El trágico incendio en el que murieron cinco personas en un edificio en el barrio porteño de Recoleta despertó las alarmas cuando los bomberos informaron que el siniestro se originó por la explosión de la batería de un monopatín eléctrico.
Para muchos usuarios, los incidentes por explosiones de baterías parecen ajenos y escasos, y en cierta medida lo son. Sin embargo, muchos olvidan que la forma en la que se manipulan las baterías es lo que puede generar algunos de los problemas que vemos en las noticias.
Las baterías de litio hicieron que la vida se volviera inalámbrica y están presentes en más dispositivos de los que creemos. Actualmente son el corazón de smartphones, cámaras de fotos, notebooks, tablets, auriculares inalámbricos, monopatines, bicicletas y autos eléctricos, cigarrillos electrónicos, consolas portátiles, linternas, aspiradoras, smartwatch, afeitadoras o cepillos de dientes. En resumen, están presentes en cualquier dispositivo que requiere una carga y se use sin cables.
¿Por qué se usan baterías de litio?
Porque permiten una carga más rápida, tienen larga duración y mejor potencia que otras baterías. También pueden ser más livianas y pequeñas y se adaptan con más facilidad a opciones de carga inteligente.
A pesar de sus grandes ventajas se han reportado varios problemas relacionados a sobrecalentamiento y explosiones, lo que lleva a una pregunta inevitable ¿son peligrosas? La respuesta la dio el ingeniero experto en baterías Ken Boyce al sitio Gizmodo: “La posibilidad de que un gadget con batería Li-ion explote es de una en 10 millones. Existen miles de millones de estas baterías en el mundo y son bastante seguras”.
Por qué pueden explotar
A pesar de su bajo riesgo, las baterías de litio pueden “explotar” por varias razones: baja o mala calidad, manipulación incorrecta o falla técnica.
La mayoría de las veces los incidentes se producen por lo que se conoce como “falla térmica”, que es cuando una batería se sobrecalienta, se hincha y en casos extremos sus células arden.
Este tipo de falla se produce por cortocircuitos generados por defectos en la manufactura, por partículas de polvo en sus conexiones, por daños provocados por el uso constante, por mala manipulación o cargado incorrecto.
Guillermo Freund, presidente de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) y presidente del Centro Tecnológico Metalúrgico (CETEM) advierte sobre el tema: “Permanentemente vemos equipos que tienen fallas, baja calidad y que no pasaron por ningún control que evalúe la construcción de la batería ni su correcto funcionamiento. Esto suele estar motivado por la presión sobre los costos y la ausencia de normas”.
Freund señala además la necesidad de que el país tenga un espacio especializado de control: “Tenemos que seguir potenciando centros de ensayos en temas de Seguridad y en ese marco contamos con antecedentes como el CETEM y su Laboratorio de Compatibilidad Electromagnética, o el INTI a través de su centro de Baterias”.
Sus palabras son parte de un comunicado emitido por CADIEEL tras la tragedia de Recoleta.
También su explicación es la razón por la cual muchos dispositivos electrónicos están bajo vigilancia, especialmente en transportes públicos masivos.
Por ejemplo, los famosos hoverboards -una especie de patineta eléctrica- están prohibidos en aviones y trenes en varios países.
Pero ¿por qué no se puede subir monopatín eléctrico a un avión pero sí nos permiten cargar el celular a bordo si también tiene batería de litio? La calidad y los controles a los que se la sometió marcan la diferencia en seguridad.
Cómo evitar incidentes
Varias veces hemos compartido consejos sobre cómo cuidar las baterías para alargar su vida útil y esa guía también es válida para evitar problemas y explosiones. Sin embargo, para esto último también hay recomendaciones extra que vale la pena tener en cuenta.
Salvo falla técnica -como fue el caso de las baterías defectuosas del Samsung Galaxy Note 7 en 2016 que se calentaban y en algunos casos explotaron- muchas veces nuestra conducta también nos deja al borde de incidentes.
Lo primero que debemos saber es que las principales marcas cuentan con garantía y controles de calidad. Por esa razón es que no se recomienda utilizar cargadores que no sean de la misma marca o no estén validados por la misma empresa fabricante. También hay que evitar cargadores rápidos de marcas “blancas”. Lo mismo sucede con los cables de carga. Siempre se debe usar los originales o los certificados como compatibles.
Hablando de garantía, también lo mejor es reemplazar la batería por otra de la misma marca. La tentación de usar genéricas por su bajo precio es fuerte pero, apelando al viejo dicho de que “lo barato sale caro”, tiene un alto costo en seguridad.
El ambiente donde se realiza la carga también debe ser adecuado, ya que la exposición al sol o en un espacio cerrado y caluroso aumentan el riesgo.
Hay que asegurarse también de utilizar siempre el enchufe de pared sin intermediarios como zapatillas o alargues.
También es aconsejable mantener limpios los conectores, especialmente los que están expuestos a polvo, pelusas y otros pequeños elementos que se acumulan, por ejemplo, en los bolsillos de nuestra ropa.
Los golpes son otro factor de riesgo porque pueden dañar el circuito de la batería y aunque no haya falla inmediata, hay riesgo potencial. Sobre este punto, y especialmente en baterías más grandes como las de los monopatines o bicicletas, los especialistas recomiendan esperar al menos tres días después del golpe para volver a cargarlas ya que ese es el tiempo en el que manifestarse algún tipo de problema.
Es importante resaltar que todos estos consejos apuntan a ser cuidadosos pero sin ser paranoicos. Estar atentos a cómo manipulamos nuestros dispositivos no debe transformarse en temor de que en cualquier momento nuestras baterías van a estallar.
Recomendaciones
-Usar cargador original
-Evitar cables genéricos
-Reemplazar por baterías de la misma marca
-No exponerlas al sol ni al calor
-Usar el enchufe de pared y evitar alargadores y zapatillas
-Evitar golpes
-Mantener limpias los conectores
-Revisar la capacidad para evitar exponer la batería a una carga mayor de la sugerida
Una batería inteligente
La mejor prueba de que las baterías de litio son seguras es que estamos rodeados de ellas y su índice de fallas es muy bajo. Incluso en los últimos años mejoró su autonomía y desarrollo.
Esto sirvió para desterrar mitos como tener que descargarlas totalmente para usarlas cuando un dispositivo es nuevo o no poder dejarlas cargando toda la noche.
Las baterías actuales son smart, o sea que cuentan con una placa que les permite, por ejemplo, cortar automáticamente la energía cuando están cargadas al 100% en los celulares o, en el caso de las notebooks, poner pausa al cargado cuando llegan a 80% mientras están en uso. También “aprenden” a regular su funcionamiento y sirven para carga inversa ya que pueden alimentar la batería de otro dispositivo por inducción.
Desarrollo revolucionario
En 2019 el alemán John B. Goodenough, el británico Stanley Whittingham y el japonés Akira Yoshino recibieron el premio Nobel de Química por el desarrollo e innovación en las baterías de litio. Sus investigaciones aceleraron los procesos para dejar de depender de los combustibles fósiles e impulsar el desarrollo de los dispositivos inalámbricos.
El trabajo empezó en los 70 cuando Whittingham desarrolló la primera batería de litio funcional y en los 80 el aporte de Goodenough hizo que pudieran ser portátiles. Todo eso llevó a que en 1991 Sony comenzara a comercializarlas, lo que derivó en una revolución electrónica.