Natalia Oreiro tenía tres sueños actorales: ser Gilda (ya lo hizo, en un filme con bastante éxito), ser Eva Perón (lo logrará en breve), y ser Juana Azurduy, la heorína de nuestra independencia. Son nortes a los que quiere llegar, y seguramente lo hará, porque le sobra talento.
Hace mucho tiempo que esta uruguaya dejó de ser una "Turmalina" para ganar terreno en papeles más arriesgados: Gilda, el mejor de todos. Y ahora, el protagónico de "Santa Evita", una miniserie en siete capítulos basada en el best seller homónimo de Tomás Eloy Martínez y que será dirigida por el colombiano Rodrigo García, hijo de Gabriel García Márquez.
De momento (¡el cornonavirus pone en duda todo!) el rodaje empezaría en mayo, para un estreno recién el año que viene en alguna plataforma tampoco especificada. Así, abundan más misterios que datos ciertos.
El cénit de una carrera
Así, en lo alto, se siente Natalia Oreiro ante este nuevo desafío, donde se pondrá al lado de Darío Grandinetti (interpretará a Juan Domingo Perón) y Ernesto Alterio (el Coronel Moori Koenig). Esta producción internacional (compartida entre Non Stop y Buena Vista Original Productions, de Disney, que hizo éxitos como "Monzón") la codeará también con estrellas de Hollywood como Salma Hayek, quien tiene a cargo la producción ejecutiva.
Pero fue la propia Oreiro, de 42 años, quien habló con diario Clarín hace una semana y reveló detalles que no se sabían de "Santa Evita". "Primero que nada, estoy agradecida. Después, siento que es el desafío más grande de mi carrera artística.
Y, por último, tengo que confesar que siento miedo ante tamaño personaje", dijo con total sinceridad.
También contó: "Por octubre o noviembre de 2019 hice el casting. Fueron tres escenas distintas de Evita, que están en la serie. También tuve una charla de una hora con Rodrigo García, por Skype.
Cuando me comunicaron que había quedado elegida, me quedé helada. Ahí empezaron a llegar el agradecimiento, el desafío y el miedo".
El tema es que, para ser justos con la línea de tiempo, Oreiro venía merodeando el personaje hace tiempo.
Como empezamos diciendo, era un sueño confeso, e incluso ya se lo habían propuesto pero lo había rechazado: ¿inmadurez?, ¿agenda apretada?, ¿inseguridad artística? Lo explicó así: "En ese momento, no sentí que tuviera la capacidad para hacerlo".
Después de un papel como Gilda, es entendible que Oreiro -en pleno ascenso cinematográfico- busque papeles con mayor compromiso y carnadura, además de que se siente motivada por la dirección de García, que derrocha habilidad narrativa y poesía, como su padre.
Además de esa propuesta, Oreiro interpretó fugazmente a Evita en el cumpleaños del multimillonario nacido en Ucrania Len Blavatnik, en 2017. Allí cantó "Don't cry for me Argentina" (el hit de Andrew Lloyd Weber) del brazo de Alan Faena, "su" Perón.
De esa velada son las fotos en las que se la ve luciendo rodete y un vestido parecido al famoso modelo Dior de Eva, porque -destaquemos este punto- todavía no hay fotos de ella caracterizada para esta serie.
Sobre este punto ya se hincan los dientes de la polémica, porque algunos artículos periodísticos aseguraban que Oreiro había pedido pelucas de 90 mil pesos para interpretar a Evita.
Nada más lejos de la realidad: "Jajaja, no me conocen nada. Tuve el pelo de un montón de colores distintos por cada uno de mis personajes. ¿Mirá si no me voy a teñir por Evita, que es lo más importante que me toca actuar?", inquirió algo irónica.
El proceso para construir su Evita ya la trae muy ocupada. Lee todo y ve todo lo que tiene al alcance sobre ella.
"Me parece la mujer más importante a nivel espiritual y político de toda la historia, por eso tal vez dudé tanto en hacerla. Pero ya tengo el corazón, el alma y el cuerpo puesto en ella", dice la uruguaya, pareja de Ricardo Mollo y madre de Merlín (8).
Esa mujer
La vida de Eva Duarte de Perón es un crisol de política, drama, romanticismo y mitología. Este último elemento es el que tomó magistralmente Tomás Eloy Martínez para su novela, que no es ni estrictamente una biografía ni literatura de no ficción pura: es un documento híbrido de cómo esta mujer, aún muerta, generó pasiones y siguió dictando el curso de la historia argentina.
Es esperable, por eso, que la miniserie “Santa Evita” - adaptada por Marcela Guerty y Pamela Rementería- al menos se divida en dos líneas temporales: ella aún viva y ella ya fallecida, puesto que las peripecias del cadáver robado son un tema fundamental de la novela. “Santa Evita” -dicen los productores- es la historia de un cuerpo sin tumba y de la leyenda que creció en torno a él.
Pero para abordar desde otros flancos al personaje, hay una larga historia de documentales, ficciones, y una estirpe de excelsas “Evitas”.
La primera importante fue Faye Dunaway (sí, la misma que junto a Warren Beatty se equivocó al cantar la Mejor Película de los Oscar en 2017). Hizo de Eva en 1981, para una miniserie que muchos historiadores acusan hoy de tendenciosa y que se puede ver por YouTube. Está en inglés y se dirigió al público estadounidense, destaquemos.
En 1984, tenemos a una Evita curiosa: una jovencísima Flavia Palmiero la interpretó abandonando su tierra natal en "Evita, quien quiera oír que oiga", un documental híbrido con testimonios de José Pablo Feinmann y Félix Luna entre otros (también disponible en YouTube y en Cine.ar).
De este filme es muy recordada la banda sonora, a cargo de Litto Nebbia y Silvina Garré: recordemos que eran los albores de la democracia.
Pasarían más de diez años para que, en 1996, llegaran dos Evitas que hicieron historia. Primero Madonna, en el musical de Lloyd Weber llevado al cine por Alan Parker.
Se trataba en realidad de una versión (demasiado) libre y romantizada de algunos momentos de su vida. Por otra parte, Esther Goris logró construir un personaje fuerte y pasional para el filme de Juan Carlos Desanzo. Entre las escenas aún recordadas está aquella en la que se encuentra con la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, señoras con apellidos que desprenden "olor a bosta de vaca".
Después siguieron Laura Novoa (en “Ay Juancito”) y Julieta Díaz (“Juan y Eva”). En 2011, María Seoane dirigió el primer filme animado basado en ella, “Eva de la Argentina”, con ilustraciones de Francisco Solano López (el legendario dibujante de “El Eternauta”).
El mendocino Pablo Agüero sumó una de las últimas y más interesantes adaptaciones, en 2015. "Eva no duerme", con la participación de Gael García Bernal, Daniel Fanego y Denis Lavant, no tiene una Eva actuada. Es, de hecho, la historia de su cadáver, con un guion que cuida la historia y se alza en un extraño vuelo poético.