Dime con quién anduviste y te diré quién te falta, podría ser tranquilamente el refrán de esta historia de dos. Porque, teniendo en cuenta las grandes ligas de la ficción de los '90 a esta parte, parecía que ambos ya se habían dado todos los gustos. Ella tuvo bonitas historias de amor con Facundo Arana, con Pablo Echarri, con Luciano Castro, con Raúl Taibo.
Él, con Leticia Brédice, con Nancy Dupláa, con Andrea del Boca, con Carla Peterson, con Julieta Díaz, con quién quiso. Bueno, con todas las que quiso se ve que no todavía, porque cuentan que desde hace seis años, cuando terminó “Sos mi vida” -que ella protagonizó y él produjo-, se venían prometiendo trabajar juntos. Por 'h' o por 'b' no podían, aunque juran que querían. Pero desde mañana, Adrián Suar y Natalia Oreiro serán, finalmente, la pareja que faltaba. Ésa que en los álbumes de figuritas, seguramente, cotizaría alto.
A partir de las 21.30, serán los protagonistas de “Solamente vos”, la tira de Pol-ka que estrenará El Trece (en Mendoza se verá por el 7 local) y que sumará un pleno en el nuevo paño del verano, en el que ya casi -a diferencia de no tan viejas épocas- no se juega liviano. Ahora el verano en la TV, como está sucediendo desde hace unos años en el teatro porteño, ya no es temporada baja.
Si en materia de vínculos lo que sucede fuera de cámaras pudiera trasladarse -sin alteración alguna- del otro lado, uno podría garantizar que entre Suar y Oreiro habrá química no apta para envidiosos. Se chicanean con gracia, se completan las frases, se divierten, pueden pensar distinto, pueden enseñarse -él le explica la jerga del fútbol, ella le revela el andar planetario-, pueden entender que a veces las diferencias suman y que la suma de nombres, como en este caso, es más que uno más uno.
"Este año va a pasar algo que no pasaba desde hace 50 millones de años y es que se alinean todos los planetas. Estamos entrando en la era de Acuario. No quiero quedar como la astróloga que cuenta los secretos del universo, pero esto lo sé. Es un buen momento de cambio. Es algo esperanzador. Por eso el año pasado, en general, fue muy convulsionado. Lo que va a suceder es bueno", susurra ella, generando una burbuja de atención que él pincha con gracia: "Claro, por eso venimos nosotros, con una comedia blanca, para alegrar las noches argentinas".
Entre el medio tono de Oreiro y la réplica de Suar no hay distancias. Todo transcurre naturalmente en la intimidad de la oficina que el actor y director de programación de El Trece tiene en Pol-ka, rodeada de las fotos de sus dos hijos -Tomás, de 14 años, y Margarita, de siete meses- y de casi todos los actores que pasaron por la productora. Oreiro, obviamente, figura en varias, aunque ella se busque y, por ahora -sí más abajo, sobre el final de la nota- no se encuentre.
-¿De cuándo data la semilla de este proyecto?
Oreiro: -Podría decirte que la semilla ya es un árbol, porque empezamos a hablar de hacer algo juntos apenas terminé la novela con Facundo (Arana), que estuvo en pantalla todo 2006. La cosa se iba dilatando, porque no encontrábamos la idea o los tiempos no coincidían. Yo, más allá de alguna cosita suelta o chica, me quedé sin hacer televisión hasta poder armar algo con él.
-¿Tan así?
Oreiro: -Sí, de verdad. Andaba con muchas ganas de hacer cine y la tele no siempre te da espacios para otras cosas. Y, por otro lado, las oportunidades que me aparecían no me cerraban. Desde que lo conocí sentí que podía tener una química diferente de la que había tenido con otros actores. Decía: 'Tengo que trabajar con Adrián, por el tono que maneja Adrián para la comedia'.
Suar: -La gente se va a encontrar con una comedia familiar muy entretenida. Estamos en dos buenas edades para contar una historia diferente (35 para la dama, 44 para el caballero).
La televisión está yendo cada vez más seguido al nicho de los que tienen 30 y pico, 40 y pico. Antes, la historias de amor se centraban mayoritariamente en los de 20, con cierto guiño a la adolescencia.
Oreiro: -Esa especie de maduración es algo que está sucediendo en otros países, como en Brasil.
Suar: -Es una franja en la que podés trabajar con otros mundos, el de los padres, los hijos, los suegros... Hay otra experiencia en los personajes. Bueno, de hecho yo ahora me puse cinco pibes.
La historia, escrita por Lily Ann Martin, Marta Betoldi y Daniel Cúparo, cuenta el encuentro entre Juan (Suar) y Aurora (Oreiro), un músico consagrado y una peluquera que, por caprichos del guión, terminan siendo vecinos.
Si bien la intención de juntarse data de fin de 2006, ella detalla que "puntualmente este programa empezó a tomar forma hace un año y medio. Estábamos embarazados ambos".
Teniendo en cuenta que el canal no ganó ningún mes de 2012, podría leerse que, en la dificultad, el técnico pone toda la carne al asador…
Suar: -Quiero ser cauteloso. Los programas se hacen con contenido. Sé que la fórmula de dos nombres fuertes sirve, además, para el puntapié inicial. Yo sé que para el afuera esto es 'Ah, qué vivo, se metió con Naty, la tiene fácil'. La verdad es que a mí me cuesta mucho actuar.
Es la hora del almuerzo, él come una pasta de atún y unos cubitos de melón.
Ella ya comió, acompañada: "Me trajeron al nene -Merlín Atahualpa, el hijo de casi un año que tiene con su marido, Ricardo Mollo-, como todos los mediodías, para que le dé la teta. También se la doy antes de venir o me voy una escapada porque vivo cerquita".
-¿Y a vos, la flamante paternidad te cambió el modo de trabajar?
Suar: -No, porque sé que está Gri (Griselda Siciliani, su mujer). Cuando estoy acá, estoy muy concentrado…
Oreiro: -Perdón que me meta, pero a mí sí me cambió bastante. Yo siempre tuve la cabeza muy enfocada en lo que estaba haciendo y me acuerdo que me decían 'Cuando seas madre nunca más vas a poder abstraerte'. Y, sí, ahora tengo una alerta prendida. Cuando trabajo, hay una parte de mi cuerpo y de mi cabeza que están en otro lado... donde esté mi hijo. Eso me ayuda. No le pongo tanta tensión a lo que estoy haciendo. Me sirve para no ser tan obsesiva.
Suar charla sobre la TV y sobre sus deseos de que este año le vaya bien y ella le dice que "igual tenés una pared que habla de todos tus éxitos. Si algún día te sentís un poco mal te tirás sobre eso y te abrazás. Yo no estoy ahí, ¿no?".
Suar: Cómo no. Mirá, en una, en dos, en tres…
La cuenta llega a cinco y uno imagina que tal vez este año el mural incorpore la sexta. O más, si el ordenamiento de los planetas del que habla Oreiro reparte finalmente ventura para todos.