Hacen dos años se inició la escuelita de navegación a vela para niños desde 7 a 14 años en el Club Mendoza de Regatas, por gestión de su presidente Jorge Aguirre Toum. La entidad del Parque, con sede también en El Torreón, abrió sus puertas a los más pequeños y si bien también el Yath Club Mendoza tiene este deporte específico, el Lago es la única institución en contar con la categoría de iniciación en toda la provincia.
A cargo de los instructores Guido Giambastiani, Federico Cruzate y la profe Cecilia Arancibia, los niños y niñas se entusiasman y aprenden rápidamente el encanto de navegar en las aguas de los espejos mendocinos.
Los chicos comienzan su aprendizaje en el lago de El Torreón y una vez avanzado el niño pasan al Carrizal. Una prueba de fuego no solo para el principiante, sino para sus padres que deben vencer los temores de dejar a su hijo o hija en soledad a bordo del bote y ante una considerable dimensión de agua. Pero para la tranquilidad de los mayores, no están solos. Los instructores acompañan en cada momento navegando a la par sobre un gomón. Siempre alertas y dando indicaciones.
La profesora en Educación Física de este grupo de instructores de navegación a vela, más específicamente de clase optimist, Cecilia Arancibia, explicó a Ellas cómo es la enseñanza de un deporte que mayormente se lo considera riesgoso pero que a su vez, transmite atracción hacia la actividad de navegar y pilotear un barco.
"Actualmente hay cuatro nenas piloteando botes y otros seis varones. De este grupo de pre infantiles clase optimist algunos ya saben lo que es competir en aguas con oleajes y vientos fuertes. Cuatro de ellos lo hicieron en los Juegos Evita del año pasado y hace dos fines de semanas atrás, tres fueron a CUBA, el campeonato Metropolitano en el Río de La Plata", contó Arancibia.
La escuelita funciona martes y jueves en El Torreón y los sábado se hacen las prácticas en El Carrizal. Allí, con las dimensiones del dique, se ponen a prueba todo lo aprendido. "El requisito del niño para comenzar a navegar es saber nadar. No es prioridad tener un bote, ya que el club cuenta con algunos para comenzar la actividad".
Se les va enseñando de manera progresiva las partes del barco, cómo se tiene que ubicar en el casco y cómo van a llevar la vela, entre otras indicaciones fundamentales.
Según cuenta la profe, ellos aprenden y absorben como esponjas: "Saben que se tiene que hacer si el barco se tumba o se da vuelta. Para volver a adrizar y achicar (sacar el agua). Para navegar los niños tienen que tener muchos factores en cuenta. El agua, el viento, el barco, y en el momento de las regatas deben aprender el derecho de paso, mucho de técnica y táctica. No es solo la fuerza. Tiene mucha cabeza esta actividad y los niños aprenden muy rápido", señaló.
Esta escuelita tiene alrededor de 18 regatas anuales, que por lo general son competencias internas. Pocas veces alumnitos de optimist compiten en certámenes en otras provincias como las que se suelen desarrollar en Córdoba, La Plata o San Juan, ya que requiere de botes homologados por la Asociación Optimist Argentina.
Sin embargo, los menores se entusiasman por subirse a practicar. "Son muy unidos, se ayudan. Termina una regata, se olvidan de la competencia y se ponen a jugar", confió la profe, quien agregó que tras cada encuentro los padres suelen organizar un tercer tiempo (como en el rugby) para compartir.
La época óptima para iniciación es la primavera y principalmente en verano, durante vacaciones de invierno, aunque la escuelita funciona todo el año.