Mientras conversamos con él, sentados en el borde del portón de su casa que quedó abierto luego de sacar su "máquina", pasa un vecinito de unos seis años y le pregunta, señalando los trofeos, ¿son tuyos todos esos premios?. El hombre en cuestión es Felipe Mario Gutiérrez, un deportista mendocino mejor conocido como "Marito".
La charla transcurre en el garaje de su hogar, que es adonde tiene instalado su propio gimnasio. Entre los "premios" que sorprenden a su pequeño amigo está el récord Guinness que obtuvo por conseguir la mayor distancia recorrida en silla de ruedas: 210 kilómetros en 24 horas. Ahora, el nuevo desafío que promete hacer historia; cruzar la Cordillera de los Andes en su handbike, vale decir su "máquina".
Junto al cordobés Santiago Gutiérrez, la gran hazaña comenzará este viernes. El objetivo es que el domingo lleguen al lado chileno. Ambos son personas con discapacidad, uno por una enfermedad y otro por un accidente, y es por eso que deben usar unas bicicletas especiales llamadas handbike. Nombre este que proviene del inglés y tiene que ver con el hecho de que los deportistas deben usar sus manos para pedalear, en lugar de sus piernas.
La idea es, en total, recorrer 17 kilómetros llegando a los 4.000 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m.) en la parte más alta del trayecto. Algo que, hasta el momento, no se ha hecho nunca.
"Es la primera vez que se hace en esta modalidad el cruce del Cristo Redentor de los Andes. Se ha cruzado en bicicleta, en micro, a caballo, caminando pero nunca en handcycle", cuenta con alegría Marito. Actualmente, tiene 57 años, unos bastones canadienses que lo ayudan a caminar y todos los días va al trabajo en colectivo.
Desde 2008 se desempeña en la Subsecretaría de Deportes, en el área de Medicina Deportiva y de Deporte Social y Comunitario y afirma que tiene ese trabajo gracias a toda su trayectoria deportiva y a las “locuras” (el mismo pone las comillas) que ha hecho.
La travesía
Marito comenta que este sueño o “locura” de cruzar al vecino país se viene postergando desde el año pasado. Querían hacerlo (habla siempre en plural, por él y Santiago) el 3 de diciembre, que fue el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, pero hasta que todo estuvo listo llegó febrero. Así es que este viernes subirán a Las Cuevas para hacer dos días de aclimatación en el refugio de la Escuela de Montaña.
El sábado irán a Horcones, sin perderse -por supuesto- la foto con el Aconcagua de fondo. “Tendremos un hermoso retrato con el Coloso de América. Creo que va a ser una foto motivadora”, dice con humildad y algo de timidez el atleta.
En tanto, el domingo 16 a las 7 de la mañana comenzarán el ascenso. Calculan que les llevará unas tres o cuatro horas, depende del viento explica. "No vamos a hacer velocidad o tiempo, si no que vamos a asegurarnos la cima. Una vez que subimos ahí, hacemos el descenso por los caracoles del lado chileno. Si bien eso es peligroso, todo en realidad (aclara y ríe), la 'hand' pasa a ser parte de tu cuerpo", asegura el mendocino que dedica su vida al deporte y a transmitir esperanza y superación.
Tanto él como su compañero cordobés, saben cómo hay que tomar las curvas e ir midiendo la velocidad. Pero hay acarreo y derrape, lo cual significa que en la ruta se encontrarán con piedras, arena y deshielo.
“Eso nos puede producir inestabilidad en el descenso o en el ascenso. Trataremos de limitar la velocidad de las curvas. Nos encanta la adrenalina (confiesa riendo nuevamente) pero será un evento en el que estemos seguros”, remarca, agregando que calculan llegar a Chile cerca de las 11 de la mañana del domingo. Volverán por el túnel internacional y, si todo sale según los planes, a las dos de la tarde celebrarán comiendo un asado en suelo argentino.
Siempre hacia adelante
El apellido, la discapacidad y el amor al deporte unió a estos valientes de Mendoza y Córdoba. “Tenemos la misma idea sobre la pasión: entregar todo. Pero no es para decirle a la sociedad que podemos hacerlo si no porque hay realmente un montón de deportes que pueden realizar las personas con discapacidad. Yo cualquier tipo de deporte, lo adapto a mis necesidades”, dice quien entrena día por medio en su gimnasio para mantener un buen estado de salud.
“Yo no me creo ejemplo de nada. Soy simplemente un deportista que hace el deporte adaptado como cualquier otro. Yo me subo a la handbike como cualquier ciclista se sube a su bici y pedalea”, comenta con la humildad de los grandes.
No había cumplido un año de vida cuando a Marito le dio poliomielitis. Tenía apenas nueve meses. La secuela de aquella enfermedad junto a una paraparesia es lo que provoca que al día de hoy camine con dificultad pero siempre con mucha energía. "Camino como un pato ya que cadereo porque carezco de cierta cantidad de músculos, tanto en los aductores como en los glúteos. Hice muchos años de rehabilitación y de gimnasio que me dieron la posibilidad de hacer deporte, mi gran pasión", afirma con buena vibra.
A los cinco años pudo caminar por primera vez y ahora, cuando hace trayectos largos, se vale de sus bastones.
"Nací en una familia bastante humilde, soy el segundo de cuatro hermanos varones. Me tocó esto, jamás fui sobreprotegido. Mi mamá nunca dijo 'el Marito no puede hacer tal cosa o tal otra'. Fui tan indio (ríe) como mis hermanos. Gracias a esa actitud de tratarnos a todos por igual y al esfuerzo de mis padres, soy lo que soy. Si hay algo que tengo que valorar es el apoyo que tuve de ellos y de mi esposa y mi hija, que me alientan permanentemente", reflexiona el fanático del deporte.
Fue sólo durante su adolescencia cuando aparecieron algunos fantasmas. “Durante una pequeña etapa, cuando iba a ponerme de novio, tenía que usar malla para ir a la pileta o salir a bailar, sí en esos momentos se cruzaban fantasmas por mi cabeza, pero como a cualquier adolescente”, minimiza Marito.
“Tuve amigos y gente a mi lado que me ayudó muchísimo. Conocí a 'los rengos', nos tratamos así porque tenemos la misma patología: 'poleo'. Pero no es nada burlesco. Hoy en día hay más cantidad de lesionados traumáticos por accidentes, exceso de drogas, enfermedades congénitas. Tratamos en el posible que vivan la sociedad como la vivimos nosotros: sin limitaciones”, concluye el hombre que cree en seguir siempre hacia adelante.
Documental en marcha
La particularidad que tiene este nuevo cruce de los Andes no será sólo que por primera vez se usará una handbike para hacerlo. Además, la travesía de Mario y Santiago Gutiérrez será registrada por una productora mendocina que luego hará un documental. Son en total unas 15 personas las que trabajarán para esto.
“Marcelo Esquivel es el dueño de la productora y él se ofreció a hacer esta tarea. Habrá cuatro cámaras, un sonidista, un piloto de drone. Queremos que nuestra experiencia llegue a la gente, a todos, para incentivarlos. Que por ejemplo las personas sin discapacidad puedan cumplir sus objetivos, que digan ‘si estos muchachos lo hacen, cómo yo no voy a terminar la secundaria, a terminar mi casa, a ayudar a mi familia o a cambiar mi forma de vida. Hay mucha gente que está en la droga, en el alcohol o tiene cualquier tipo de problema. Queremos motivar a la sociedad”, destaca Marito.