Museo del Vino de La Rural

Museo del Vino de La Rural
Museo del Vino de La Rural

La ruta del vino de Maipú no sólo cuenta con encantadoras casas vinícolas, desde pequeñas, familiares, artesanales y boutiques, hasta grandes empresas con alta tecnología, sino que además atesora uno de los más bellos exponentes del trabajo de esta tierra: el Museo del Vino.  El desarrollo de la industria desde la colonia, pasando por las innovaciones de fines del siglo XIX y comienzos del XX hasta nuestros días, se recorren en la visita.

Situado en la que fuera casa familiar de don Felipe Rutini, fundador de Bodega La Rural en 1885, el espacio cuenta con una amplia colección de la vitivinicultura local, única en América Latina y una de las más importantes del mundo en su tipo. La iniciativa para crear este mágico lugar de la historia provincial fue del doctor Rodolfo Reina Rutini -nieto de don Felipe- quien durante años dedicó sus esfuerzos a reunir todas las herramientas relacionadas con la vitivinicultura local que por esos días estaban en desuso.

Así logró reunir 4.500 piezas originales, hoy un homenaje a todos los que se embarcaron en la aventura de las vides luego de la llegada de los españoles y a los que año a año siguieron haciendo realidad el sueño de la Mendoza grande, hasta transformarla en 9na Capital Mundial del vino.

El museo con techos de caña y pisos de adoquines de quebracho originales, atesora todo tipo de utensilios de vinificación. Así máquinas, carruajes, lagares, prensas, herramientas de tonelero, recipientes de barro cocido de la época colonial, vasijas de roble, bombas y moledoras, libros, catálogos enológicos, elementos de laboratorio, botellas y un sinnúmero de otros enseres, se exhiben. Luego la visita discurre por tanques de acero y maquinarias de alta tecnología para explicar la producción actual de los caldos.

Cuenta la historia

En tiempos coloniales la uva se trasladaba en sacos de cuero. Los lagares, por su parte, debían ser de piel de buey para aguantar el peso de los granos y de dos personas que pisaban para extraer su  jugo. Luego la fermentación se hacía en tinajones de barro cocido que se colocaban suspendidos sobre el suelo para más tarde disponer los caldos en tinajas enterradas. Hacia 1884, el ferrocarril cambió el panorama argentino, y también de Mendoza y su industria. Con el tren llegaron nuevos métodos y maquinarias de Europa. Los inmigrantes vinieron con sus usos, como noveles sistemas de conducción de la vid; canastos de mimbre, fichas de cosecha, moledoras manuales o con pequeños motorcitos, entre otras cosas.

Ya con el siglo XX instalado, se comenzaron a usar por estas latitudes las moledoras descobajadoras. La fermentación se hacía en cubas de roble francés. Luego el vino pasaba a toneles y posteriormente a pipas, pipones o bordelesas, que eran los envases de la época. El vidrio no se utilizaba por entonces. Recién se hizo masivo en los años 30 en damajuanas de 50; 40; 30; 20; 10 y 5 litros. Las piletas de concreto con epoxi por su parte, se popularizaron en la década del 40.

Horarios. De lunes a sábado y en días feriados, de 9 a 13 y de 14 a 17. El domingo permanece cerrado.Visitas guiadas $ 50; incluye visita al museo, viñedo, bodega y se reintegra con la compra de vinos. Contacto: Teléfono:  497-2013 – internos 125 o 145.

museo@bodegalarural.com.ar

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www.bodegalarural.com.ar

Montecaseros 2625, Coquimbito, Maipú.

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