Naturaleza, la mejor receta anti estrés

Escuchar el canto de los pájaros, el fluir del agua de un arroyo o el soplar del viento son una fuente de relajación que contribuye a la armonía y la paz interior. Una encuesta entre los habitantes de El Challao lo certificó: valoran tener una casa entre

Naturaleza, la mejor receta anti estrés
Naturaleza, la mejor receta anti estrés

Tomarse unos minutos a la orilla de un arroyo, cerrar los ojos y simplemente, permitir que mente y espíritu se conecten, mientras el agua sigue apacible su curso entre las rocas.

Despertar con el trino de los pájaros, que puntuales anuncian la llegada de un nuevo día. Contemplar el paisaje bajo un cielo cubierto de estrellas, con miles de ranas y grillos cantando algún soneto dedicado a la inmensidad.

Tan simples como positivos para el bienestar, los sonidos de la naturaleza son cada vez más valorados como esos pequeños elementos que colaboran a mejorar la calidad de vida.

De hecho, quienes viven en lugares retirados de la ciudad aseguran que estos regalos son el motivo principal por el cual no se mudarían a ninguna otra parte.

Del mismo modo, aquellos que viven sobrecargados por la rutina cotidiana valoran cada vez más las sorpresas de la vida silvestre e incluso, de no poder alejarse hacia zonas más tranquilas, optan por terapias alternativas basadas en la recreación de sonidos naturales que les permitan reducir el estrés.

Para conocer si en verdad las personas relacionan la tranquilidad con el equilibrio y la armonía acústica, la Fundación Pedemonte realizó una encuesta a los pobladores de El Challao en conjunto con la Unión Vecinal de esta localidad de Las Heras.

Dentro del estudio que la entidad realizó sobre este territorio de unión entre la llanura y la precordillera mendocina, se analizaron todos los factores culturales, históricos, medio ambientales y  patrimoniales que hacen de este lugar un sitio único por sus características.

Justamente, uno de los objetivos por los cuales la fundación viene trabajando fuertemente consiste en lograr que esta Villa sea declarada como una reserva y, por lo tanto, esté protegida de todos los factores que van en detrimento de la conservación del hábitat natural y que, por lo tanto, impactan en la calidad de vida de las 250 familias que han elegido a éste como su lugar en el mundo.

La encuesta logró percibir, por ejemplo, cuánto valoran los lugareños sentarse algunos minutos cerca de los cursos de agua o las acequias y cuánto lo necesita el que no lo tiene.


El valor de la tranquilidad
La consulta para saber cómo es valorado el confort acústico por los habitantes de El Challao incluyó a 86 personas mayores de edad. La perspectiva utilizada, se puntualiza en el informe, buscó analizar el sonido desde una perspectiva integral, teniendo en cuenta dos polos opuestos: el ruido considerado como una molestia y el sonido ligado a sentimientos de bienestar.

Así, las respuestas fueron claras. Cuando los encuestadores de la fundación consultaron a los pobladores si consideran la tranquilidad ambiental como un beneficio para vivir en la villa, 99% respondió que sí.

El silencio, de hecho, fue puesto en valor a lo largo de todo el día y no solamente en un horario en especial. El canto de los pájaros fue el sonido más valorado por los encuestados y le siguieron el de ranas, grillos y cigarras.

El silencio sostenido ocupó el tercer lugar en la lista de prioridades de los lugareños, en tanto que el sonido de los acuíferos como así también el chocar de las hojas de los árboles al correr viento fueron altamente considerados.

Como en otros sitios de estas tierras de clima semi desértico, los cursos de agua se ubicaron como el elemento que los encuestados mencionaron tener menos cerca de su vivienda.

Brenda Junín, médica veterinaria y especialista en manejo integrado de áreas propensas a desastre, es una de las referentes de la Fundación Pedemonte que ha impulsado la defensa de este hábitat, que si bien se encuentra a sólo cinco kilómetros de la ciudad, se ubica como una de las zonas del Gran Mendoza que aún conserva el equilibrio entre las actividades humanas y la armonía del paisaje.

“En la encuesta, los habitantes de la antigua villa manifestaron  un mayor nivel de bienestar al tener tanta conexión con la naturaleza”, explicó Junín y reiteró que algunas de las amenazas actuales que atentan contra la calidad de vida en el lugar tienen que ver con la escasa aplicación de las reglamentaciones que prohíben los locales de diversión nocturna en El Challao, como así también la construcción de rutas sin planificación.

Las fiestas y los vehículos fueron las fuentes de ruidos (incompatibles con el ambiente) más mencionados por el grupo consultado. Así, en el informe realizado por la fundación -en colaboración con profesionales de la Universidad Nacional de Cuyo- se concluye que los vecinos de la villa sienten que la tranquilidad es uno de los elementos que le da identidad al lugar.

Las mediciones de ruido efectuadas en El Challao dieron por resultado un nivel máximo de sonido ambiental de 32 decibeles. Según lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el máximo tolerable por el ser humano es de 70 decibeles.


Despertar los sentidos
Buscar un momento para dar una tregua a los pensamientos negativos y permitir que la paz impregne las emociones ha comenzado a ser una prioridad para muchos mendocinos, que al no vivir en un ambiente armónico recurren a terapias donde los protagonistas son nada menos que los sonidos brindados por la naturaleza.

Ocurre que desde el punto de vista psicológico y emocional, éstos actúan como disparadores de sensaciones positivas que -en suma- reducen considerablemente el estrés.

El psicólogo Santiago Gómez, director del Centro de Psicología Cognitiva, explicó en ese sentido que existen investigaciones que refuerzan este concepto y muestran cómo los sonidos naturales son una fuente de relajación para el organismo y generan un estado de paz interior y tranquilidad en las personas.

“Es por esto que muchos sujetos que viven en las grandes urbes eligen cambiar su forma de vida y trasladarse a vivir a las zonas rurales o ir los fines de semana para descansar”, manifestó el especialista y detalló que el estado de bienestar surge porque los sonidos del campo actúan sobre el sistema nervioso de manera positiva, a diferencia de los ruidos molestos.

Por su parte, la terapeuta de sonido Graciela Sutta, cuya modalidad de trabajo consiste en lograr que los pacientes encuentren equilibrio espiritual mediante la utilización de cuencos tibetanos, destacó que las personas llegan a la terapia con niveles muy altos de estrés.

“Los pacientes llegan muy preocupados y alterados. Pero a medida que avanzan con la terapia van logrando relajarse”, describió. Sutta se capacitó en Rosario y poco a poco aplicó este abordaje alternativo en nuestra provincia.

Desde su punto de vista, es importante comenzar a perder el miedo al silencio y “animarnos más a encontrarnos a nosotros mismos”.

Riqueza histórica, cultural y patrimonial

El informe realizado por la Fundación Pedemonte, que pone el foco en la antigua Villa El Challao, da cuenta del valor histórico, cultural y patrimonial del lugar.

Pero además detalla la riqueza del entorno en materia de flora y fauna y lo describe como uno de los pocos territorios del Gran Mendoza donde aún es posible hallar algo de tranquilidad.

Pero la entidad también detalla una serie de propuestas destinadas a minimizar el impacto de las actividades económicas y evitar la contaminación de los acuíferos, cuya calidad se ve amenazada debido a la sobreexplotación de los pozos existentes en el lugar. Son tierras de vertientes que guardan en su seno el agua de lluvia que se filtra desde la cordillera.

El problema más grave, detalla Brenda Junín, especialista  de la fundación, es que muchas veces la presión inmobiliaria es más fuerte. “Pero si se toman las medidas necesarias, el lugar se puede conservar”, asegura y recuerda que esta zona además ha sido muy impulsada desde el punto de vista turístico.

En 2011, desde la entidad iniciaron el proyecto para que la zona sea declarada como una reserva de interés paisajístico y cultural. El pedido fue elevado al gobernador Francisco Pérez, a la Dirección de Patrimonio, a la Agencia de Ordenamiento Territorial, al municipio de Las Heras y a la Dirección de Recursos Naturales Renovables.

La necesidad de poner en valor esta porción de pedemonte mendocino no es menor. Allí están concentrados varios hitos patrimoniales que dan testimonio de lo que fue aquella Mendoza colonial del siglo XIX.

Allí se encuentra emplazado el antiguo acueducto de principios de 1800,  la mayor obra hidráulica realizada durante el Virreinato del Río de la Plata. Ahora está abandonada y desprotegida.

Por la biodiversidad del paisaje, la villa El Challao fue el lugar elegido como campo de experimentación por el arquitecto y paisajista Carlos Thays (creador del parque General San Martín).

En la zona también se encuentran emplazadas la antigua capilla de la Virgen de Lourdes y la vieja bodega abandonada que le dio nombre al cerro “La Bodeguita”.

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