal, San Nicolás, el "Chango" Vivas, o simplemente David para sus íntimos, está abocado a emprendimientos desligados del fútbol, una nueva impronta profesional y existencial que ni por asomo deben asociarse con faltas de ofrecimientos.
"Desde que me fui de Defensa me llamaron varios clubes argentinos cuyos nombres prefiero reservarme, del Bucamaranga de Colombia, de Sporting Cristal de Perú y de Universidad Católica, pero cuando me sentía dispuesto a sentarme a negociar con la gente de Chile, una charla con mi hija de nueve años terminó de aclarar en mí algo que venía madurando: 'papá, no quiero que te vayas', me dijo, y ahí mismo terminé de convencerme de que no estoy dispuesto a que me pase lo mismo que con mis hijos más grandes en mis años de jugador, cuando mi vida era entrenar, concentrar y jugar; jugar, entrenar y volver a concentrar".
Vivas, según World Club Ranking uno de los 90 entrenadores más destacados del año, liga por liga en el mundo, confiesa que no declina su devoción por el deporte de la pelota número 5 ("el fútbol es lo que amo") y tampoco descarta volver al ruedo algún día, pero de momento insiste en poner sobre la mesa los elementos que lo perturban, que rechaza, que lo alejan.
"Escupen en la cara a (Ricardo) Caruso Lombardi y nos parece natural, escupen en la cara a (Omar) De Felippe y nos parece natural. Yo entiendo las pasiones que mueve el fútbol, entiendo al hincha, pero ¿cómo puede ser que se pierda de vista que el tipo que dirige es una persona, que es un ser humano, que se equivoca como cualquiera?", repudió.
Finalmente, antes de despedirse, Vivas suelta una reflexión que da para pensar: "No puede ser que entre ganar y perder no haya nada".