Nació con una discapacidad que no limitó sus sueños

Mariela Delgado nació con una lesión en un brazo y conoció el ciclismo recién a los 21 años, pero en este deporte encontró su pasión, hizo historia y cumplió sueños. Compite en convencional y adaptado y este año la fichó el Shimano Ladies Power, el único

Nació con una discapacidad que no limitó  sus sueños

Madrugada del 26 de julio de 1986. La familia Delgado es pura felicidad. Mariela, una bebota de 4.800 kilos, acaba de nacer en la Clínica Modelo de Posadas (Misiones). Es la segunda de tres hermanos.

Todo parece normal, no hay nada de qué preocuparse… Sin embargo, a los pocos días, mamá Ana siente que algo no anda bien en su hija recién nacida. “Decía que yo no movía el bracito, que lo tenía como muertito”, cuenta hoy la protagonista de la historia.

Enseguida en Pediatría se dieron cuenta de que la maniobra de extracción de la partera había dejado una secuela en ese brazo derecho, llamada trastorno de plexo braquial, una lesión nerviosa que genera una restricción de la fuerza y que marcaría a Mariela de por vida.

Claro, es verdad que la vida a veces te quita, pero también te da. La ciclista que acaba de cumplir 31 años también nació con una personalidad, un temple y una mentalidad que la han diferenciado del resto.

Virtudes que le permitieron superar obstáculos, estudiar una carrera universitaria, entrar en los libros del deporte argentino y escribir una hermosa historia de superación que llega hasta hoy, como nueva figura del Weber Shimano Ladies Power, el único equipo femenino latinoamericano que compite en el circuito mundial y hoy brilla en Estados Unidos.

“De chica recuerdo ir siempre a kinesiología, a fisioterapia, para ejercitar el brazo. Pero nunca me sentí discapacitada. Durante mi crianza me sentí una más y nadie me hizo sentir que tenía un problema. Lo tenía, sí, pero todo fue muy natural. Nací con esa limitación, esa restricción que no permite levantar el brazo de forma vertical o para los costados. Pero lo supe sobrellevar, ayudándome con la otra mano, apoyándome en la pared… Me hice zurda casi por obligación. Pero nunca me excusé en mi problema, hice lo que tenía que hacer…”, cuenta Mariela con una determinación que sorprende.

Ella, además, nació con una profunda seducción por los deportes y no dejó que esa lesión la apartara de practicarlos. “Hice gimnasia rítmica, vóley y natación”, informa.

Claro, sin hacerlos como ella quería. “En gimnasia hacía la medialuna pero sin apoyar completamente la mano derecha en el piso. O la vertical, aunque sin un apoyo completo. Al vóley pude practicarlo pero no jugar porque al no poder levantar las dos manos a la par me cobraban doble toque. Y en natación no podía hacer realizar la brazada”, explica sin ponerse mal. Inquieta, ella siguió buscando, porque el gen competitivo lo tenía adentro….

Fue a los 21 cuando encontró el deporte que le cambió la vida. Hasta el 2008, el ciclismo para Mariela casi no existía. “Apenas tenía una bici de paseo para andar en la ciudad. Pero practicar el deporte ni se me había ocurrido. No tenía familiares ni amigos que lo hicieran y a los ciclistas los veía como unos locos con vestimenta rara que andaban por la calle”, reconoce a pura sonrisa.

Pero, claro, el destino le tenía preparado una especial unión con las dos ruedas. “Un día de verano se me rompió la bici y fui a una bicicletería. Su dueño era justo el presidente de la federación misionera. Me preguntó si no me gustaría pasar por el velódromo para probar.

Lo pensé y una tarde fui. Ya no me bajé más…”, rememora Delgado, quien descubrió un don que la ha permitido convertirse en apenas nueve años en una deportista de elite.

“Me di cuenta que arriba de la bici no sentía tanto la limitación del brazo. Apenas me pasa en las largadas, cuando debo hacer fuerza sobre el manubrio, o cuando hay mucho viento, por la estabilidad, pero le fui encontrando la mano”, precisa quien en los primeros tres años (2008 a 2011) compartió pasiones: ciclismo de forma amateur y su carrera de licenciada en Turismo.

Otra prueba para su capacidad de sacrificio.

“Me acuerdo que, en los últimos tiempos, ya me entrenaba fuerte y llegaba muerta a la facu, me costaba subir las escaleras o prestar atención en las clases”, orgullosa por haber podido transitar los dos caminos a la par.

“Siempre consideré el estudio como una herramienta muy importante, no sólo para sumar conocimientos sino para que no todo girara en torno a una cosa, para tener otro canal de disfrute.

Además, para cuando se cumpla la etapa deportiva, tener otro rumbo laboral”, explica con lucidez.

La rapidez con la que llegaron los resultados impactó a todos. A los cuatro años de haber conocido el ciclismo, Mariela ya era campeona argentina de velocidad en pista y, al otro año (2013), repetía en esa misma modalidad (en San Juan) y le sumaba el triunfo nacional en ruta y la soñada llegada a la Selección.

“No me resultó tan complejo el deporte y es cierto que mejoré rápido. Tener nueve años arriba de una bici es poco para el nivel donde estoy, pero se dio naturalmente. Está claro que tiene beneficios empezar de chico, pero también hacerlo de más grande. De más pequeño uno sufre por presiones y cosas que no puede manejar, de más adulto uno está más maduro y consciente de todo, creo que se puede disfrutar más y sufrir menos”, analiza Mariela, quien en el 2011 se mudó a Rafaela para dar un salto de calidad con el Club Ciclista de esta ciudad santafesina.

“Fue un paso clave en mi preparación, empecé a tomarlo de forma más exigente”, cuenta.

Todo lo logrado hasta 2013 fue en ciclismo convencional, compitiendo contra rivales que gozaban de una ventaja física. Fue Martín Ferrari, DT del seleccionado de ciclismo adaptado, el que le hizo ver otra realidad.

“Me invitó a su Selección que yo, directamente, no sabía que existía. Me planteó que en ciclismo adaptado podría competir ante rivales que estaban en mi misma situación y, sobre todo, que tendría mayores chances de llegar más alto”, explica quien tuvo que someterse a dos evaluaciones médicas por parte de la Unión Ciclista Internacional.

Los médicos autorizaron a que Delgado compitiera en la categoría C5, la de menor discapacidad, y ahí empezó otra etapa. Un camino que, internamente, le costó.

“Fue un proceso hasta aceptarlo. Yo estaba acostumbrada a correr en convencional, pero entendí que en el adaptado estamos todos en la misma situación”, acepta. Delgado agradece a Rodrigo López, argentino múltiple campeón mundial en adaptado que la aconsejó y guió en esta nueva etapa.

“Me hizo sentir cómoda”, resume. Mariela logró formar un equipo de trabajo que incluye entrenador, médica, nutricionista, masajista y psicóloga. “Hoy trabajamos con una planificación en el adaptado y tomamos las carreras en convencional para ponerme a punto”, precisa ella.

El pico de emoción llegó en Toronto, durante los Panamericanos 2015, cuando se convirtió en el primer deportista argentino de la historia en competir en ambas especialidades. Fue más que entrar en los libros porque, además, logró medallas, incluyendo dos de oro.

“Subir al podio, escuchar el himno y ver debajo a dos estadounidenses fue un sueño, algo difícil de describir”, reconoce. Los impactantes resultados siguieron y la depositaron este año en el Weber Shimano Ladies Power, el único equipo latino que compite a nivel mundial, que hoy la tiene en España preparándose y compitiendo a la vez.

"Pertenecer a este equipo es algo increíble y soy una agradecida. Porque es un team que apuesta por la mujer, por su desarrollo y eso me enorgullece. Es lo que más valoro. También me gusta estar en un equipo, en el que siempre se aprende. Yo disfruto, por ejemplo en entregar el cuerpo por una compañera en búsqueda de un resultado", explica con convicción.

Justamente ella que se ha entregado por un sueño, con todos los pronósticos en contra. "Me dicen que soy muy porfiada -se ríe-, yo lo tomo como un elogio. He sido muy terca a la hora de perseguir mis objetivos", dice quien prefiere no hablar de sus virtudes o del fuerte mensaje que da a la sociedad.

"Algunos me dicen que soy un ejemplo, que me admiran por mi constancia, pero yo no creo que sea para tanto. Soy una chica que persiguió su pasión, sus sueños y que lo único que quiere es ser cada día una mejor persona”, expone. Está claro que el 26 de julio de 1986 nació alguien especial. Pero en el mejor sentido de la palabra.

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