En la industria del “software”, la guerra por el capital humano llega hasta los más jóvenes

Ante la falta de recursos, se profundizó la disputa entre las empresas por personal.

En la industria del “software”, la guerra por el capital humano llega hasta los más jóvenes
Industria del software. El capital humano es el componente más importante en la economía del conocimiento. (La Voz/Archivo)

La industria del software a nivel global tuvo siempre un déficit de capital humano que nunca pudo resolver, ya que la demanda de sus productos crece a más velocidad que la generación de profesionales.

En Córdoba, generó una competencia por el personal cada vez mayor; no sólo entre grandes empresas y pymes sino también entre las propias pequeñas y medianas, lo que provocó una creciente rotación de técnicos.

Pero en plena pandemia del virus Covid-19, la escasez se profundizó. Y lo que antes era una guerra por el personal capacitado, ahora se trasladó a la búsqueda de jóvenes que, apenas empiezan a mostrar algún talento, son tentados para cambiar de empleo.

La industria del software en Córdoba moviliza a más de 300 empresas y a más de 14 mil personas.

El sacudón más reciente lo generó Mercado Libre, con su plan para aumentar su equipo de 600 a 900 personas, lo que captó el interés de empleados de varias pymes locales.

El segundo problema lo provocó la masificación del teletrabajo. Compañías globales que antes exigían programar en oficina por cuestiones de seguridad informática, empezaron a aceptar esta modalidad. Ahora, cualquier programador cordobés puede trabajar desde su hogar para una productora de software global u otra compañía que, por la transformación digital, decidió abrir su área tecnológica.

Así, por ejemplo, la uruguaya dLocal o la porteña Epidata tienen colaboradores en Córdoba aún cuando no tienen un lugar físico.

El tercer problema es la brecha en el tipo de cambio con el dólar. Una pyme formal que exporta, cobra dólares pesificados al tipo de cambio oficial (a lo que se suma la carga impositiva y laboral). Un profesional independiente que trabaja para afuera también cobra en dólares pero, con criptomonedas y billeteras y plataformas virtuales, puede pesificar sus ingresos al tipo de cambio informal. Un programador free lance puede ganar por mes 1.500 o 2.000 dólares, sueldo con el cual ninguna pyme del software en Córdoba puede competir.

Ante esto, la industria local apuesta a generar nuevo capital humano, apoyada por el gobierno de Córdoba en 2020 con el programa Clip y este año con el Programa de Inserción Laboral (PIL).

Cada empresa recibe a un candidato; una vez que termina la capacitación, en general el joven programador recibe hasta un año y medio más de formación extra hasta que empieza a “dar sus frutos”. Es en este segmento donde ahora las empresas se están “sacando” empleados.

Estrategias en la pelea

“Es un problema generalizado, independientemente del tamaño de la empresa, aunque por supuesto siempre se llevan la peor parte las más chicas, porque mientras tienen menos personal, las bajas impactan más en sus planes de negocios”, explica Pablo Gigy, presidente del Córdoba Technology Cluster.

Al respecto, el empresario advierte que a muchas no les queda otra opción que seguir apostando a formar nuevos técnicos.

Ayi Group, firma cordobesa con 200 empleados entre directos e indirectos y que produce software para el mercado corporativo, fortaleció su área de formación y actualizó sus políticas de capital humano.

Germán Gazzoni, director de Negocios de la empresa, enumeró que entre las iniciativas que se puso en marcha fue mejorar el plan de carrera y los beneficios, permitir el teletrabajo, flexibilizar horarios y activar proyectos en nuevas tecnologías como blockchain y machine learning (ayuda a los sistemas a aprender de su propia actividad) que incentiva a sus empleados a través de un laboratorio interno.

“El mercado está invirtiendo cada vez más en tecnologías de la información (IT), por lo tanto hace falta estar preparados para abastecerlo y el insumo clave es el talento humano”, señala.

Además, se adaptó a las tendencias actuales. Cerró su oficina en Rosario, a la que sus colaboradores no querían volver tras el aislamiento en 2020, y habilitó el teletrabajo. Además, busca talento en el interior de provincias como Entre Ríos, Misiones, Salta, Jujuy, Neuquén y Santiago del Estero.

Bitsion, una pyme cordobesa con 50 colaboradores en Córdoba, 112 en Colombia y una decena en Ecuador, produce soluciones digitales para rubros como salud, seguros y logística, entre otros.

Hace cuatro años, la empresa no tenía rotación. Ahora, empieza a ver partir colaboradores en los cuales invirtió en capacitación y en beneficios personales y familiares. Así que decidió profundizar las acciones de fidelización.

“Ahora se hace delivery de los beneficios que antes se daban en la empresa. Ya no basta con el commodity, como la obra social o los regalos. Hay que acudir desde los valores culturales y el sentido de pertenencia, hasta cuestiones como acuerdos con distribuidoras y grandes supermercados, planes de pagos para celulares y otras ayudas a las familias”, explica Carina Campos, gerente de Gestión Humana de Bitsion.

Pero paralelamente, empezó a capacitar a su personal en una nueva plataforma alemana que le permitirá suplir los recursos humanos que va perdiendo sin perder productividad.

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