El Poder Judicial inició formalmente el año con un acto de apertura en medio de una complicada pelea interna, que enfrenta a algunos miembros de la Suprema Corte con los jueces civiles por una acordada (la 29.489) que dispone el traspaso de personal de ese fuero al de Familia. El presidente del máximo tribunal, Jorge Nanclares, llamó al diálogo, defendió la que llamó "acordada de la discordia" y tildó a algunos jueces que se sublevaron como "patoteros".
En el acto más importante en materia institucional que tiene el Poder Judicial, del que participaron el gobernador Rodolfo Suárez y el vice Mario Abed, más funcionarios del Ejecutivo y legisladores, Nanclares aprovechó el momento para defender férreamente la acordada, de la cual indicó que "se pone en peligro la oralidad" en los juzgados de Familia si se da marcha atrás.
Después, en diálogo con los medios, sostuvo que es "legítima tanto en su forma como en su contenido sustancial". En este sentido, aseguró que "no se ha cometido ninguna ilegalidad" y si bien hizo una autocrítica sobre la falta de diálogo previo, destacó que se han ofrecido alternativas a los jueces rebeldes. No obstante, fue duro contra los que se sublevaron al indicar que lo sorprendió su "actitud intemperante".
El titular de la Suprema Corte hizo referencia a los jueces que se manifestaron en el cuarto piso de Tribunales tras conocerse la acordada, al indicar que tuvieron una actitud de "patota" con su conducta. "Empatotarse y aplaudir en el cuarto piso no es una actitud de un juez", azotó.
Respecto del llamado al diálogo, que según su visión no ha sido aceptada por los jueces civiles (quienes en de protesta no asistieron al acto de ayer), insistió en que la instancia "está abierta", pero volvió a la carga al considerar que "parece que en Argentina es más importante debatir que dialogar. El diálogo supone encontrar soluciones intermedias, no tener posiciones inflexibles y apuntar a un objetivo común, que es no poner en peligro la oralidad".
Plenario de la Corte
Hoy habrá un plenario de los siete ministros de la Suprema Corte, en el que Nanclares buscará el apoyo del resto de los magistrados que no participaron de la redacción de la acordada (la firmaron además Julio Gómez y Omar Palermo). "Es natural que existan diferencias de criterio pero no significa que seamos un tribunal desunido", acotó Nanclares.
Por último, habló de la necesidad de "rediseñar el Poder Judicial" y dio detalles de algunos puestos o funciones de trabajadores que hasta el momento eran importantes pero que ahora han quedado -o quedarán- caducos con la implementación de reformas y nueva tecnología.
"Todos tenemos que cambiar. Los jueces tienen que asumir cómo resolver los problemas judiciales. Los problemas administrativos y de personal son competencia exclusiva de la Suprema Corte. Estoy defendiendo con convicción un diseño que hace 12 años pensamos con un grupo de colaboradores", aseguró.
Finalizó: "Me parece una falta de respeto que jueces que tienen jerarquía inferior a los ministros de la Suprema Corte estén cuestionando la cantidad de personas que necesitamos para trabajar. Estoy predispuesto al diálogo, por eso cerré (el acto) con un mensaje de que uno puede equivocarse y comenzar nuevamente, pero en un clima de diálogo, no de patota".
