Necesidad vital de cuidar el agua

Según señalan las autoridades pertinentes, este año se mantendrán los problemas surgidos de la escasez de agua por las pocas precipitaciones níveas en la cordillera. Esto debe hacer recapacitar a la población para retornar a la cultura del cuidado del agu

Necesidad vital de cuidar el agua

El primer paso está dado. Los organismos encargados de realizar un seguimiento y control del agua en la provincia pedirán al Gobierno que prorrogue la emergencia hídrica. La alerta surge como consecuencia de que los caudales de los ríos se encuentran muy lejos de la media histórica.

Es más, la nieve caída y acumulada en la cordillera se encuentra en el nivel más bajo de los últimos 13 años. Pero también cabe señalar que la responsabilidad del cuidado del agua no debe ser sólo un tema exclusivo de las autoridades sino que la población debe tomar conciencia y saber que el agua que sobreconsuma o derroche irá en detrimento de la que debe ser destinada al riego agrícola.

Por sus escasas precipitaciones anuales, Mendoza tiene un clima de desierto. Es por ese motivo también que los oasis productivos y poblacionales crecieron a los costados de los ríos que cruzan la provincia de oeste a este.

Con aspectos no menos inquietantes como es el hecho de que el río Mendoza, uno de los de menor caudal, debe proveer de agua potable a la zona más poblada, sin abandonar los emprendimientos agrícolas que se mantienen en los sectores rurales. Aunque también cabe señalar que el pronóstico, en lo concerniente al caudal hídrico es alarmante en el sur provincial.

De acuerdo con los datos aportados por las estaciones del sistema especial que mide el volumen de los cauces y que es utilizado para comparar con años anteriores, si bien el panorama es levemente mejor que el del año pasado, se encuentra muy por debajo de la media histórica.

Se indica que el pronóstico es “pobre” para los ríos Mendoza y Diamante, “moderadamente pobre” para el Tunuyán, pero es “crítico” para los restantes ríos. Tanto para el Grande como para el Malargüe se ha establecido una calificación contundente: un año seco y un verano más que complicado.

Cabría señalar que no se trata de años excepcionales. Como ejemplo podríamos destacar que los antiguos productores ya conocían la presencia de “años secos” y “años húmedos”, porque se trata de aspectos cíclicos de la propia naturaleza.

Lo preocupante del caso es que, a pesar de tener un suficiente conocimiento de esa realidad, no se hayan realizado las tareas correspondientes para evitar el escurrimiento en los canales de riego. Siempre se dijo que de cada diez litros que salen del río llegan cuatro a las plantas.

Algo que se ha profundizado ahora -al menos en el caso del río Mendoza- por el denominado fenómeno de las aguas claras que no permite la impermeabilización natural que anteriormente otorgaban las aguas turbias que iban sedimentando los canales.

El otro plano del tratamiento pasa por el agua para consumo humano, que se prioriza, por parte de Irrigación, sobre el destinado al riego agrícola. Las estadísticas indican que Mendoza es una de las ciudades, en el mundo, que más litros de agua consume por habitante.

No existe el cuidado necesario y frente a esa situación se han multiplicado las campañas de concientización mientras paralelamente se mantienen las restricciones para el riego de veredas y jardines o el lavado de automóviles. Las autoridades de Aysam han dispuesto aumentar la cantidad de inspectores y de vehículos destinados tanto al control como a la reparación de fugas en las cañerías.

El problema se centra en que como el “costo” del agua se fija por zona y no por consumo -como sucede en otros países- muchas veces el sistema se vuelve injusto. Para salvar en parte la situación, se ha dispuesto la instalación de medidores en aquellos lugares donde las fotografías satelitales han permitido establecer la existencia de piletas de natación.

Si bien es cierto que hay deberes que no se han cumplido por parte de las autoridades, como el de la impermeabilización de los canales de riego, no es menos cierto que debe recuperarse en la provincia la cultura del cuidado del agua por parte de los habitantes. Es necesario tomar conciencia de que se trata de un bien escaso y que el consumo excesivo e innecesario irá en detrimento de todos.

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