Si uno pertenece al lugar donde nace o donde es registrado por sus padres para la vida civil, Tupungato enfrentaría un curioso inconveniente. En los últimos años, se ha reducido exponencialmente la cantidad de recién nacidos inscriptos en su Registro Civil. De un promedio mensual de 120 nacimientos anotados, hoy este número apenas si llega a los diez.
Esta situación resulta paradojalmente extraña en un departamento que ocupa el segundo puesto -después de Lavalle- en niveles de natalidad de Mendoza. Pero a la vez suscita dudas entre los vecinos, que no entienden bien por qué se produce esta disminución y empiezan a tejer elucubraciones sobre las consecuencias que la misma podría traer a la comunidad.
“¿Sabía que nos estamos quedando sin bebés tupungatinos?”, le comentó una mujer a su vecina, cuando volvía de retirar una constancia del ‘nacido vivo’ de su nieto. “Ya casi no se inscriben recién nacidos en nuestro departamento”, continuó alarmada. En realidad, el cambio sólo impacta en la dinámica propia de las oficinas del Registro Civil del Valle de Uco, pero no tiene un correlato directo en las estadísticas sociales ni en las políticas que desde allí se generan.
Lejos de estar trayendo menos niños al mundo, la baja se produjo cuando el Estado provincial decidió concentrar la Maternidad del Valle de Uco en el hospital Scaravelli de Tunuyán y dejar al tupungatino General Las Heras sólo la atención de los partos que no pueden ser derivados. Lo mismo sucede en el Tagarelli de San Carlos, sólo que allí se realizan cesáreas programadas algunos días.
Esta medida hubiera quedado acotada al ámbito sanitario, si no fuera por la ley nacional 26.413 del 2008, que exige (en su artículo 27) que todos los recién nacidos sean registrados “ante el oficial público que corresponda al lugar de nacimiento”, a fin de que sea el mismo hospital el que entrega los certificados al Registro Civil y así evitar -entre otras irregularidades- el tráfico de bebés.
Tras esta normativa, que entró en vigencia en 2009, se debieron abrir nuevas oficinas públicas en todos los hospitales del país. Sin embargo, Tupungato -con uno de los índices de natalidad más altos de Mendoza- fue uno de los dos departamentos donde el Registro Civil presentó una excepción a la ley, para evitar crear una ‘sede’ en un hospital donde la baja cantidad de partos no justificaba tal inversión.
“Antes nuestra oficina registraba unos 1.200 nacimientos anuales. Ahora, el libro que usábamos para un mes, nos dura todo el año”, señala Félix Avena, oficial público del Registro 1396 de Tupungato. La contracara es el atiborramiento de casos que hoy debe atender la pequeña oficina del Registro Civil que funciona en el Scaravelli de Tunuyán.
Avena explicó que, gracias a que el sistema mendocino está altamente tecnologizado, las familias de Tupungato hoy no deben viajar a Tunuyán cada vez que necesiten constancia de algún documento.
Cuestión de números
Según las últimas estadísticas que maneja la Provincia, de los 813 nacimientos de madres tupungatinas que ocurrieron en 2013, sólo 98 tuvieron lugar en el hospital local. En el mismo año, 163 bebés nacieron en San Carlos y 1.925 lo hicieron en Tunuyán, que es quien hoy absorbe la mayoría de los partos.
“Estos datos no influyen en los índices poblacionales ni en los de natalidad, porque para sacarlos siempre se han computado los nacimientos según el lugar de residencia de la madre”, explica Emilia Marchena de la DEIE (Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza).
En contra de lo que dicen sus registros públicos, Tupungato ostenta una de las tasas de natalidad más altas de Mendoza: 23,7%, sólo detrás de Lavalle con 24%. Esto pese a que la misma ha involucionado desde 2008, cuando era del 27,3%.
“Se centró la maternidad en el Scaravelli para darle seguridad al binomio madre e hijo. Ni aquí ni en San Carlos contamos con todos los recursos humanos y en equipamiento para evitar cualquier riesgo que pueda ocurrir en el parto”, explicó Edmundo March, quien tiene esperanzas en que pronto las maternidades volverán a abrirse en estos nosocomios periféricos. “La demanda y el pedido de la comunidad es clave” agregó March.
Hoy, el Las Heras y el Tagarelli atienden sólo los partos que llegan en períodos expulsivos. “No estamos en condiciones de resolver una complicación; por eso, derivamos a las mamás para asegurar el éxito en el parto y luego las recibimos para acompañar el puerperio”, apuntó el director.