Tal vez el fin justifique los medios y Dios escriba con renglones torcidos, ¿pero es admisible que el primer beneficiado de la crisis de Gobierno provocada por Matteo Renzi sea Silvio Berlusconi?
Y, ahondando en la herida, ¿es lógico que el centroizquierda italiano, que durante dos décadas ha culpado de todos los males del país a Il Cavaliere, esté permitiendo su resurrección política sin ningún cargo de conciencia, sin ninguna fisura? Una de las imágenes más chocantes que se producirán durante la jornada de hoy será la de Berlusconi -un político expulsado del Senado por corrupto tras una condena firme por fraude fiscal, con otra condena por inducción a la prostitución de menores, con un juicio en curso por la compra de senadores y a punto de ser inhabilitado? entrando en el palacio del Quirinale para ser consultado por el presidente, Giorgio Napolitano, sobre el futuro gobierno de Italia. ¿Alguien da más?
La política italiana ?y ya no digamos cuando entra en juego Berlusconi? es capaz de destrozar cualquier pronóstico, pero a mediados del pasado mes de enero parecía que el líder de Forza Italia, a sus 77 años, traicionado por alguno de sus más cercanos colaboradores y con la soga de la justicia cada vez más prieta, no acertaría ya a levantar cabeza. De hecho, llevaba dos meses sin aparecer en público, después de que a las condenas judiciales se le uniera el ostracismo político provocado por su órdago fallido contra Enrico Letta.