El secuestro, valuado en 900.000 pesos, de 1.800 dosis de cocaína refinada y lista para ser vendida en el Gran Mendoza fue atípico: la droga estaba oculta en un oso de peluche en una casa de familia en Godoy Cruz. El particular decomiso se suma al que se concretó el sábado pasado en General Alvear; en esa ocasión se trató de marihuana, que estaba oculta en el bebé de juguete que le habían dado a una nena de 4 años.
Investigadores advierten que, con más frecuencia, en los últimos procedimientos han observado esta modalidad de ocultamiento: los narcos se valen de juguetes, ropa y otros elementos infantiles para despistar. Incluso adoptan como escondite las habitaciones de los pequeños. Recuerdan que en un allanamiento reciente hallaron marihuana en el chaleco de un nene y en otras ocasiones han detectado droga oculta en pañales.
El lugar menos pensado
Luego de una investigación que demandó dos meses, los sabuesos de la Dirección General de Lucha contra el Narcotráfico lograron incautar miles de dosis de "alita de mosca". Se le llama así al clorhidrato de cocaína de alta pureza. Su nombre se debe a que, a la vista, presenta un aspecto escamoso, laminado y con un brillo traslúcido que se parece bastante a las alas de esos insectos.
Cada una de esas dosis se vende a unos 500 pesos, por lo que el valor de lo decomisado llega casi al millón de pesos.
Los pesquisas llevaban tiempo siguiendo los pasos de Sergio Cruzate, un joven de 21 años a quien tenían identificado como el vendedor de las sustancias. Los policías ingresaron el último miércoles en dos viviendas ubicadas en la manzana "A" del barrio San Vicente. El sospechoso era solicitado por la Justicia Federal ya que anteriormente se había allanado su domicilio pero no había sido encontrado, precisaron fuentes policiales.
La casa de Cruzate había sido allanada en, al menos, dos oportunidades: en una de ellas le secuestraron una planta de Cannabis y en la otra, varios ravioles de cocaína, detallaron fuentes vinculadas a la investigación. El joven tenía dos viviendas en las que operaba: en una vivía y guardaba la droga y en la otra, de unos familiares, se ocultaba cuando sabía que la Policía lo estaba buscando.
Acostumbrados a lidiar con las estrategias de ocultamiento de los "quioscos" que allanan a diario, los efectivos de Narcocriminalidad revisaron cada rincón de las viviendas requisadas. En una de ellas sólo les restaba inspeccionar un oso de peluche de mediano tamaño que yacía en una esquina de una habitación.
Los investigadores inspeccionaron el juguete y notaron una costura manual en el "lomo" del peluche. Al abrirlo constataron que su relleno estaba conformado por seis medias llenas de envoltorios de nylon con la sustancia secuestrada.
Un “bebote-mula”
El sábado 18 de enero los efectivos de Lucha contra el Narcotráfico en Alvear también se sorprendieron al hallar estupefacientes en el interior de un juguete. Pasadas las 23.30, los uniformados observaron descender de un colectivo de la empresa "La unión" a una mujer de 22 años en el cruce de la ruta 143 y calle F.
Rocío Funes estaba acompañada por su hija de 4 años. La pequeña jugaba con un "bebote" sin saber que en su interior ocultaba dos envoltorios de marihuana compactada con un peso de 50 gramos.