Hija de padres alemanes, de la región de Baviera, nacida en Buenos Aires pero radicada en Mendoza en 1949, Nelly Noller es la primera argentina en alcanzar la cumbre del cerro Aconcagua, punto al que arribó el 16 de enero de 1952, cuando tenía 21 años.
Las mujeres que le precedieron en ese cometido fueron una francesa, una española y una suiza.
Radicada en Toronto (Canadá) desde 1978, hace unos días visitó a su familia mendocina como lo hace cada dos o tres años, y aprovechó la oportunidad para saludar a un viejo amigo de la montaña, el suboficial baqueano Tomás Adolfo Giménez (90), a quien conoció en los años '50 en los contrafuertes cordilleranos, quien se refirió a ella cuando fue entrevistado por este diario el mes pasado.
En la casa de su hijo Jorge Mikkan (59), en Dorrego, Nelly trajo al presente su dedicación juvenil al deporte y el ascenso a diferentes cumbres.
Cuando su padre trasladó la familia de Buenos Aires a nuestra provincia, ella no había visto nunca una montaña. La mudanza se debió a que su progenitor, Julio Noller, había tomado la concesión del restaurante del Club Mendoza de Regatas.
En la entidad del parque, la jovencita comenzó a practicar remo y a intervenir en excursiones y caminatas que organizaba el desaparecido Sport Club Boulogne Sur Mer, que habían creado los hermanos: Rolando, que luego se convertiría en su esposo, y Rodolfo Mikkan (89), un ex periodista de la sección Deportes de Los Andes.
La joven rápidamente se plegó a la rutina de salir al terreno y comenzó a subir cerros de la precordillera. “Era un grupo muy entusiasta, la mayoría varones. Había mucha camaradería y una clara voluntad por ir superando metas”, recuerda.
Los sucesivos progresos de Nelly y sus amigos hicieron que en el verano de 1952 se fijaran como objetivo el Aconcagua.
El día clave
Luego de una preparación y aclimatación en altura, un frío y luminoso 16 de enero de 1952, Nelly Noller consiguió la meta tan ansiada y pisó el suelo yermo y no muy grande de la cúspide del Coloso de América. Tenía 21 años. Lo lograron ella, un amigo, Hugo Eduardo Santi (87), ex suboficial de Fuerza Aérea, quien vive en Godoy Cruz, y Rolando Augusto Mikkan, que más tarde se convertiría en su marido, fallecido en 2003. Los tres tenían 21 años.
“Entre subir a la meta y bajar al campo base (Plaza de Mulas) nos demoramos seis jornadas, con mucha suerte porque el tiempo nos acompañó”, refiere con clara memoria de lo ocurrido hace más de 65 años.
"En nuestros tiempos todo era a pulmón y no existían los equipos térmicos de la actualidad".
Se convirtió de ese modo en la primera mujer argentina en llegar a la cima del Techo de América de 6.962 metros de altura sobre el nivel del mar. "Lo más complicado -dice- fue la trepada a través de la Canaleta (el tramo final antes de acceder a la cúspide), que obliga a un gran desgaste por el suelo pedregoso y porque cada movimiento agobia muchísimo; ellos (Santi y Rolando) iban detrás de mí, adaptándose a mi paso porque yo marcaba el ritmo. Llegamos a la cumbre a las 4 de la tarde. En el horizonte divisamos el océano Pacífico. Hacían unos 22 grados bajo cero, y el viento era muy fuerte".
Otro detalle revelado por la ex andinista se refiere al regreso de la misión a la base. No sabía que se había convertido en la primera mujer del país en arribar a la cúspide. Esa noticia se la dio, al llegar a Plaza de Mulas, Ana Rovner de Severino, fotógrafa entrerriana que estaba en ese punto como parte de otra comisión, y que luego editó en 1953 un libro, "Aconcagua", de casi 100 fotografías. "Sos la primera argentina en tener éxito", casi le gritó Ana, en cuya obra impresa y agotada se ven, con gran majestuosidad, formaciones de hielo en la zona de Plaza de Mulas que ahora no existen.
Equipo casero
Nelly, hoy de 86 abriles, sigue interesándose por los grandes logros del montañismo, pero acota que aunque los desafíos actuales son muy grandes (especialmente en el Himalaya), "en nuestros tiempos todo era a pulmón y no existían los equipos térmicos de la actualidad. Muchos elementos los hacíamos nosotros, como los mitones (guantes), las medias y los pasamontañas; las bolsas de dormir eran de lana y nos poníamos tres pantalones que nada tienen que ver con los actuales; el Ejército nos proveía las camperas, rompevientos y los zapatos con grampones. Además, el personal había hecho los refugios, tarea en la que se aplicó el baqueano Giménez. Los calentadores eran muy precarios, a querosene o aeronafta, que a veces no funcionaban".
No fue la única vez que Nelly estuvo en la cima. La segunda oportunidad se produjo en febrero de 1955, con Rolando (que ya era su novio), un porteño y un grupo chileno. "Dos trasandinos, Mikkan y yo conseguimos el logro. Han transcurrido 62 años. Fue mi última 'visita' a ese playón que tanto atrae", añadió la ahora tranquila abuela de seis nietos que le aportaron sus tres hijos, y, aquellos, 4 bisnietos.
Al altar
Después de esa segunda y última ascensión, Rolando y Nelly se casaron en Buenos Aires el 18 de agosto de 1955. El padrino de bodas fue nada menos que el presidente Juan Domingo Perón, y la señora Ida Módola de Filippini. Tal vez haya sido una de las últimas fiestas de las que participó el mandatario justicialista, porque semanas más tarde, el 16 de setiembre, iba a ser derrocado.
La porteña-mendocina siguió trepando cerros y durmiendo en carpas o refugios hasta 1957, hasta que nació su primer vástago, Jorge, y fue entonces cuando colgó piqueta y borceguíes, y abandonó el montañismo. Precisamente Jorge comentó que la familia Mikkan-Noller aportó tres integrantes a la conquista del Centinela de Piedra, ya que él mismo rindió esa prueba el 13 de diciembre 1983.
La andinista, además de trabajar en Regatas, prestó servicios durante 17 años en el Poder Judicial de Mendoza, y algunos en una financiera de Buenos Aires, desde donde partió hacia su destino actual, Canadá, en 1978.
Las pioneras
La primera mujer en ascender el Centinela de Piedra de casi 7.000 metros fue la francesa Adriana Bance, quien logró coronar el monte el 7 de marzo de 1940, en compañía de su pareja, el gran escalador alemán Juan Jorge Link. Ambos morirían en otro intento posterior, llevado a cabo en 1944.
En 1947, la cúspide fue alcanzada por la española María Franca Canals Frau, pero falleció en el retorno, en los brazos de su novio, José “Pepe” Colli (antiguo concesionario del refugio San Antonio, Vallecitos). Tenía 22 años. Está enterrada en el Cementerio de Godoy Cruz, según el testimonio de una sobrina, Patricia Canals Frau. La tercera dama en hacer cumbre fue la suiza Doris Marmillod (Dora Eisenhut, apodada Dorly), el 18/02 de 1948, a los 34 años. Ella pudo retornar.