El descubrimiento, informado en la versión de Internet de la revista Science, demuestra que Kepler se está acercando a su meta de encontrar un verdadero gemelo de la Tierra más allá del Sistema Solar, dice el teórico Dimitar Sasselov, del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica de Cambridge, Massachusetts, quien forma parte del equipo de descubrimiento de Kepler.
Ambos planetas orbitan la estrella Kepler-62, que aproximadamente tiene dos tercios del tamaño del Sol y que yace a cerca de 1.200 años luz (368 pársecs) del Sistema Solar.
Kepler-62f, el planeta más alejado de la estrella, tiene un diámetro 41 por ciento más grande que el de la Tierra y tarda 267 días en rodear a su estrella.
El planeta interno, Kepler-62e, tiene un diámetro 61 por ciento más grande que el de la Tierra y una órbita más corta de 122 días.
Kepler detectó los planetas grabando la diminuta disminución de la luz de las estrellas que ocurre cuando cualquiera de ellos pasa frente a su estrella madre.
Los astrónomos usaron esas mediciones para calcular el tamaño relativo de los planetas en comparación con esa estrella.
A mundos de distancia
En el documento de investigación publicado en Science, el equipo de Kepler -dirigido por el investigador William Borucki, de la NASA- sugiere que los planetas son sólidos, pero que pudieran ser rocosos o helados.
Pero Sasselov cree que es probable que los dos cuerpos celestes estén completamente cubiertos por océanos, basándose en su propio análisis presentado en un archivo “arXiv preprint2” elaborado en colaboración con colegas del Harvard-Smithsoniano y del Instituto de Astronomía Max Planck, situado en Heildelberg, Alemania.
Estos autores teorizan que estos dos mundos acuáticos o bien son completamente líquidos hasta el centro o tienen una superficie sólida justo por debajo de un océano más somero.
El último modelo sería más propicio para la vida como la conocemos en la Tierra, donde un reciclado de material y energía de un respiradero hidrotermal puede mantener organismos, afirma Sasselov.
Pero cierto reciclaje también podría ocurrir en un océano mucho más profundo, debido a depósitos de metano y otros elementos volátiles atrapados en una capa de hielo subterráneo de alta presión que posteriormente podrían ser liberados vía convección a líquido, afirma.
Sasselov y otros dos colaboradores describen ese modelo en un documento borrador colgado en un servidor arXiv que será publicado en la Revista de Astrofísica.
Las propiedades de los planetas “son todas consistentes con la habitabilidad”, dice Lindy Elkins Tanton, directora del departamento de magnetismo terrestre del Instituto de Ciencias Carnegie, en Washington D.C. Sin embargo, no hay garantía de que ambos planetas tengan suficiente bióxido de carbono (un gas de invernadero) para mantener al planeta tan cálido como para que el agua superficial pueda existir en estado líquido, como asumen los investigadores, advierte.
Jonathan Lunine, un científico planetario de la Universidad Cornell, en Ithaca, Nueva York, opina que es imposible conocer la composición de estos dos exoplanetas porque los científicos no han podido calcular sus masas. Eso es porque Kepler-62e y Kepler-62f ejercen un arrastre gravitacional muy débil sobre su estrella madre como para ser detectados por algún telescopio existente.
Los planetas también se encuentran muy lejos de Kepler-62 como para que los astrónomos puedan usar su luz para buscar elementos químicos en las atmósferas de los planetas. Sin embargo, “son lo que más se acerca al gemelo de la Tierra que todos quieren ver”, finaliza Lunine.