Natalio Faingold es una de las personalidades más importantes de la escena rockera de nuestra provincia. El músico nos recibe en su estudio “La Flora” el cual se encuentra en las afueras de la ciudad de Mendoza; un viejo caserón rodeado de viñedos donde Natalio disfruta sus horas de plena creatividad con músicos de nuestra provincia y otros lugares del mundo.
-¿Desde cuándo estás relacionado a la música?
-De toda la vida. Nací en una casa de músicos. Mi mamá tocaba el piano y escuchábamos música todo el tiempo. Además mi papá era muy amigo de Armando Tejada Gómez y Mercedes Sosa. Vivíamos en un ambiente muy cultural, donde la música era muy importante.
-¿Cuántos años tenías cuándo empezaste a tomar clases de música?
-Fui desde los cinco años. Después tuve una maestra muy buena que que me enseñó mucho. Cuando uno es chico y tiene un buen maestro, se abren muchas puertas. Después seguí, estuve en la Escuela de Música y también estudié percusión. Siempre fue algo que me gustó mucho.
-¿Dónde ibas al colegio?
-Hice la secundaria en el Universitario Central y mi actividad extra siempre era la música. Ahí a los 16 años me junté con unos músicos y empecé a tocar en una banda que se llamaba “Altablanca”. Ese fue mi primer grupo y ahí toqué un par de años, hasta que me tocó el Servicio Militar. En ese momento tuve que dejar porque me mandaron a Uspallata.
-¿Alguna vez pensaste en estudiar otra carrera?
-No, nunca tuve esa inquietud. Había cosas que me gustaban. Las matemáticas y la física eran algunas de ellas. También decía que quería ser corredor de autos. Pero tenía muy claro que quería ser músico.
-¿Había mucha "movida" musical en Mendoza en la época que tuviste tu primer banda?
-No había mucho. Pero está claro que la música siempre existió. Hasta en el último pueblito de Tunuyán siempre hay un tonadero que toca impresionante y así es en todo el mundo. La música es algo que siempre está presente.
-¿Dónde tocaban en esa época?
-Altablanca no era una banda que tocaba en bares. Hacíamos conciertos o teatros. Era una propuesta música y muy conceptual. No tenía nada que ver con tocar en bares o algo por el estilo. Nosotros sí íbamos a bares, pero después de los conciertos (risas). Ensayábamos mucho todos los días. Siempre después de las 4 de la tarde, para respetar la siesta. Fue una época buenísima. Ahí tocaba la batería y luego me pasé al piano.
-¿Después de eso te fuiste a vivir afuera?
-Desde los 19 años no estuve mucho en Mendoza. Eso fue hasta hace unos doce años. Me fui con el claro objetivo de aprender más. Yo creo que para cualquier persona, que está relacionada al arte, es importante conocer otros lugares y otras culturas. Y sobre todo intentar crecer en un mundo que tal vez puede ser más competitivo.
-¿Dónde estuviste?
-Primero estuve cuatro años estudiando en Estados Unidos. En Mendoza existía la enseñanza de música clásica, pero no la de música moderna. Yo estaba en la Escuela de Música y aprendía clásica. Un día quise mostrar un tema que había compuesto y me dijeron que no se podía porque nos podía escuchar el director. Ahí decidí que no podía cursar más. Lo mío estaba más relacionado a la música moderna. Yo quería crear; eso fue algo que me inculcaron en mi casa desde chiquito. La creación es muy importante en todos los ámbitos de la vida.
-¿En algún momento se detuvo tu aprendizaje?
-Nunca. El aprendizaje es algo permanente, pasa todo el tiempo.
-¿Cuándo sacaste tu primer álbum?
-Viví afuera un tiempo y después volví y estuve en Buenos Aires. Y ahí hice mi primer disco. Eso fue en 1983.
-¿Ahí te relacionaste con Alcohol Etílico (una de las bandas más importantes de la historia del rock mendocino)?
-Los vi tocar y les comenté que me gustaría producirlos. Fue una época muy creativa. Incluso un poquito antes de eso salió el tema “Lamento Boliviano”, el cual compusimos con Dimi Bass. Fue una etapa muy bohemia, ensayábamos todos los días hasta las 5 de la mañana.
-¿Cómo siguió la historia a esa altura?
-Yo quería seguir aprendiendo, entonces me volví a ir a Estados Unidos. Mi idea era tener herramientas para poder hacer todo lo que quisiera, musicalmente hablando.
-¿Has hecho mucha música para publicidades?
-Sí, en un momento trabajaba con Buenos Aires e hice muchas. Incluso para marcas muy importantes. Acá en Mendoza hice todas las cortinas de la FM Metropolitana, las del Casino de Mendoza y también las de Madras sólo por nombrar algunas.
-¿En qué estás trabajando ahora?
-Hace tres años hice “El Futre”, obra que presentamos en el teatro Independencia. Y ahora estoy trabajando en una obra sobre la Difunta Correa. Ahí estoy tratando de plasmar el folclore y el rock, pero tratando de buscarles otro punto.
-"El Futre" tuvo mucho éxito…
-Sí. Estuvo buenísimo. Pudo verlo mucha gente y tal vez este año lo hagamos de nuevo. Además lo presentamos en San Juan, San Rafael y Buenos Aires.
-¿Te gusta la música actual que se hace en la escena local?
-Sé que se están haciendo cosas muy buenas y que hay muchos músicos jóvenes muy talentosos. Con algunos comparto horas en mi estudio.
-¿Qué le aconsejás a los chicos que están comenzando con la música?
-Que le den con todo y que en algún momento traten de irse afuera, para ver otras culturas y otros tipos de música. Eso creo que es el ‘abc’. Hay que salir, pelearla y estar. Ver bandas que te parezcan muy buenas. Hay un gran mundo afuera. El cambio que hay en la actualidad es que con internet se puede estar más en contacto con todo eso. De todas maneras, creo que la constancia y la pasión te llevan lejos en cualquier rubro.
-¿Compartiste escenarios con los grandes músicos de nuestro país?
-Sí, con muchos. Gustavo Cerati fue uno de ellos. También conocí al Flaco Spinetta. Justamente después de su muerte he vuelto a escucharlo mucho. Y me confirma la teoría de lo bueno que era.
-¿En qué lugares del mundo has vivido?
-Boston, París, Londres, Buenos Aires y Mendoza. Siempre tocando música y haciendo giras. Con todo lo que ser músico de rock implica (risas). Eso fue desde los 19 años hasta los 40 más o menos.
-¿Te imaginabas que ibas a generar todo lo que has hecho en la vida?
-Han pasado muchas cosas lindas. Tuve muchas giras importante por Europa, por ejemplo. Igualmente han pasado muchas cosas que nunca me hubiera imaginado. Siempre tuve la idea de hacer trascender mi música por el mundo, pero no esperaba tanto. De todas maneras ser músico no es fácil. Hay momento económicos muy malos, otros muy buenos. De todo.
-¿Cómo es la vida del músico?
-Es muy complicado. Hay que remar mucho para realizar proyectos. Es como en la vida.
-¿Qué es La Flora estudio de grabación?
-Es una casa con varias habitaciones y un estudio de grabación muy importante. La idea es que los músicos vengan a instalarse para crear sus discos, grabar y desarrollar ideas. En la actualidad viene gente de todos lados que se queda acá y crea música. El lugar está muy bueno para estar concentrado.
-¿Qué es lo que más disfrutás de tu día a día?
-Me encanta pasar un atardecer con mis hijos. También hacer un fueguito y cocinar algo. También disfruto mucho del cine.