Vanessa Taiah, Patricia Martucci y Alejandra Rippa trabajaron durante 25 años en Accenture, una reconocida empresa multinacional de servicios tecnológicos. Pero renunciaron para fundar MindHub, una startup que ayuda a formar a personas en el campo de la tecnología para que sean capaces de saber programar y así también acortar la histórica brecha de género que existe en la industria tecnológica.
Lo novedoso de esta empresa emergente es que estas herramientas se adquieren a través de una innovadora metodología de aprendizaje llamada Bootcamps, que, en pocas palabras, es la combinación entre estudio intensivo con experiencia laboral al mismo tiempo.
“Los Bootcamps son una forma de enseñanza intensiva donde el aprendizaje simula un ambiente de trabajo con capacitaciones enfocado de manera diferente a la enseñanza tradicional. Se aprende a partir de la práctica y no tanto desde la teoría”, explicó Vanesa Taiah, una de las fundadoras de MindHub, en diálogo con Los Andes.
Las tres mujeres tienen título de Ingeniería en Sistemas, se conocen desde la universidad y siempre notaron el mismo dilema en el campo de las IT (tecnologías de la información): que las mujeres casi no elegían estudiar ni trabajar en esta área, en la que sobresale una notable diferencia del porcentaje con respecto de los varones.
Según un estudio realizado por el programa WISE Latin America -con iniciativa del IAE Business School- sólo el 21% de los jóvenes seleccionan carreras STEM (Sigla en inglés para referirse a Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemática) y ese bajo porcentaje, la participación femenina es aún menor.
Método bootcamps
En la actualidad, el campo de las IT crece a pasos agigantados y todos los años quedan miles de puestos vacantes por mano de obra calificada. Según la Cámara Argentina de la Industria del Software (CESSI), cada año se crean entre 12 mil y 14 mil nuevos puestos a nivel local, pero apenas se cubren 7 mil debido a que hay escasas herramientas sólidas para generar formación profesional.
Esas son las barreras que buscó derribar la creación de MindHub cuando surgió, en 2008, para poder ayudar a todas aquellas personas interesadas en crecer dentro del rubro de las tecnologías brindando la posibilidad de descubrir una nueva forma de estudiar programación, algo que facilita la posibilidad de obtener un empleo seguro y hasta de grandes ingresos.
Hasta ahora, MindHub tiene un 87% de sus alumnos trabajando y esos puestos los consiguieron en menos de tres meses de haber egresado. Su reputación ha hecho eco fuera de los límites nacionales y actualmente es considerada la empresa mejor rankeada de latinoamérica con oficinas en Santiago de Chile y la exportación de sus bootcamps a otros países de la región como Uruguay, Paraguay, Perú y Colombia.
La brecha de género
Cuando Vanesa, Patricia y Alejandra dieron vida a la empresa se pusieron como objetivo promover el interés hacia el mundo tecnológico, pero especialmente en el ámbito femenino. Fue entonces que buscaron la manera de crear una paridad de género dentro del ámbito, que toda la vida ha sido mayoritariamente masculino.
“Nosotras estudiamos en una época en la que la brecha de género era muy alta. Hoy en día ha disminuido, pero sigue existiendo. Sólo el 30% de la industria de la tecnología son mujeres”, resaltó una de las fundadoras.
Por eso crearon diferentes mecanismos necesarios que habilitan a que ambos sexos puedan cubrir la demanda laboral una vez que ya estén recibidos. Y gracias a los bootcamps, todos los alumnos pueden estudiar a través de streaming. Esto les abrió las puertas a muchas mujeres que se les complica la formación profesional, debido a que muchas de ellas a veces se tienen que dividir en muchas tareas.
“Siguen siendo pocas las que estudian y se capacitan, por eso desde MindHub ofrecemos muchas opciones para que todas las que quieran elegir este ámbito sepan que la tecnología es para todos y que no hace falta cumplir los estereotipos con los que se califica”, agregaron las fundadoras.
“A mi modo de ver, la tecnología es mucho más compatible con ser mujer, qué otras profesiones. Es una profesión mucho más libre que otras, porque te permite elegir más. Te das el lujo de elegir empresas, si querés trabajar presencial o desde tu casa, vos acomodás tus horarios, días, etc”, cerró Vanesa.
La nueva normalidad
El nuevo escenario que ha dejado la pandemia de coronavirus también ha permitido fusionar la industria de la tecnología con nuevas maneras de trabajo, como el home office o los trabajos más flexibles y globales como los “freelance”, que son una realidad cotidiana a la que muchas personas se debieron adaptar desde el 2020.
Pero desde marzo del año pasado, muchas personas perdieron su puesto laboral teniendo que confinarse en sus hogares y muchos no volvieron a conseguir otro. Por lo que la opción de estudiar programación de manera remota desde el hogar puede ser una verdadera solución a futuro.
Sin duda alguna, estas tres mujeres abrieron la puerta a que muchas personas puedan concretar de manera exitosa la posibilidad de conseguir llenar una vacante de las miles que el mercado de la tecnología ofrece por año facilitando, además, el trabajo en tiempos de pandemia, que todavía deja muchas incertidumbres en el futuro laboral.
Formación online
La forma de estudio es novedosa porque el curso se paga una vez que se consigue trabajo y aseguran que 87% de sus estudiantes consiguió un puesto en menos de tres meses de egresar. Para saber más hay que entrar mindhubweb.com
Superar el prejuicio
Quizá por falta de información o estereotipos impuestos, a lo largo de la historia se ha perpetuado el mito de que existe una diferencia de género en la forma en la que se valora las capacidades técnicas femeninas.
Muchas mujeres no eligen las carreras ‘técnicas’, ya sea porque están atadas a prejuicios culturales y sociales o por falta de oportunidades concretas. La realidad es que actualmente sólo 3 de cada 10 estudiantes de las carreras STEM son mujeres
“Sufrimos ver la escasez de talento que había y por eso nos propusimos hacer algo para achicar la brecha de género y capacitar a otras personas. Sabíamos de las carencias que hay dentro de la tecnología, con ese propósito sumado a la experiencia que ya teníamos, buscamos crear una experiencia de trabajo para que los alumnos la puedan estudiar y ejercer”, detalló Vanesa Taiah.