La necesidad del cuidado del agua

El Departamento General de Irrigación pudo establecer, a través de sus estudios, que hubo menos escurrimiento en los ríos de la Provincia, anticipando que posiblemente una situación similar se presente este año. De allí que resulte fundamental mantener el

La necesidad del cuidado del agua

Una información está directamente relacionada con la otra. Por un lado, desde el Departamento General de Irrigación se aseguró que el escurrimiento de los ríos de la provincia fue más bajo de lo esperado, mientras por otro lado se hizo alusión a la necesidad de establecer un mapa para controlar el servicio de agua en Mendoza, ante un planteo realizado por la organización Oikos Red Ambiental.

Tanto en un caso como en el otro puede determinarse que los mendocinos deberemos tomar conciencia de que el agua es un bien escaso, que debemos cuidar porque, de lo contrario, todos resultaremos afectados, tanto quienes residen en zonas urbanas como aquellos que lo hacen en sectores rurales.

Es muy factible que gran parte de problema por el que atraviesa la provincia respecto del recurso hídrico pueda ser atribuido al calentamiento global, que provoca un retroceso importante en los glaciares, que constituían hasta no hace mucho tiempo los principales reservorios de agua potable a futuro.

También es cierto que en los últimos años, por los avatares normales de los ciclos naturales, haya descendido la cantidad de nieve caída en la montaña y que en el corto o mediano plazo la situación pueda revertirse.

Pero de lo que no quedan dudas es que hay aspectos que pueden modificarse y que se mantienen, como es el hecho de que la población en general no ha tomado conciencia de que nos encontramos en emergencia hídrica.

A pesar de las advertencias y de las multas, la gente sigue derrochando agua y Mendoza se ubica entre los lugares con mayor consumo urbano per cápita en el mundo.

Mientras tanto, en las zonas rurales, salvo excepciones, se sigue regando a manto y no se realizan las necesarias inversiones para reducir el consumo con la aplicación de tecnología, ya sea por goteo o por aspersión.

Una situación muy diferente a la que se vive en otros países, especialmente europeos, donde el agua es considerada un insumo caro y por ende la propia población evita el derroche.

En el caso de Francia, por ejemplo, esa situación llega inclusive a las zonas rurales, donde el agua baja entubada desde las zonas altas y es distribuida en las fincas a través de esclusas que van marcando la cantidad de agua utilizada, para fijar el monto a pagar por cada propietario.

La información dada a conocer por Irrigación, al señalar que el escurrimiento de los ríos es más bajo de lo esperado, debe constituir un nuevo llamado de atención. Recuerda el organismo que las pocas nevadas registradas en la montaña durante el invierno pasado aventuraban un verano complicado, lo que finalmente se cumplió.

Ello hizo que debieran modificarse los cronogramas de riego, espaciando la recepción entre cupo y cupo para los regantes. Advierten asimismo que la curva de los caudales de los ríos ha ido en descenso durante los últimos años y que se presentan casos, como el del río Grande, que no alcanzó sus mínimos históricos.

La naturaleza dirá lo que puede llegar a ocurrir en este invierno, aunque los pronósticos advierten que no habría grandes cambios. Un panorama que obliga entonces a profundizar el cuidado del agua.

En ese sentido, es interesante la iniciativa de Oikos, de realizar una encuesta sobre el cantidad y calidad del agua distribuida en distintas zonas de la provincia, lo que seguramente tendrá un doble efecto: evitar diferencias entre sectores en cuanto al suministro y contribuir de algún modo a la necesaria recuperación del cuidado del agua que nos debemos los mendocinos.

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