Un orador por bloque, sin cuestiones de privilegio, lo más tranquila posible y de a lo sumo 6 horas, no 12. Así acordaron el kirchnerista Agustín Rossi y el radical Mario Negri, en el despacho del macrista saliente Emilio Monzó, cómo será la sesión de hoy.
En medio de protestas callejeras transmitidas por TV, y cuando aún faltan siete domingos para la elección presidencial, nadie quiere mover el avispero.
El oficialismo, porque esta pax cambiaria, si no lo ilusiona con forzar un balotaje, al menos le da respiro y esperanzas de que Macri concluya su mandato el 10 de diciembre y no se vaya anticipadamente.
Y la oposición, porque cualquier desmadre podrá tener un impacto negativo en el Alberto Fernández moderado que necesitan para no ponerse en contra a los mercados y mantener el apoyo del electorado no kirchnerista.
En esta ocasión, el Gobierno apostó por la certidumbre y la sensatez aún sabiendo que la prórroga de la Emergencia Social es una movida electoralista de la oposición.
Pero, además, en el oficialismo entienden que el ímpetu con que se fogoneó la prórroga de la Emergencia Alimentaria no es un desafío a Mauricio Macri sino el fruto de una interna del propio Frente de Todos, donde excepto el liderazgo de Cristina el resto aún no está definido. Ni el del propio Alberto, que anoche pidió: “Evitemos estar en las calles”.