Una docena de dirigentes de fútbol pro Súper Liga definieron que la nueva criatura vea la luz el 21 de junio tras una reunión en un restaurante de Puerto Madero, al día siguiente de la anulación de las elecciones en la AFA por parte de la Inspección General de Justicia (IGJ).
“El 21 de junio es la fecha para hacer el acta fundacional y la presentación de los estatutos de La Liga. De acá al 21 de junio se va a trabajar en la corrección de los borradores y algunas modificaciones que se estuvieron haciendo”, anunció el presidente de Godoy Cruz, José Mansur.
El dirigente tombino ratificó que se intenta que la Liga sea por "dentro de la AFA" pese a que no descartó avanzar igualmente por fuera.
Uno de los convocantes fue el presidente de Boca, Daniel Angelici, a quien los adversarios internos le endilgan ser el artífice de una "intervención encubierta" de la Inspección General de Justicia (IGJ).
Tras estar con Luis Segura, en la AFA, Angelici hizo veinte cuadras en su camioneta para llegar hasta un restaurante italiano en Puerto
Madero. Alejados del resto de los comensales y de la prensa, se sentaron a la mesa, además, Rodolfo D'Onofrio, presidente de River; Víctor Blanco, de Racing; Matías Lammens, de San Lorenzo; Raúl Gámez, de Vélez; Armando Pérez, de Belgrano; Alejandro Nadur, de Huracán, y el vice de Unión, Emilio Lamas, entre otros.
Allí avanzaron cómo afrontar juntos en el Comité Ejecutivo y también, sin elecciones mediante, y seguir en marcha con la Liga con el camino despejado de elecciones por la suspensión de la IGJ.
“Hoy (por ayer) había doce pero vamos a estar en los veinte equipos”, estimó Blanco sobre los participantes de la Liga, aunque aseguró que “si se firma serán los 30 de primera y los de la B Nacional también”, sostuvo Blanco, pese a que resaltó que los temas de la IGJ y la Súper Liga van por temas separados.
Fue el titular bodeguero quien reconoció luego que la Liga tiene fecha para ver la luz concomitante con la llegada del invierno. Una vez que depuren el texto se convocará “a todos los clubes y ojalá el 21 tengamos la mayor cantidad de adhesiones”, auguró Mansur.
“El fútbol se juega con los grandes clubes y un apoyo del gobierno. Por eso no tenés que estar peleado con ninguno. Hay que tratar de hacer bloques hegemónicos para poder negociar las condiciones”, justificó.
Los asistentes
Alejados de calle Viamonte, y de la prensa, en un lujoso restaurante, a la mesa pro Súper Liga asistieron Rodolfo D’Onofrio, presidente de River; Víctor Blanco, de Racing; Matías Lammens, de San Lorenzo; José Mansur, de Godoy Cruz; Raúl Gámez, de Vélez; Armando Pérez, de Belgrano; Alejandro Nadur, de Huracán, y el vice de Unión, Emilio Lamas, entre otros. Allí avanzaron cómo afrontar juntos en el Comité Ejecutivo y también, sin elecciones mediante, y seguir en marcha con la Liga con el camino despejado de elecciones por la suspensión de la IGJ.
Escenario
El trasfondo de todo esto es una pulseada por el poder en la AFA entre dos bandos.
Uno lo encabeza el ala dura, que sería mayoría y encabeza el presidente de Independiente, Hugo Moyano, y el otro lo tiene a Boca Juniors y River Plate con el apoyo público del gobierno del primer mandatario, Mauricio Macri.
Macri conoce al dedillo el mundo del fútbol por haber sido exitoso presidente de Boca, y es muy cercano al actual presidente del club, Daniel Angelici, uno de los principales opositores de Moyano. Uno de los propósitos de la intervención de la IGJ sería evitar que Moyano se convierta en nuevo presidente de AFA.
El líder de Independiente favorece el statu quo, con una AFA bajo sospecha por presunta corrupción y clubes en crisis rogando vender al exterior a sus figuras para restañar las arcas. Moyano es un dirigente sindical de fuste, líder del poderoso gremio de los camioneros, firme candidato a ganar las elecciones suspendidas para presidente de AFA y quien no ve con buenos ojos los cambios de fondo que alientan los dirigentes apoyados por el gobierno.
Los renovadores en AFA, entre otras cosas, proponen una Liga similar a España, sin la injerencia directa de la AFA sobre esta liga, algo que según ellos mejoraría la situación económica de las instituciones, agrandaría el listado de auspiciantes y establecería una distribución de recursos más igualitaria. Los duros se resisten a esos cambios porque entienden que amenazan la competitividad de los clubes más pequeños, y al parecer porque dirigentes enrolados en ese sector perderían privilegios.
Al gobierno también le incomodaría que el manejo del fútbol, el entretenimiento más popular de los argentinos, quede en manos de un opositor que al mismo tiempo tiene extrema gravitación en las decisiones sindicales.
La AFA debía elegir nuevo presidente en diciembre pasado, pero todo terminó en un bochorno cuando hubo más votos que votantes. Moyano no se presentó entonces, pero se postuló ahora y todo parecía indicar que sería el ganador de la contienda.
“Macri jugó fuerte al saber que Moyano se quedaba con la AFA”, analizaba ayer Olé. “Dice que no habrá costo político porque la sociedad cree que en la AFA son todos ladrones”. La AFA está siendo investigada por el presunto manejo irregular de millones de dólares que el Estado le giró en los últimos años por los derechos de televisión de la liga. Por ese tema están imputados varios dirigentes, entre ellos Luis Segura, y ex funcionarios del anterior gobierno de la presidenta Cristina Fernández.
Esa investigación afecta básicamente a la conducción de su ex presidente Julio Grondona, fallecido en julio de 2014 y quien durante 35 años gobernó con mano dura a la institución. Desde la desaparición de Grondona, la AFA vive en permanentes conflictos.