La presente nota tiene por objeto reiterar la urgente necesidad de implementar las medidas económicas que cambien drásticamente la errónea dirección de casi un siglo, para retornar al esplendor de la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX y evitar el fracaso, que sería nefasto para la República.
Casi cincuenta años antes de la Primera Guerra Mundial, la Argentina sostuvo una tasa media de crecimiento superior a 5% anual; hacia 1913, los ingresos per cápita igualaban los de Francia y Alemania; incorporó desde 12% en 1869 a 40% en 1914 la clase media de la población económicamente activa y millones de europeos abandonaron sus países para llegar a la tierra prometida.
El primer signo monetario, el peso moneda nacional (m$n), creado en 1881, perduró hasta 1969; desde su creación hasta 1885, un peso oro sellado era convertido por un peso m/n; en 1899 se restableció la convertibilidad pero por m$n 2,2727 que se abandona en 1929. Desde 1881 hasta 1929 transcurren 49 años y el m$n se devaluó, en promedio, solo 2,597 % anual.
Indudablemente las reglas de juego en dicho lapso permitieron el auge económico y su consecuencia, la salud monetaria.
Por el contrario, desde 1930 hasta la actualidad, se reiteraron medidas que perjudicaron la actividad económica, tales como fijaciones de precios, flotaciones sucias, déficit fiscal, promociones, subsidios y subvenciones, trabas y prohibiciones comerciales. Algunas fueron oportunamente señaladas en este diario, tales como:
20 de junio de 1985. "Fijación de precios", anticipó que el congelamiento de precios resuelto por el Poder Ejecutivo Nacional originaría recesión económica y el fracaso del gobierno.
28 de junio de 1994. "El pecado original económico argentino" informó el grave error del curioso liberalismo (Ley de Convertibilidad) que ancló el precio de las divisas afectando todas las actividades económicas que están entrelazadas las unas con las otras. Cuando se anuló (06/01/2002) resurgió la actividad económica, como lo reconoció Joseph Stiglitz, premio Nobel 2001: "La Argentina salió de un sistema cambiario inapropiado y mucha deuda. El costo para la economía argentina fue muy alto, pero después comenzó a crecer muy rápido".
La estabilidad es imprescindible para lograr desarrollo y bienestar social, pero no es el punto de partida de los fenómenos económicos; antes está su causa: equilibrio sustentable, para el que se requiere precios verdaderos que otorgan seguridad e incentivo para las inversiones en particular y la actividad económica en general.
Albert Einstein dijo: “Dios no juega a los dados con el universo”, no hay movimientos al azar; toda la naturaleza (inclusive económica) está sujeta a leyes. En el universo nada ocurre por casualidad, todo tiene su causa y su efecto.
La necesidad humana es la génesis y locomotora de la actividad económica, pero su intensidad está determinada por leyes humanas que traban, impiden o favorecen las transacciones económicas, es decir, la actividad económica.
El orden de los fenómenos en materia económica es: justicia (no favorece ni perjudica nada ni a nadie), precios verdaderos, equilibrio sustentable, estabilidad, inversiones, prosperidad, desarrollo, bienestar social (en dicha secuencia). Cualquier desatino impide el proceso, malogra las relaciones económicas e invierte el sentido de marcha.
16 de mayo del 2008. "Las gallinas de los huevos de oro", con motivo del proyecto de ley sobre retenciones a las exportaciones del sector agropecuario anticipó el error de "matar" la causa natural argentina de bienestar social.
05/04/2013. ¿Qué significa inflación? Otro flagelo de la economía argentina es la inflación, efecto de déficit fiscal que imperiosamente debe solucionarse para no fracasar en el intento del gran cambio.
24/01 y 08/02/2014. ¿Para qué sirven los precios? I y II, explican la razón de aceptar el sistema natural de precios, que sin necesidad de control humano ni registro alguno guían por buen camino toda la actividad económica.
El preámbulo que antecede es a los fines de convalidar la urgente necesidad de adaptar las normas humanas a las leyes naturales económicas sin pérdida de tiempo, que es oro, evitando que la política interfiera en la felicidad social.
No cabe la menor duda de que lo que corresponde realizar es desatar con urgencia los nudos gordianos (precios cuidados, inflación, promociones, subsidios y subvenciones, trabas al comercio internacional) palos en el carro de la prosperidad y desarrollo de la Nación Argentina.
Dicha gestión no tiene riesgo ni perjudica a ningún sector económico porque las reglas de juego naturales no benefician ni perjudican a nadie en particular, mientras que las leyes humanas, por naturaleza, son imperfectas.