ACris Campos (44) se le llenan los ojos de lágrimas cuando piensa en todas las dificultades que ha debido atravesar desde que decidió cambiar de género y criar a dos chicos. Es que para la comunidad trans, salir adelante no es cosa sencilla cuando las posibilidades laborales se acotan por prejuicios frente a su condición.
Sin embargo, desde ayer, el futuro se les ofrece diferente, pleno de esperanzas de una vida mejor. Es que un grupo de 15 mujeres transexuales recibió fondos del Gobierno provincial que les permitirán concretar el proyecto de una cooperativa textil. El logro va mucho más allá de lo laboral, ya que adquiere tono de reivindicación de una comunidad segregada y discriminada.
Ahora, con la conformación de la entidad llamada“Vientos de cambio”, marcan un rumbo nuevo, ya que se trata de la primera de su tipo en la provincia (sólo hay iniciativas similares en Buenos Aires).
“Estoy muy feliz por todo esto. Esta mañana (por ayer) me sentía en un pedestal y no podía creer que se esté concretando. Siento que ahora por fin voy a poder darles un bienestar a los chicos porque la sufrí mucho criándolos sola. Estoy tocando el cielo con las manos”, dijo emocionada Cris.
Para hacer palpable el sueño, el Gobierno de Mendoza, a través del Ministerio de Desarrollo Social, les entregó 30 mil pesos que serán destinados a la compra de maquinaria y los recursos necesarios para poner manos a la obra. Fue la Dirección de Protección de los Derechos Humanos del ministerio la que motorizó la idea, las acompañó en el camino recorrido hasta ahora y lo hará también en el trayecto que sigue. Ayer también les entregó un salón para el emprendimiento ubicado en calle Delgado de Capital.
“La idea es capacitarlas no sólo en lo concerniente a esta tarea -ya que no todas saben de costura- sino también en nociones de cooperativización, en cuanto al trabajo en equipo”, detalló Rubén Cuello, director del área. Destacó que se apunta a dar un mensaje de inclusión y de construcción de ciudadanía, “concientizar sobre que la convivencia en democracia es convivencia en diversidad y apertura, sin criminalización”.
Para Paula Monti (32), otra de las flamantes cooperativistas, esto le permite “enfrentar a la sociedad, mostrar lo que soy y lo que puedo dar. Tenemos muchas expectativas”.
Más oportunidades
Las mujeres hicieron hincapié en el punto de inflexión que esto marcará en sus vidas. El imaginario social estereotipado habitualmente las vincula a la prostitución y las drogas -según reconocen-, pero ocurre que es la misma sociedad la que no les da chances. “Muchas chicas trans son profesionales y no encuentran trabajo; no es posible que tengan que conformarse con trabajar en una finca o caer en la prostitución”, dice Paula. Por eso entre sus expectativas está poder ofrecer esta opción a quienes no tengan otras.
En el marco de la cooperativa, y siempre en una labor conjunta con el Estado, esperan crear también un centro cultural y colaborar con la terminalidad educativa de quienes pertenecen a esta comunidad.
“Pero ninguna de estas propuestas será sólo trans, porque así estaríamos discriminando. Será la manera de dar un mensaje de inclusión completa, somos un grupo que quiere salir a la comunidad”, subraya Mariana Arancibia (32).
Aseguran estar muy ansiosas ya que tienen pensado comenzar a trabajar inmediatamente. Lo primero que harán serán remeras con estampas para vender en el marco de los eventos vendimiales y ferias. Desde el Gobierno han tejido las redes necesarias para garantizar la primera etapa de comercialización de sus productos, que incluirá las rutas de los artesanos y la provisión de blanquería a dependencias públicas, como hospitales y asilos.
La frase final de Cris resume lo que significa para ellas: “Estaba segura de que las cosas tenían que cambiar algún día y siento que 2013 es mi año”.